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Curso del miércoles 2 de mayo 2007
JAM retoma su Curso el día previsto. Es también la fecha de un debate importante en la política francesa de hoy y para mañana. Es un hermoso día en París, la asistencia está vestida de primavera. JAM está contento y parece mucho más joven que hace un mes, con un buen estado físico, a juzgar por sus desplazamientos sobre la "escena". Sí, perfectamente, se trata de un espectáculo! Este 2 de mayo nuestro "actor" nos pone en escena a Lacan (he releído recientemente su entrevista a ese gran actor francés Serge Reggiani, cuando tenía 18 años, y donde se ve su amor por el teatro. Mi amigo Guy Briote generosamente me ofreció una copia).

¿Qué Lacan hemos visto sobre la escena? El Lacan de la TDE*. ¿Cómo es él? Es un Lacan divertido, impertinente, insolente, risueño, muy en su piel, joven, muy joven, profundamente realista y decididamente libre. JAM logró hacerlo presente en toda la sala y en cada uno, y pienso que la nueva generación de la audiencia pudo tener una auténtica percepción de lo que este gran hombre fue en el psicoanálisis en la vida, el rigor y la precisión de las palabras de JAM despertaron nuestro mayor reconocimiento. JAM tiene el don excepcional de abrirnos caminos, con su propia elaboración, para abordar lo que nos parece oscuro, difícil y a menudo impenetrable. Tuvimos un placer muy grande.- El editor de TLN.

Curso del miércoles 2 de mayo 2007
Creo haber logrado – ¿me escuchan? - , creo haber logrado, durante este mes en que no los he visto, redactar lo que he llamado la muy última enseñanza de Lacan. Debo decir que esto me saca un peso de encima. Para utilizar una palabra de esta muy última enseñanza, yo estaba enredado. Y ahora estoy muy aturdido. (risas)

No estoy aturdido por las vueltas y desvíos de estos dichos. En todo caso ya no lo estoy. Justamente por haber seguido estas vueltas, estos desvíos, estos meandros, hasta hacer de ellos, es al menos con lo que sueño a veces, hacer de ellos una carretera principal. La carretera principal (voie romaine), la vía, v.í.a – v.o.z. Es lo que empujo para llegar a hacerme escuchar - , la carretera principal, es, ustedes lo saben, la metáfora con la que Lacan decoraba el Nombre del Padre, en su tercer Seminario, esta vía trascendente, trascendiendo los divertículos, las atribuciones, los caminos laterales. Evidentemente, exagero diciendo que llegué a la carretera principal, pero de todos modos anoche buscando durante algunas horas, finalmente qué títulos darle a la primera de las lecciones del último de los Seminarios de Lacan y a la última lección, tuve la sensación fugitiva que reconstituía la carretera principal de esta muy última enseñanza. Una carretera principal entre todos estos meandros.

Pero bueno, la metáfora de la carretera principal no conviene en absoluto al nudo borromeo, ni tampoco lo que llamamos toro –t.o.r.o., la cámara de aire -, que son los dos objetos matemáticos que Lacan asocia en su muy última enseñanza.

Son, si queremos, brújulas, de las cuales se sirve, pero que no indican exactamente puntos cardinales, estos puntos cardinales en cruz que permiten orientarse a partir de su posición.

La brújula se ha vuelto más compleja y más precisa con los desarrollos que le ha dado el GPS, pero estas brújulas son instrumentos que dan la dirección hacia donde ir, y hay que creer que esta metáfora siempre fue para mí muy cara puesto que intitulé este Curso, desde su comienzo, "La Orientación lacaniana".

Pero en la muy última enseñanza de Lacan, la dirección es el giro en redondo, incluso machacar en el mismo lugar. Es también un registro muy diferente al de la metáfora.

Entonces, esta TDE, explora de todos modos lo que el giro en redondo tiene de estructura – para emplear una palabra, estructura, que es evitada cuidadosamente, por razones que recompongo y que diré más adelante. El giro en redondo es susceptible de una complejidad que no sospechábamos. En cuanto al toro asocia giro en redondo y agujero. Y por otra parte, en ocasiones, podemos usar estos redondeles de cuerda como otros tantos toros; los toros por ejemplo son susceptibles de asociarse a la moda borromea.

