La Escuela y la función política de la garantía 1. El factor tiempo Es verdad que ese documento es provocador, pero también es verdad que no se logró avanzar al respecto más allá de lo ya sabido; es decir, a la relectura minuciosa de la doctrina dejada por Lacan en el momento de la fundación de la EFP y esclarecida por el comentario exhaustivo que le dedicara al respecto el propio Miller. Eso no es poco pero ese trabajo llegó a un cierto punto de detención como lo demuestra a mí entender la suspensión de las enseñanzas de la Comisión de garantía en nuestra Escuela. Miller conjetura en ese mismo documento que ese estado de cosas quizás no sea ajeno al deseo del mismo Lacan. Con todas las transformaciones saludables que le aportó, la nominación AME representaba para él, el residuo ineliminable de la estructura IPA en el seno de la Escuela. Ahora bien, ese documento concluye con lo siguiente: ¿hay que contentarse con eso? La respuesta es No. Hoy ese título debería encontrar una mejor pertinencia teniendo en cuenta que la situación del Psicoanálisis ha cambiado en el mundo y que evidentemente es diferente a la que Lacan mismo conoció. 2. La política de la garantía hoy Sin esa orientación, no hay modo de salir de la trampa del reconocimiento que basculará siempre entre la ilusión de la madre suficientemente buena y el frío monstruo frustrante que permanece ciega ante nuestros méritos. La cuestión entonces que me parece clave hoy, es ¿qué función política pretende la Escuela de sus nominaciones AME?, ¿qué uso político hacer de esos semblantes que vaya más allá de la inscripción de su sigla en nuestros anuarios? En ese mismo texto planteaba también Miller, que si se quisiera que el conjunto Escuela no contenga más que analistas, solo habría que aceptar entonces a los AE, suponiendo por supuesto que los jurados supiesen siempre lo que hacen. También agrega allí que el pase sin el Foro que anudó a nuevas generaciones interesadas en el psicoanálisis, sería la Escuela devenida en Secta y que la nominación AME está hecha fundamentalmente para responder ante el cuerpo social. La extraterritorialidad de la que gozaba el psicoanálisis frente a los poderes públicos en la época de Lacan, hacía de eso una tarea superflua con el riesgo de quedar confinada a asumir funciones de pura prestancia. No es el caso hoy en día. Sostener frente al cuerpo social la especificidad de la formación y de la práctica analítica es hoy un desafío cotidiano y que requiere de un trabajo inmenso. P. La Sagna como secretario de la Comisión de la garantía AMP, planteaba en 2011 que la perspectiva de constituir una suerte de task force interescuelas, es algo que podría revitalizar la función política del AME. La recensión de lo que Gil Caroz llamaba las nuevas resistencias al psicoanálisis y la elaboración de las respuestas adecuadas en cada ocasión aprendiendo de quienes han dado pruebas de estar a la altura de esas tareas, es a mí entender una perspectiva a tener en cuenta respecto al lugar de la garantía hoy. Concluyo entonces con una pregunta: ¿las enseñanzas de la comisión de garantía no podrían renovarse por ésta vía? |