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El pase
Enseñanzas de Los carteles

Cómo el psicoanálisis produce lo colectivo con la soledad [*]
Guillermo Belaga
 

1. Breve reseña sobre el trabajo del cartel
Los carteles del pase están constituidos en forma heterogénea, y desde el inicio se entremezclan recorridos, para una conversación sobre el saber analítico. El pasador, los AE, el Más uno del cartel anterior, el Más uno actual, cada uno descompleta al que por ejemplo, intente hacerse el "especialista". Es una conversación donde no hay erudición, y que se encamina hacia el límite vacilante entre lo "ya sabido" y lo "no sabido".

Sin duda sorprende, se hace sentir a cada paso, en cada reunión, la experiencia del Cartel del Pase se revela bajo las condiciones de inconsistencia del Otro, y de un real sin ley.

Esto lleva a trabajar con lo que Peirce llama ''the powering of guessing right", la capacidad de adivinar, que formula en el concepto de abducción.

Mencionado por J.-A. Miller en el postanalítico, éste es un adivinar que se fundamenta sobre el hábito lingüístico, sobre la costumbre de un uso del lenguaje.

Al inscribir su trabajo en esta lógica del No-Todo, el cartel del pase realiza la Escuela-sujeto. En el mismo se pone en juego en vínculo social, donde se abduce que algo podría ser de tal manera o tal otra manera, donde hay una organización del dato que implica un cierto número de exigencias racionales, compatibilidades, jerarquización, ordenamiento entre trazos de detalles y trazos de estructura, hasta que la sedimentación permite el salto de la abducción.

De este modo, por depender de un universo del lenguaje, siempre las resoluciones tendrán el rasgo de lo posible, pero también el abducir contempla el rasgo del contexto, que significa enmarcar la decisión de nominar que atraviesa a los integrantes del cartel en las tres dimensiones de lo clínico, lo epistémico y lo político.

2. Introducción
En los testimonios escuchados, se ha podido comprobar que la cura no es lineal sino constituida por giros. Esta temporalidad, ardua temporalidad a juzgar por los largos tratamientos y reanálisis, ha sido metaforizada por Lacan en la topología del toro neurótico.

Asimismo, hemos verificado cómo el deseo del analista puede relanzar los mencionados giros, pero no contábamos con el hecho de que el dispositivo mismo puede encarnar dicho deseo para apostar a un nuevo giro.

Así el paso por el mismo puede instalarse como una escansión heterogénea en la lógica de la cura puesta en consideración. Un medio para desregular por la contingencia -situándose del lado del objeto a- aquellos relatos lógicamente logrados, pero que se presumen todavía cercanos a una dimensión temporal uniforme, a una resistencia persistente al goce. En suma puede empujar al parletre a reconsiderar su satisfacción del final, para relanzarlo a una vuelta más en la elucubración del cuerpo y lalengua. Y por que se trata del pase, de la relación que existe entre su modo-de-gozar (propio) y el hacer -frente al Otro-Escuela.

El Cartel de este modo piensa, piensa en una conclusión que se manifieste en la duración, apuesta a la dinámica temporal del hacer con el materna del S (A/).

3. El síntoma como desarrollo temporal de la relación con el goce
Pensando la modificación que se ofrece en el recorrido analítico de la relación del sujeto con el goce, hay una problemática del fin de análisis, que se manifiesta en muchos testimonios: es la de discernir la vertiente del final bajo la forma de la construcción del fantasma y su eventual atravesamiento, u otro enfoque desde la relación del goce pensado como repetición, versión que para Lacan en sus últimos seminarios merece llamarse síntoma.

Enfatizando esta vertiente, surge el "arreglarse con el síntoma" como algo determinante a evaluar en la nominación. Esto conduce a la pregunta, si, ¿en el final se trata de una detención de la repetición o de una nueva relación del sujeto con 'la repetición, un nuevo uso de la misma? [1]

A la elaboración de este interrogante, agregaría el rasgo que tomé en el cartel: ¿cómo este síntoma hace Escuela, hace Institución?