Evidentemente hay algunas dificultades en reconstituir y simplificar, en su conjunto los dibujos de Lacan, pero finalmente no es allí donde está, contrariamente a lo que se piensa, la dificultad principal, que es redactar lo que resta de palabras. Entonces, si nos dejamos llevar por el giro en redondo, sin duda nos aturdimos. La estructura por el contrario es lo que permite salir del aturdimiento y por lo tanto creo haber llegado allí. Cocorico (risas). No. Lo que me aturde, hoy, esta mañana, en este momento, es salir de este diálogo con Lacan, que me aspiró, en el cual me encerré –encerré a gusto, tanto más a gusto que los he olvidado -, es salir de este confinamiento para relacionarme.

¿Entonces, que tengo que decir a la relación? Ya les informo que he concluido cuatro Seminarios de Lacan, que el editor publicará con su ritmo. Agrego incluso, para darme coraje, que llegaré a seis en septiembre próximo. Y si es necesario que yo tranquilice a aquellos que se inquietaban, (risas) y que ya me encontraban un poquito enfermo, voy inmediatamente a redactar otros seis antes de pasar a otra cosa.

La muy última enseñanza de Lacan está constituida exactamente por dos Seminarios, el XXIV, que sigue a El Sinthoma , y el XXV. Los haré publicar en un solo volumen, lo que por lo tanto hará, cuando el conjunto esté disponible, veinticinco Seminarios en veinticuatro volúmenes.

Luego, Lacan no se calló, continúo tomando la palabra, me remitió los archivos, y lo que pudo decir en 1980 ya fue publicado en esa época. Pero, les informo, no es ya el Seminario de Jacques Lachan. Considero que Lacan fijó los límites de su Seminario, hablando con propiedad, dando por título al Seminario XXV, de 1977 -1978, El Momento de concluir.

Todo demuestra que esto debe ser tomado a la letra. Este título es evidentemente una referencia a su lógica temporal desarrollada, publicada al final de la segunda guerra mundial, bajo el título del "Tiempo lógico". Y podemos esperar alguna luz, por la exploración de este Momento de concluir, de lo que lo precedió. Por otra parte, este Momento de concluir no será publicado al final de la publicación del Seminario de Jacques Lacan sino durante su curso.

El tiempo es ciertamente una preocupación de Lacan en el momento de detenerse, pero no solo. Ya había extraído en el pasado, en su escrito "Radiofonía" ese principio de "hace falta el tiempo" para el análisis. Y podemos destacar que luego Lacan quiso hablar bajo el título "La topología y el tiempo" – lo que figura por otra parte, bajo una forma errónea, al final de los Seminario, no soy yo quien hizo inscribir eso, es alguien que quería asegurarse, en las Ediciones del Seuil, que todo se publicaría allí y por lo tanto cada año agregaba el título, dejé eso en ese estado pero no habrá libro XXVII ni XXVIII del Seminario. Pero finalmente es una indicación que Lacan se preocupó por la relación entre la topología y el tiempo. Y vemos por otra parte esta preocupación que se manifiesta desde su Seminario del Sínthoma.

Comprendemos que no se trata del tiempo lineal, del tiempo que hace falta para ir de A a B – eso es la carretera principal, eso, es el tiempo de la trayectoria, cuando esperamos el después, es otra cosa.

El giro en redondo
El tiempo asociado a la topología, es primeramente un tiempo circular. Es el tiempo del giro en redondo. No es la ausencia de tiempo. La ausencia de tiempo es la eternidad, de la que Lacan dice precisamente, en el Momento de concluir, que es algo que soñamos. Agreguemos que el que sea algo que soñamos no es especial para la eternidad. Vemos desfilar, en la muy última enseñanza muchas cosas, con las que no creíamos que soñábamos, pero de las que descubrimos en todo caso, hay al menos uno, que piensa que son sueños, o - lo que está ligeramente desplazado –fantasmas.

