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RedAcción
Número 13
 
Reseña de "Las clínicas gratuitas de Freud", de E. Danto

Por Russel Grigg

Nueva York – Columbia
Octubre 2005

La película de Benoit Jacquot sobre Marie Bonaparte utiliza un ingenioso dispositivo.

La película describe el desarrollo de la historia de su análisis, sus amantes (incluyendo a R.Loewenstein), su apoyo al psicoanálisis, y, al final, su decisión de sacar a Freud de

Viena en el año 38, después del "Anschluss", y entonces entrecorta esto con pequeños bocadillos de películas contemporáneas en blanco y negro, los cuales devienen más largos y más frecuentes a medida que la película avanza.

Los bocadillos de película muestran una manifestación callejera, un ataque a judíos, svásticas que penden de edificios, y luego tropas alemanas marchando en su ingreso a Viena frente a multitudes que las aclaman.

Aunque suceden en paralelo durante la mayor parte de la película, el desarrollo del psicoanálisis y los terribles acontecimientos políticos que se suceden en Europa, convergen repentinamente en la propia ciudad de Freud, y, finalmente, en su propia casa.

Algunas de las más poderosas escenas de la película tienen que ver con los crecientemente desesperados, pero finalmente exitosos esfuerzos de Marie Bonaparte por lograr obtener visas para Freud y su familia, y su huida a Londres vía Francia.

La idea que subyace a este dispositivo es que Freud, totalmente absorbido por su trabajo psicoanalítico no tomaba conciencia del masivo cataclismo social que transcurría a su alrededor, al punto de que su vida y la de sus seres queridos están en mortal peligro – en un momento dado Anna, arrestada por la Gestapo, recibe subrepticiamente de Max Schurr, el médico de Freud, una píldora de cianuro para el caso de que pudiera necesitarla.

La película refleja una ampliamente difundida visión de Freud como políticamente ingenuo y socialmente conservador.

El libro Las Clínicas Gratuitas de Freud, de Elizabeth Danto, da por tierra con este mito sobre Freud y el psicoanálisis.

Danto, una académica en trabajo social en el Hunter College, CUNY - ella es la hija del filosofo Arthur Colemann Danto - retrotrae la historia a Viena, en los primeros días posteriores a la Primera Guerra Mundial, y la expresa esperanza de Freud de que se establecieran clínicas psicoanalíticas en las cuales el tratamiento sería gratuito, basado en la creencia, como él lo expresaba, de que un hombre pobre tiene el mismo derecho de asistencia para su mente como la tiene la cirugía que pueda salvar su vida.

La narración del libro de Danto está tejida alrededor de la fundación de dos de estas clínicas gratuitas: la Policlínica de Berlin, y el Ambulatorium, en Viena.

Algunos de los detalles del relato son ya bien conocidos, por ejemplo el activismo político de Wilhelm Reich y sus "SEXPOL", una abreviatura de Clínicas de Higiene Sexual para Obreros y Empleados, aunque es positivo que a uno le hagan recordar tales episodios de la historia del psicoanálisis.

Como lo afirma Danto, varias veces por semana Reich y su equipo de psicoanalistas y médicos viajaban en un vehículo utilitario a los suburbios y áreas rurales de las afueras de Viena, habiendo previamente anunciado su visita. Hablaban sobre preocupaciones sobre temas sexuales a personas interesadas que se reunían en el parque local.

Reich mismo hablaba con los adolescentes, y yo, el ginecólogo del equipo, con las mujeres. Y Lia Lasky, gran amiga de Reich en la escuela de medicina, hablaba con los niños. A pedido, el ginecólogo también recetaba y colocaba dispositivos contraceptivos a las mujeres. El modelo reproducía básicamente las estaciones de salud prenatal e infantil establecidas por los socialdemócratas y sostenidos con ayuda externa de, por ejemplo, la Cruz Roja. Reich después daba charlas políticas a la noche. Proponiendo una política de la vida diaria se concentraba en amplios temas sociales, sin ignorar los problemas mas íntimos que la gente había traído en consulta a su equipo en ese día.

También es muy conocido el interés de Otto Fenichel en las conexiones entre psicoanálisis y marxismo, o el compromiso de Erich Fromm con la escuela de Frankfurt vía la Sociedad Psicoanalítica de Frankfurt, donde los psicoanalistas exploraron el condicionamiento reciproco de hombre y sociedad.

Pero lo que sí es nuevo es la detallada crónica de los esfuerzos de una cantidad de idealistas pragmáticos - todos ellos discípulos de Freud - para establecer y posteriormente mantener una forma de práctica clínica psicoanalítica que no fuera " ni inefectiva para gente de trabajo, ni lujosa en cuanto a su duración."

La primera clínica en llevar a cabo este proyecto humanitario fue la Policlínica de Berlin, fundada en 1920, y que floreció hasta su patética decadencia bajo los Nazis, que comenzó en 1933 hasta su cierre en 1938.

Salud Mental
Tanto la Policlínica como el Ambulatorium ofrecían tratamiento psicoanalítico completo y extenso, cualquiera que fuera el precio que los pacientes pudieran afrontar. La política de tratamiento era de que a nadie debería negársele el tratamiento por el hecho de no pudiera pagarlo. Contrariamente al mito popular, esta política era totalmente apoyada por Freud.