4. El pasador es el pase
En tanto la repetición se desarrolla en la dimensión de lo necesario y lo imposible, el pase como solución, está marcado por una salida de la experiencia conforme a lo contingente y lo posible. Aquellos casos que habiendo arrojado una gran enseñanza, reunían en diferente grado los significantes clave y su articulación al síntoma orientados hacia el final, pero que abrían ciertas dudas en lo que se espera del AE en la dimensión del testimonio a la Escuela, hicieron que el cartel pusiera en acto estas coordenadas. Esto se hizo apelando nuevamente al pasador.

Este que encarna la invención del pase, puede ser situado de un modo contingente en el dispositivo, ser un acontecimiento para el sujeto al decidir que se tengan otras entrevistas luego de haber escuchado una primer ronda de testimonios. Así, el nuevo encuentro con el pasador verificó de qué manera el significante tiene una incidencia de goce sobre el cuerpo. Y si esto respondía o no a la nueva modalidad que el pasante enunciaba frente a la inesperada demanda del Otro.

A semejanza de la sesión lacaniana, esta nueva escansión en el testimonio cuando ya parecía concluido, produjo una variación en el tiempo que evitó su regulación por el pasante. Y mediante este recurso, aprendimos que hacer del pase algo fijo y standard con un tiempo determinado -aunque sea apres-coup- también sitúa un tiempo simbolizado, mortificado sin resto de real. Y por el contrario, el explorar justamente el "arreglarse con" la no-relación mediante dicha temporalidad variable que toca el fenómeno de la resistencia, hizo valer el tiempo en su dimensión libidinal, como real.

En suma, en cuanto a esta erótica del tiempo, inscripta en la relación de lo imposible con el acontecimiento, pudimos luego escuchar los diferentes grados de dificultad frente a lo contingente y a dar pruebas de una elaboración que se someta a lo real como fuga de sentido.

Además, las respuestas pese a una gran reducción, volvían sobre las formalizaciones sin cambiar su lugar de enunciación, lo que nos hizo inferir que el Sujeto supuesto Saber no estaba traspasado todavía a la Escuela, que en la salida de análisis todavía restaba una caída de la transferencia analizante en tanto era el Otro de esa experiencia el que seguía presente.

5. Del síntoma como sufrimiento al fantasma
En la escucha atenta de los testimonios, la mayoría de los sujetos han reconocido cómo el psicoanálisis logró resolver el sufrimiento del síntoma. Cuestión que se podría ubicar tanto en el orden del goce como en el orden de la verdad.

Así, pudimos inferir cómo a veces el sufrimiento, puede ser ubicado del lado de la verdad, en tanto hermana pequeña de la impotencia, como -φ. Efecto de anulación del goce por el lenguaje, modos de presentación del Otro por el lugar de lo anulado, de lo mortificado, del deseo muerto.

Pero además de dicha falta de gozar, también la repetición del sufrimiento tenía el otro lado, el del goce imborrable como φ (en tanto significan te), como goce fálico perfecto, o el suplemento del plus de-gozar, el a.

En suma, lo que manifiestan los recorridos analíticos es que el sufrimiento síntomático, la repetición del mismo, está condicionada y animada por el desfasaje entre -φ y a, que va constituyendo una metonimia en relación al Otro.

y luego, la lógica de la cura en estos casos, sin duda, ha logrado una operación reducción donde la articulación de estos términos arribó a un saldo de saber que dignificaba al sujeto.

En consecuencia, una vez resuelto el sufrimiento sintomático, la puesta a punto de esta articulación que vincula lo necesario a lo imposible, llevaba a que en sus respuestas los pasantes variaran en cuanto al punto que habían alcanzado en cuanto a la construcción del fantasma, en tanto el -φ es su sustrato

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y sobretodo en relación a la desinvestidura libidinal del mismo, lo que conocemos como atravesamiento del fantasma.