El sueño de la eternidad, que Lacan censura ya en su Seminario del Sinthoma, es el sueño que consiste en imaginar, dice, que uno se despierta. Y conforme a lo que aparece en el escrito que pone un punto final al Seminario del Sinthoma, conforme a "L´esp d´un laps", la muy última enseñanza de Lacan comporta, se despliega en un espacio donde ya no hay despertar, donde el despertar – lo cito – es impensable, donde el despertar mismo es un sueño.

Hay que confesar que es realista, realista en el sentido de lo real. ¿Hemos visto alguna vez que el pase sea para cualquiera un despertar? Que no haya despertar quiere decir que, para todo un aspecto, no salimos de allí. No salimos y es quizá precisamente lo que se presta a risa.

Es el acento nuevo que Lacan pone sobre: La vida es cómica. Ah, ya lo había dicho, que la comedia le ganaba en verdad a la tragedia. Lo dijo en nombre del falo, en nombre del valor sexual siempre escondido, incluido en el fondo de la deploración, escondido en el fondo del impasse, escondido en la hiancia de la relación con el otro. Pero, aquí la comedia, se atiene al vano giro en redondo.

El sinthoma mismo recibe este valor de ser, digamos, el inconciente en tanto que no se sale de él. Y es por lo cual, en ocasiones –digo en ocasiones porque no es siempre -. Lacan formula en su muy última enseñanza, que no hay liberación del sínthoma, que no hay disolución del sínthoma. Sino que allí creo, que no son más que a los divertículos del sínthoma a los que él apuntó, y no el sinthoma como carretera principal, quiero decir el sínthoma como esta nueva carretera principal que es el girar en redondo.

No hay liberación del sínthoma. Se trata solamente, dice, que sepamos en qué estamos enredados. Evidentemente, es una proposición problemática, porque establece una relación entre el análisis y el saber. Una relación muy dudosa, sospechosa –adjetivo que Lacan utiliza en su muy última enseñanza, que sacude fantasmas. Podemos hablar de una relación del análisis y del saber, donde nos imaginamos en el fondo que progresamos porque esclarecemos el análisis, lo que es el análisis, por medio del saber que creemos saber. Pero es la cuestión abierta en la muy última enseñanza de Lacan. ¿Qué es el saber? Podemos decir al menos, que a nivel de esta muy última enseñanza, el saber no es un despertar, y que, si hiciera falta elegir sería más bien un sueño.

Es allí dentro que Lacan abre la vía de su giro en redondo.

El ser humano – como lo escribe en esa época: los trumains-, el ser humano está condenado al sueño. Ah, hay mucho para decir sobre los trumanos en relación a lo que Lacan llamaba el parlêtre. La diferencia es primeramente haber elegido, haber privilegiado el plural. Y lo que se desprende, para mí, de la lectura y de la redacción, es que Lacan pone el acento sobre esto, que lo humano es en esencia social. La topología, tan aparente en sus fastos borromeos y tóricos, la topología es incesantemente, duplicada por una sociología.

Lacan por otra parte, reencuentra allí sus amores de juventud, si puedo decirlo, puesto que no había abordado el tema de la familia sino movilizando las referencias a la sociología y a la etología, que continuaron haciéndole el cortejo. Aquí, la sociología de Lacan colabora con la sospecha que recae sobre el fantasma, omnipresente. Vean por ejemplo este señalamiento que se podría omitir en la ante última lección de Lacan; "¿Por qué el deseo pasa al amor? Los hechos no permiten decirlo." Señalo su referencia a lo fáctico, que se atiene al hecho de que hay que hablar bien y distinguir dos niveles. Lacan no deja de oponer, al fantasma los hechos, incluso si en otro nivel la asignación de hecho puede ser, por supuesto, también sospechosa. Si, él dice: los hechos.

Dice los hechos, del mismo modo que en esta ultima enseñanza, lo que es hablado utiliza en general la mayoría del tiempo los vocablos más corrientes de la lengua. Hay un contraste constante entre el despojamiento de la lengua, que corresponde precisamente a la evisceración de los fantasmas, y por lo tanto todo es del orden de: lo que llamamos – y redactando es necesario que yo suprima esas comillas, sin lo cual no sería legible, pero en fin dejo lo suficiente para que se capte que los términos técnicos, en particular del psicoanálisis, todos son tomados con pinzas, puestos a distancia -, por lo tanto hay un contraste constante entre el uso de la lengua más familiar y , por otra parte, la hiper tecnicidad aparente, muy en evidencia, de las figuras topológicas.

