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NOCHES EN LA ESCUELA
Directorio
 

23 de Octubre de 2013 | 21:00 hs.
3ª Noche del Directorio


Reseña de Raquel Cors Ulloa
Mariana Santoni

Reseña de la 3° Noche de Directorio

El 23 de octubre pasado se realizó la tercera Noche del Directorio que tuvo como marco una Conversación Clínica.

En esta noche de trabajo en la Escuela presentaron un caso de su práctica los colegas Pablo Fridman e Inés Sotelo. Fue coordinada por Daniel Millas y los aportes de Gabriel Racki y Liliana Zaremsky animaron la conversación.

Daniel Millas comenzó recordando que las noches del Directorio fueron pensadas en relación con las XXII Jornadas Anuales de la EOL "Encrucijadas del análisis. Una cita con lo real". De este modo se propusieron también como noches de trabajo preparatorias para las jornadas. Siguiendo esta perspectiva, la serie de Noches del Directorio se dedicaron a estudiar la interpretación analítica en la última enseñanza de Lacan, así como la problemática de la defensa contra lo real en la práctica clínica. Se tomaron como referencia los cursos de Jacques-Alain Miller, en particular: Sutilezas analíticas, El lugar y el lazo, La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica y Piezas sueltas.

Daniel Millas abrió luego la conversación invitando a elucidar la interpretación analítica, tomando la perspectiva de perturbar la defensa, expresión de Lacan que lleva a interrogar el concepto mismo de defensa, y que Miller precisa al puntuar que todos los discursos son modos de defensa contra lo real. Señaló que esta generalización se funda en la posición del sujeto esquizofrénico, que se caracteriza por no contar con el recurso de ningún discurso establecido para defenderse de lo real. Es considerando esta posición, que puede entenderse que perturbar la defensa no implica desmantelarla, ya que es necesario contar con una defensa ante lo real. A partir de estas consideraciones planteó el siguiente interrogante: ¿cómo pensar una modalidad de la interpretación analítica que no se dedique a donar sentido? Una interpretación que no se dirija a la represión, es decir, a un significante susceptible de articularse a una cadena de sentido.

Un caso de psicosis y otro de neurosis permitieron establecer un contrapunto clínico que articuló algunas discusiones surgidas en las dos noches precedentes convocadas por el Directorio, pudiendo ubicar los obstáculos, sus posibles salidas y, especialmente, las intervenciones de un analista en su práctica. Pablo Fridman e Inés Sotelo presentaron cada uno, desde su posición y con sus intervenciones, los alcances de la operación analítica a fin de tomar la perspectiva de la defensa en distintos momentos de un análisis y en el marco de la singularidad de cada caso.

Caso A. Un caso de psicosis desencadenada que mostró diferentes momentos del fracaso de la defensa ante lo real del goce intrusivo; y alguna invención que en el análisis se construye gracias a la presencia del analista.

La muerte de un niño y su retorno en lo real, la posición de los padres del paciente, la partida de un hermano y la soledad, fueron las escansiones para situar el caso. El retorno en lo real de voces acusatorias no alcanza para dar testimonio del desencadenamiento. Sin delirio consistente ni metáfora delirante, este sujeto psicótico no logra hacer uso del recurso de la escritura sino a partir de la presencia del analista que adquiere una función referencial. A partir de la publicación de un libro que, si bien no evita el desencadenamiento, se estabiliza. "Andar con otro al lado" -el hermano, la publicación compartida o el analista-, se recortó como tratamiento de una dimensión de soledad radical y mortificante, una soledad de arrasamiento con la que no hay compañero que alcance. A partir de ahí, Fridman hizo una lectura de la escritura del libro que, si bien permite una localización referencial en la vida del sujeto, no logró evitar las consecuencias devastadoras de la irrupción masiva de goce.

Caso B. Un niño enuncia de su madre: "esta mujer lo único que sabe es mentir", presentándose fijado a una identificación imaginaria al padre que reproducía la presencia del otro tirano. La posición del analista en la dirección de la cura trabajó el discurso de los padres en relación a la defensa del niño. Ante dos adultos que tratan al niño como a otro adulto, la presencia del analista abrió una vía posible para la producción de la ficción edípica. El caso presentado por Inés Sotelo mostró que la actividad lúdica, los personajes míticos, un tic en el cuerpo, la función de un monstruo, y finalmente la posibilidad de enamorarse de una compañera de clases, posibilitaron a este niño la elaboración de una ficción fantasmática que le sirve como lazo con el otro de una buena manera.

La analista se orientó desde el inicio del tratamiento, que duró varios años, por la defensa del niño frente al "adulto tirano". Sotelo tomó la referencia de Miller en su curso Los signos del goce para situar el movimiento que del grito como llamado al hacer del llamado un grito que se escuche a la letra. Será con la presencia del analista y su acto que el niño pase a hacer del padre un recurso para la neurosis. Un caso donde se construye una historización, que bajo la transferencia, humaniza al Otro y por ende al sujeto mismo instalando la neurosis.

Liliana Zaremsky y Gabriel Racki dieron pie a la conversación clínica, animando a los presentes con una exhaustiva puntuación.


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