Las clínicas eran enormemente exitosas, debiendo rechazar más pacientes de los que podían aceptar para su tratamiento, y este éxito generó otros problemas. Los costos superaban ampliamente los ingresos. Por ejemplo, en un año, el ingreso total fue de 25000 Marcos; los gastos fueron de 150000 Marcos. Cómo, entonces, pudieron mantenerlas?

Al principio dependían de la generosidad de gente como el acaudalado analista Max Eitington. Esto fue reemplazado, con el tiempo, por impuestos que gravaban a todos los miembros de la asociación psicoanalítica local.

Además se esperaba de cada analista que diera dos horas diarias de su tiempo en forma gratuita.

De este modo se cubrían todas las necesidades de personal. Esto era especialmente significativo, por cuanto la política de estas nuevas clínicas era el ofrecer tratamiento analítico que no fuera diferente de un análisis en un contexto privado con honorarios de por medio. Si el análisis debía ser económico, no debía ser análisis barato. Estaban decididos a no imitar el modelo de los hospitales gratuitos de enseñanza en los cuales, en la visión de Ernst Simmel, el proletariado y pacientes pobres proveían pasto para alimento de los practicantes, mientras los pacientes privados, capaces de pagar honorarios, estaban eximidos de tales abusos. Este no iba a ser el caso en estas clínicas. El análisis debía ser el mejor disponible, aún cuando, al menos en los primeros días, el diván en el Ambulatorium era una mesa metálica de revisación, el predio una sala de un viejo hospital, y los analizantes debían trepar por escaleras móviles para acceder al lugar!!

A pesar de las dificultades físicas, cada paciente era recibido una hora, cinco días a la semana, ya sea que pagaran o fueran atendidos en forma gratuita.

Temas Sociales
Como grupo, los analistas de la primera época estaban profundamente comprometidos con los temas sociales. Danto presenta a Freud como un liberal progresista más que el pesimista conservador que es como generalmente se lo describe. Pero el real poderío del libro proviene de su descripción del movimiento psicoanalítico como avant garde en lo cultural y comprometido en lo social.

El Policlinico fue fundado en Berlin dos años antes que el Ambulatorium de Viena. Esto se atribuye a veces al tibio apoyo de Freud, y hasta su desconfianza hacia las clínicas gratuitas. Pero aún cuando el tenia algunas objeciones sobre ellas, nunca dejó de prestarles su apoyo. El que Berlin precediera a Viena fue en realidad más una consecuencia de la naturaleza más impaciente de Berlín, y también del obstáculo que constituía en Viena la corporación médica local, que era simultáneamente mas conservadora y probablemente más poderosa que su equivalente berlinés.

La Sociedad Médica Vienesa dirigida por el poderoso Wagner-Jauregg interponía constantes objeciones a la clínica vienesa, y, especialmente, al ejercicio de analistas no médicos. La presencia de Theodor Reik en el Ambulatorium era un tema constante que generaba una cerrada oposición de los médicos, y terminó siendo tratado judicialmente. Esto fue uno de los catalizadores que llevó a Freud a escribir su maravillosa obra "La cuestión del análisis profano".

Una interesante anécdota en este punto es que Wagner-Jauregg habia sido obligado a comparecer frente a una comisión militar por el uso letal de electroterapia" sobre los pacientes que sufrían de "shell shock" (trauma de guerra) a los cuales él consideraba insuficientemente (disculpen el juego de palabras) energizados para participar del esfuerzo bélico. Freud estaba horrorizado. Y aceptó testificar en carácter de experto, declarando que durante la guerra los psiquiatras habían actuado como ametralladoras detrás de las líneas del frente de batalla para forzar la vuelta al frente de los soldados que huían. Finalmente Wagner-Jauregg fue absuelto, pero su subsiguiente actuación como presidente de la Sociedad de Médicos sugiere que nunca perdonó a Freud por su intervención.

Muchos de los analistas aportaron a movimientos de progreso social y liberación sexual. Fenichel, según se aseguro posteriormente, escribió uno de los primeros informes de la lucha política y moral de la mujer "sobre su derecho a usar su cuerpo para la reproducción, la venta, o el erotismo - ya fuera dirigido a sí misma o a otros."

Los analistas suministraban cuidados reproductivos gratuitos y confidenciales a la mujer, educación sexual para niños jóvenes, y un reconocimiento global de la infelicidad, hasta devastación, que podía generarse por las prohibiciones sociales y las inhibiciones en la esfera sexual.

Frecuentemente, aunque las acciones eran similares, la motivación que las sostenía podía diferir. Por ejemplo, un tal doctor Julius Tandler, jefe de Bienestar Público bajo el gobierno social demócrata en lo que era conocido como Viena Roja, implementó una reforma del programa de viviendas en una ciudad que, en la post guerra, estaba atravesando una inmensa crisis de vivienda. Por su parte, Wilhelm Reich observó la misma necesidad y dio su apoyo al proyecto que debía proveer vivienda a los menos pudientes. Pero mientras Tandler veía la vivienda como garantía contra la degradación moral, y de inmenso beneficio a la estabilidad de la vida familiar, Reich sostenía que una mejor vivienda se prestaría a una mas libre expresión sexual, y, por lo tanto, a ciudadanos mas sanos psicológica y físicamente.