"¿Por qué el deseo pasa al amor? Los hechos no permiten decirlo. Hay sin duda efectos de prestigio". Difícilmente se pueda llegar más lejos en el rebajamiento discreto de la vida amorosa. E incluyendo, de este modo la operación del semblante en el amor Lacan vierte esta noción en el registro de la sociología.

Ocurre lo mismo, a mi entender, cuando osa decir de la interpretación – nuestra santa interpretación, la interpretación que es todo lo que tenemos para operar en nuestra tradición, léxica al menos, semántica -, cuando el osa decir, de la interpretación, que depende del peso del analista. Es decir, allí aún efecto de prestigio. Y en ocasiones, este movimiento va hasta rebajar la interpretación a la sugestión – horresco referens.

El juego de masacre. Porque es eso, la muy última enseñanza de Lacan, es el juego de masacre. Es por esto que contrariamente a las apariencias, es tan divertida. Le gana por varios cuerpos a todos los Libros negros del psicoanálisis.

El juego de masacre continúa hasta plantear que el análisis es una magia, ¡pero sí! y el que nos esforcemos, con los medios del borde y en el borde no tenemos esencialmente sino la palabra apoyada en los efectos de prestigio, nos esforzamos por conmover una cosa velada, y nos imaginamos que lo logramos. Entonces, cuando somos dos los que lo imaginamos eso va mejor (risas), pero no es por ello que hacemos la prueba contra la reducción del psicoanálisis a la magia.

Agregaría aún esta proposición a la cual un Bourdieu no hubiera hecho objeción, cito a Lacan: "El análisis es un hecho social". No hay que creer, que, cuando lo dice esto querría decir que es entre otras cosas un hecho social. Al contrario, es una definición de esencia.

Las evocaciones a las cuales vengo de proceder bastan para desplegar la tesis de que la muy última enseñanza de Lacan constituye, al mismo tiempo que él se esfuerza enormemente por el psicoanálisis, hasta casi su último aliento, y de este modo testimonia, como una suerte de mártir, del psicoanálisis, y bien al mismo tiempo la muy ultima enseñanza de Lacan constituye una deflación del análisis. Se trata de saber si es saludable. Una deflación del análisis y no lo es menos para los psicoanalistas, pero eso Lacan ya había comenzado a decirlo mucho tiempo antes. Una deflación, digamos un desinfle. The Holow Men.

Puedo confiarles aquí el verso que me vino a la mente redactando este Momento de concluir, poniéndole la última mano, es un verso de T.S.Eliot, que es una lectura de Lacan que encontramos a través del Seminario.

Es también con T. S. Eliot que Lacan eligió terminar su discurso de Roma, "Función y campo de la palabra y del lenguaje", pasaje sobre lo que decía el trueno: Bang bang! Esto venía de Upanishad, Da da da dice el trueno, es un pasaje del gran poema de T.S. Eliot que se llama The Waste Land, La tierra baldía.

Y bien, el verso que me vino a la mente a mí, es sin duda el verso de Eliot más citado en el dominio anglo americano, es el último verso del poema que se llama The Hollow Men, Los hombres huecos. Se presta a muchas interpretaciones, que no se llevan mal con el hombre tórico que propone Lacan, que también es hueco. En T.S.Eliot hay varias tesis por otra parte, sobre de dónde viene la expresión hollow men. El pretendió que había tomado prestado hollow de un lado y men de otro. Encontramos de todos modos en el Julio César de Shakespeare, en boca del conspirador Cassius, la expresión de hollow men. En T. S. Eliot esto tiene sin duda más bien un valor pascaliano, el corazón del hombre es hueco y lleno de basura.

El comienzo del poema trata de mostrar, lleno de resonancias en lo que respecta a la descripción de los últimos hombres, la descripción del ser humano de la última de las civilizaciones. Lo leo en francés, para que lo sigan, en la traducción de Pierre Leyris. No es este el verso que me vino a la mente, es el último, pero en fin nos da la atmósfera.