Se sabe, que la construcción del fantasma puede implicar un estado de euforia desde las siguientes versiones: en algún caso, el sujeto da cuenta de las muchas mortificaciones del significante, y del cuerpo imaginario (aquí el fantasma $ ^ a tiene su conexión a i (a) la imagen narcisista), y luego por el análisis puede encontrar una vivificación cuando capta en lo simbólico la imagen de a. Algo del cuerpo vivo pasa a concentrarse en este plus-de-gozar pero se conservan contornos imaginarios.

En otro caso, puede suceder que el goce sigue ubicado en el campo del Otro, pero hay una puesta a punto del deseo y el fantasma, consecuencia del recorrido analítico.

Bajo todo punto de vista, hay un alivio del superyó, pero ambas soluciones dejan al Otro situado en la metonimia familiar. Y sobretodo en un caso por su enunciación, se vió claramente como esperaba el mismo trato por parte de la Escuela.

También la euforia de haber arribado a un "soy...", respondía a la puesta a punto de un sentido gozado vía la identificación y el fantasma, que marcaba una precipitación de la salida del análisis y un rechazo del inconsciente.

Todas estas conclusiones fueron advertidas por el cartel y transmitidas con cuidado en el dictamen.

Por último, en los testimonios en que había la posibilidad de una nominación, nos llevó a estudiar y a precisar el modo en que se resolvió la disyunción entre cuerpo propio y Otro.

Parto de que el síntoma, en principio en su vertiente que lo acerca al fantasma, es un aparato que media entre el sujeto y el goce a través de la significación del Otro. Como define Miller, el síntoma interpone el elemento cultural, el Otro de la cultura, entre los dos términos del fantasma [2].

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Entonces, el pasaje del Otro familiar al Otro Escuela es lo que quedaba en cuestión, dado que como otros carteles han comprobado el impasse del fantasma, puede quedar encubierto en un relato que ya no toma la relación al Otro, pero que por eso no pierde su consistencia para velar la inexistencia de relación sexual [3].

Aun cuando se puede referir un alivio subjetivo y cambios en la vida, en el amor, en la práctica analítica, se hallaba sin entrever el "no hay" que el fantasma cubre.

A pesar de todo en el cartel siempre perdura el deseo de nominar, y responder sobre ¿cómo situar que lo que se argumenta del nuevo parten aire es efectivamente así? ¿Y cómo investigar lo que se desprende de las enseñanzas de los AE, en relación al momento cínico del final que marca la inexistencia lógica del Otro?

Se trataba de reconocer un partenaire-síntoma, que permita hablar en público guardando una posición que contemple la contingencia. Y una para condición responder a una comunidad en el horizonte de la interpretación, es haber dejado atrás la fijeza del fantasma como punto de capitón del sentido.

Es así que fuimos buscando como se podía inferir que en el pasaje al Otro-Escuela hubiera no sólo la destitución subjetiva, sino algo nuevo con respecto a la metonimia de goce, y a la relación al Ideal.

6. Conclusiones
En el seminario Aun, Lacan enseña que la noción de cuerpo está en discusión, en tanto trata de todo lo que del goce parece funcionar sin el Otro.

Asimismo, el cartel del pase a la altura de la época de la globalización y la homogeneización del sujeto, sitúa su trabajo para descubrir desde el psicoanálisis mismo las razones de lo que triunfa hoy en el lazo social: el individualismo moderno, que vuelve problemático todo lo que es relación y comunidad, hasta el lazo conyugal. La nominación de un AE no debería ser ajena a la respuesta a estas circunstancias.

Pongamos para finalizar lo dicho en la siguiente perspectiva, en un primer tiempo, tenemos el sufrimiento con el predominio de lo imaginario y el semejante. Es una experiencia donde se evidencia el lazo entre el yo y el cuerpo.

El sujeto se reconoce en la imagen del cuerpo, y el síntoma es un "cuerpo extraño" en el yo.

El síntoma se podría decir está en el cuerpo, y puede provocar una inquietante extrañeza que demuestra que el mismo es lo que funda el aparato de goce del sujeto desde su venida al mundo.

Luego, el síntoma puede evolucionar de la dimensión del narcisismo, a la de cernir el cuerpo como una burbuja situando sus contornos en relación al objeto plus-de-gozar.

