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La Escuela
Escuela de la Orientación Lacaniana

Judith Miller, ¡esta excelente mujer!
Mercedes de Francisco (Madrid)

En el devenir de la vida no hay muchos encuentros que supongan una marca, una huella que ha tenido efectos y que han cambiado algo en nosotros.

Mi encuentro con Judith Miller y la gran oportunidad de trabajar con ella tuvo que ver con la creación de las Bibliotecas de Orientación Lacaniana, la FIBOL y su publicación Colofón. Algo en común se puso en juego, ¡nuestro amor por los libros!

Después pudimos organizar en el 2001 en Barcelona el Homenaje a Jacques Lacan, con la participación de poetas, escritores, artistas plásticos, filósofos, psicoanalistas, etc., que quedó plasmado en una publicación. Más adelante el Foro en Madrid sobre "Las servidumbres voluntarias", y seguramente otras tareas que ahora no tengo presentes.

La sencillez y la fortaleza de Judith ha sido nombrada por muchos y era uno de sus rasgos más evidentes. En mis primeros trabajos con ella, siempre me hizo sentir cómoda, transmitía la camaradería del que sabe que lo que nos hace diferentes es lo que nos une. Recuerdo como ella organizaba los trabajos que aparecerían en Colofón, como cuidaba la singularidad de cada uno y la reconocía, esto fue para mi una gran enseñanza y el germen de un verdadero encuentro.

Para ella el agradecimiento no estaba reñido con la "causa freudiana" sino todo lo contrario. No voy a olvidar mi sorpresa, cuando después de intervenir hablando de la Federación Internacional de Bibliotecas del Campo Freudiano en un Encuentro Internacional en París -donde un colega en el resumen de las intervenciones olvidó la de la FIBOL-, me llegó a mi domicilio la foto de mi intervención con sus palabras cariñosas en el reverso. Parecía que hubiera sabido de mi difícil relación con ser fotografiada. cuando sin embargo para ella eso pareciera coser y cantar.

Fue una mujer excepcional en muchos sentidos, y me gustaría remarcar uno de tantos: el respeto y aliento a las otras mujeres sin ningún gesto excesivo y muy discretamente. Algo que es un bien escaso en cualquier época.

Y hubo una pregunta que formuló en una cena que cada cierto tiempo me resuena y que convendría tenerla como brújula en nuestro quehacer con respecto al campo freudiano y a la causa analítica.

Esta fue la afirmación-pregunta que Judith Miller hizo esa noche: ¿Por qué creen que entre los psicoanalistas la pulsión de muerte es tan desaforada, tan fuerte? Intenté dar una repuesta a manera de defensa, diciéndole que cualquier institución humana padecía de ello. Frente a esto insistió que en su experiencia en otras instituciones nunca había visto nada comparable.!!! Esto me dejó pensando e intenté rápidamente improvisar algo, aceptando su afirmación que me pareció verdadera y seria, diciéndole que quizás era porque tratábamos con ello todo el tiempo y esto nos hacía mas vulnerables a su padecimiento.

Pero tengo que confesar que a día de hoy esa pregunta se activa para mi, cada cierto tiempo, ¡y no termino de encontrar su respuesta.! ¡Con mi pesar por su pérdida y mi cariño a través de los años!