Nous sommes les hommes creux Les hommes empaillésCherchant appui ensembleLa caboche pleine de bourre — Headpiece filled with straw. Hélas !Nos voix desséchées, quandNous chuchotons ensembleSont sourdes, sont inanes — Are quiet and meaninglessComme le souffle du vent parmi le chaume sec — As wind in dry grassComme le trottis des rats sur les tessons brisésDans notre cave sècheSilhouette sans forme — es una Linda traducción para Shape without form, shade without colour —, ombre décolorée,Paralysed force, gesture without motion — geste sans mouvement, force paralysée.Sí. Y bien este poema, que coienza así, termina en dos versos. El primero se repite tres veces.

. This is the way the world ends — C’est ainsi que finit le monde This is the way the world endsThis is the way the world ends -- Así es como acaba el mundo

Y entonces viene el verso que me vino a la memoria súbitamente: Not with a bang, but a whimperAsí es como acaba el mundo No con un golpe seco sino en un largo plañir •

No con un bang, no con un boum, dice Pierre Leyris, no termina como habla el trueno, como termina el discurso de Roma, termina con a whimper: con un murmullo. Es tambien un gemido. Y para mí es el ruido de la cámara de aire que se desinfla. (risas)

Lacan eligió – tomo esto así – eligió terminar su Seminario, no con algo que diría el trueno – eso es el colmo del fanstasma, el trueno se refiere a la voz humana -, termina con el trotecito de las ratas.

Pero, sin embargo, dice mucho. En todo caso, es un hecho que este verso – fui luego a verificar gracias a Google (risas), donde se encuentra -. Las referencias son innumerables, hay grupos de rap que se llaman así, hay films, hay artículos científicos que tienen ese título o exergo, en fin está en todas partes en la cultura anglo americana.

Entonces, esto me parece que traduce el valor a dar a la deflación del psicoanálisis, a lo que Lacan eligió proceder.

Su sociología, como la he llamado – ven ustedes, tomo yo también porque estoy forzado a ello, el estilo de tomar las palabras con pinzas -, la sociología de Lacan, que se refiere tanto en el Seminario XXIV como en el Seminario XXV, al aprendizaje de la lengua.

Vemos bien la distancia que Lacan toma con el fantasma de la estructura. El fantasma de la estructura implica, explícitamente, que el lenguaje está ya allí. No se pone el acento en el aprendizaje. Allí, por el contrario, el acento está puesto sobre el tejido del aprendiz, si puedo decirlo. Es para aprehender del modo más simple del mundo. Aprendemos a hablar, dice Lacan, y eso deja huella, tiene consecuencias, son por otra parte esas consecuencias las que llamamos el sinthoma.

Aprendemos a hablar y eso les viene de sus parientes cercanos. Es eso el rostro del gran Otro, en el aprendizaje de la lengua. Y es por ello que hay una sociología inmediata del parlêtre. Es por eso que el parlêtre es los trumanos. ¿Llego a justificárselos, hé? (risas) Me he dicho que era necesario que lo hiciera de todos modos: no escamotear a los trumanos. La sociología de Lacan se apunta en relación con los trumanos.

Por ello puede decir a la vez: la relación sexual no existe, todo lo que sería relación sexual es un conjunto vacío y al mismo tiempo decir: hay relación sexual entre los padres y los hijos, o : hay relacón sexual entre tres generaciones – con lo que hay que entender sin duda aquellos que les han enseñado la lengua, aquellos de los cuales ustedes aprendieron la lengua, a partir de los cuales ustedes aprendieron la lengua, más el superyó, que les han vehiculizado de este modo, el deposito de cultura, el caldo de cultura que les han hecho beber.

Y en efecto, de un lado no hay relación sexual, pero del otro está de todos modos el Edipo, es decir, hay de todos modos un objeto sexual con el cual hay relación sexual, la madre, y hay alguno o algo que le hace obstáculo. Entonces, preguntaba hace un momento: ¿Que es ese saber que estaría profundamente asociado al psicoanálisis? Creo que la respuesta que podemos retener de lo que dice Lacan en El Momento de concluir: es la definición según la cual el saber consiste en lo legible.