Pero, terminar la experiencia en este punto, para citar una frase de E. Laurent, "haría del psicoanálisis una Escuela de individualismo egoísta" [4].

El análisis a partir de la última enseñanza de Lacan parte de las figuras del Uno, en disyunción con el Otro. Por eso se trata de encontrar algo de una solución que se acerque a la posición femenina, donde la disyunción entre la imagen del cuerpo, del Un-cuerpo, y el goce como Otro es más patente.    

Así, hemos visto importantes resoluciones sintomáticas pero en donde la posición masculina se traducía aún, en el lazo con el goce fálico, lo que fijaba a los sujetos en diferente grado a su cuerpo. De igual manera, no alcanzamos a verificar en la posición femenina que la armadura fálica cediera, y pase a un relato de la cuestión de su posición respecto al partenaire sexuado, al Otro sexo.

Esto lleva a considerar, que existe otra superficie topológica ligada a lo que se denomina "acontecimiento de cuerpo", efecto de sujeto en el cual el síntoma tiene un pie en el Otro. Esta vertiente establece una nueva relación del cuerpo con el goce a partir de la causalidad metonímica.

Lo que se observa son efectos que Lacan retorna de los estoicos llamándolos "incorporales", cuya causalidad es del Otro. Teniendo que los mismos, no son cuerpos, no son sustantivos o adjetivos, sino verbos, resultados de acciones y de pasiones.

Entonces el síntoma es un incorporal, pero involucra el cuerpo, y se inscribe sobre una superficie de torsión, unilateral, como una banda de Moebius.

En los casos que más hicieron estudiar al cartel, podríamos ilustrar siguiendo un ejemplo de Deleuze para el acontecimiento de cuerpos, que alguien puede designarse al final como un árbol "verde", y otro expresar que "verdeaba" como identificación al síntoma. Evidentemente, el "verdear" está mas en la dirección de lo incorporal, que la cualidad "verde" de un sujeto. Pero, hallamos que ese "verdear" todavía merecía una reducción a los fines de avanzar en la inconsistencia del Otro, y en la corporización del partenaire.

En definitiva, evaluamos en cada pasante si sabía hacer y soportaba el ser "síntoma de un otro cuerpo", dado que así el síntoma separado de la imagen del cuerpo, de una nominación imaginaria, no tiene vocación de ser individual.

Como dice E.Laurent, la identificación al síntoma es a la vez de otro cuerpo y plural, porque también existen "tipos de síntoma" que distinguen cada caso.

En conclusión con esta distinción debemos afirmar que el Cartel del pase hace política. Pero es una política del síntoma del sujeto, y desde la misma subraya y asegura una diversidad, una variedad de sujetos que por su modo de gozar se inscriben en la lógica del no-todo en la Escuela.

Desde la política del síntoma, Lacan siempre incluye al Otro, y toma el modelo del chiste como proceso social. Entonces se puede definir que hay una solidaridad entre el Witz que verifica el acontecimiento de cuerpo, y el pase a la Escuela.

 
 
Notas
* Presentado en la Noche del Pase, "Los carteles del pase", G3 Y H3, del 25 de noviembre de 2003, en la Escuela de la Orientación Lacaniana. Este trabajo corresponde al Cartel H3 de la AMP (2000-2002): Mauricio Tarrab (Más uno), Ana Ruth Najles (ex-Más uno), Gabriela Dargentón (AE), Alicia Yacoi (pasador), y Guillermo Belaga (por elección del Congreso de la EOL). Publicado en Pase y transmisión 6 - Colección Orientación Lacaniana.
1- MILLER, J.-A.: La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, Bs. As., 2003, pág. 255.
2- MILLER, J.-A.: El síntoma charlatán, Paidós, Barcelona, 1998.
3- Informe del cartel G2, en Incidencias memorables en la cura analítica, Pai­dós, Bs. &., 2002.
4- LAURENT, E.: "Dos aspectos de la torsión entre síntoma e institución", en: Los usos del psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 2003. págs. 105-119.
5- DELEUZE, G.: Lógica del sentido, Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, 1994.