Compromiso Político
Aun cuando los analistas de Berlin y Viena estaban de acuerdo en la necesidad de reforma política, fomentando cosas como la reforma penal, la liberación sexual, la igualdad de los sexos y la despenalización de la homosexualidad, diferían en cuanto al papel del psicoanálisis en la política.

Freud se contaba probablemente entre los menos radicales respecto de esto, aunque seguía siendo lo que podríamos llamar socialmente progresista - con un gran sentido de justicia defendía una distribución más equitativa de beneficios sociales, una liberalización de la moralidad sexual y, como ya hemos visto, la necesidad de tratamiento psicoanalítico no limitado a los pudientes.

En el extremo mas radical estaba naturalmente Wilhelm Reich. Pero también Otto Fenichel, quien no veía conflicto entre su trabajo individual como psicoanalista y su compromiso con la causa del comunismo.

No todos estaban de acuerdo, sin embargo. El partido comunista de Berlin "criticaba al psicoanálisis por su enfoque sobre la responsabilidad del individuo por su éxito o fracaso personal, a expensas, pensaban ellos, de la lucha de clases."

Es justo decir, sin embargo, que aunque radicales con respecto a los temas de salud y sociales, los analistas eran de naturaleza fundamentalmente reformista. El libro contiene muchos pantallazos maravillosos que muestran la pasión y dedicación de esta gente y los impetuosos tiempos de esta primera recepción popular del psicoanálisis. El famoso comentario de Karl Krauss de que el psicoanálisis era la enfermedad mental de la cual se considera como la cura, contrasta con el siguiente párrafo de "Problemas de la Vida", una columna de consejos en la revista vienesa llamada "El y Ella". "Solitario: Usted tiene 29 años de edad, es inteligente, educado, tiene un buen puesto, y anhela un acompañante que comparta con Usted tristeza y alegría…Este es, sin duda, un caso que requiere de tratamiento psicoanalítico. Consulte con el Ambulatorium Psicoanalitico, Viena".

También es interesante la comparación entre los Europeos, para quienes el psicoanálisis era un empeño humanístico que preferentemente debía ser ejercido por bien entrenados y ampliamente educados psicoanalistas, sin tomar en consideración sus credenciales académicas, y los Americanos, para quienes el psicoanálisis era una ciencia medica, de la cual los médicos eran los guardianes.

Entre America y "Europa" se erige, claro está, Gran Bretaña. Y no puedo resistir a dos divertidas anécdotas (un poco a expensas de ellos). Una subraya la aproximación suave, suave, de los británicos, siempre desconfiando de los entusiasmos, a la fundación de una clínica en Londres, y cuando Rickman Glover y otros ofrecieron una o dos horas diarias gratuitamente - como sus colegas del continente - Ernest Jones masculló y dijo: "Tengo la seguridad de que es extremadamente generoso por parte de todos ustedes el ofrecer tanto de vuestro tiempo. En cuanto a mí, no me será posible dar mas de dos horas por semana." La otra es sobre Alix Strachey, la mujer de James, traductor de Freud y hermano de Lytton, quien estando en Viena en análisis con Freud escribió a su marido sobre una recepción en casa de Max Eitington, diciendo: " Supongo que el señor tiene buen gusto. O quizás su mujer. Fue maravilloso reclinarse y mirar filas y filas de estantes de libros y muebles bien ordenados, y espesas alfombras. Era casi como si el fuera uno de nosotros."

Como sabemos, el movimiento era solamente una de las muchas tragedias del terrible ascenso del nazismo, y uno que, tomando todo en cuenta, es una mera nota al pie de página. Pero por supuesto una vez desaparecido estaba perdido para siempre - aunque quizás no del todo.

El libro constituye una lectura maravillosa. Demuele muchos mitos sobre el conservadurismo del psicoanálisis, algunos de los cuales surgen, quizás, del giro conservador que el legado de Freud sufrió sobre todo en los Estados Unidos de América.

Y demuestra que el psicoanálisis estaba conectado con los movimientos socialmente progresistas de sus días. Tiene lecciones para cualquiera a quien el psicoanálisis le importa. Mientras esta tendencia al conservadurismo social y político, y, podríamos agregar, ridiculización conceptual se desarrollaba en el psicoanálisis en los EEUU, mientras yo estaba leyendo este libro lo que me venía constantemente a la mente era el pensamiento de que de quienes están en el psicoanálisis, es Lacan el que mantuvo vivo este aspecto crítico y progresista del psicoanálisis. No a través de la política, y menos todavía una política de liberación sexual, sino a través de la extensión popular y penetración pública del psicoanálisis a los movimientos culturales de su tiempo. Y también, más recientemente, a la fundación de nuestra propia clínica psicoanalítica en Paris.

Escuela de la Causa Freudiana
Nueva Escuela Lacaniana