Cualquiera sea la sospecha que arroja sobre La interpretación de los sueños, de la que dice: Es imposible de comprender lo que Freud quiso decir allí – en fin quiere decir con esto que es un delirio, y no vemos porqué se privaría de ello puesto que él mismo se acusa en un momento, de haber delirado en su Seminario -, sin embargo, podemos admitir que el sueño, el lapsus, el chiste, se leen y que lo que llamamos interpretar es leer de otro modo.

Es así que, cuando se plantea, una vez más, la pregunta: ¿Qué es el sujeto supuesto saber? da una vez esta respuesta: El sujeto supuesto saber leer de otro modo, a condición de ligar el de otro modo a la sigla de S de A tachado: S(A/). Lo que quiere decir aquí, que nadie puede descargar sobre otro la responsabilidad de este leer de otro modo. Leer de otro modo es no leer el Gran Libro de la Creación – la creación del inconsciente por ejemplo que comporta algo arbitrario. Digamos empleando la palabra entre comillas puesto que hemos perdido confianza en este saber también, no es científico. El leer de otro modo no es automático. No es tampoco la verdad, incluso si podemos decorar esto con ese nombre. Hacerlo creer, por prestigio tiene algo aleatorio. Simplemente, todo lo que podemos decir es que la intepretación como leer de otro modo demanda el apoyo de la escritura, es decir la referencia hecha a que los sonidos emitidos pueden escribirse de otro modo diferente a lo que se quiso. Y es por ello que Lacan dice, pero de una manera en que vemos el carácter de esbozo: "Hay seguramente escritura en el inconciente".

Sí, la otra lectura de la que se trata, toma su apoyo en la intención de decir algo, la otra lectura que es la del analista, toma apoyo sobre la intención del analizante de decir algo. Es esta intención que atribuimos a la conciencia, que atribuimos al yo, es esta misma intención con la que definimos la conciencia. De allí el valor que Lacan le otorga a la equivocación, cuando las palabras no sirven a su intención.

En suma, lo que Lacan llama lo simbólico se revela esencialmente inadecuado. Y la muy última enseñanza de Lacan está relacionada con la inadecuación de lo simbólico, sino no tendría razón de ser.

Lo simbólico, en el fondo, es un factor de confusión.

El amor es confusión
Es el significante el que hace que no podamos encontrarnos y en particular es el significante el responsable de la no relación sexual en los trumanos. No relación sexual. Diría incluso que lo que se desprende del Momento de concluir es que es incluso demasiado decir: es una relación sexual confusa. El amor es confusión. Sabemos que está hecho de todo un poco, al azar, de piezas y pedazos, que hacen que en un momento se produzca el pasaje del deseo al amor. El amor es confusión, entran allí el prestigio, el semblante, el error sobre la persona.

Y por lo tanto, en la muy última enseñanza de Lacan, hay que acostumbrase al rebajamiento de lo simbólico. Por supuesto que antes no era así. No fue asi cuando Lacan podía estigmatizarse el mismo diciendo: He delirado sobre la lingüística.

¿En qué delira antes con la lingüística? Su delirio con la lingüística era precisamente poner el acento en la primacía de las palabras sobre las cosas, atribuir a la palabra el poder de hacer las cosas para nosotros. Es así como da cuenta de la cosa freudiana, diciendo que esto quiere decir: el moldeado de las cosa sobre las palabra. Por este hecho, lo que desarrolló del psicoanálisis comportaba que, en todos los casos, la estructura lingüística prevalecía. Allí, la palabra estructura estaba en su lugar y puesta en primer plano.

En su muy última enseñanza, sin decir la palabra lo que está en juego es otra definición muy diferente de la de estructura. Es así que leo la primera frase de su muy última lección, el 9 de mayo de 1978: Puede decirse legítimamente de las cosas que saben comportarse.

Legítimamente. Es divertido este adverbio, viene al lugar de verídicamente. No estamos en lo verdadero, tenemos el derecho, el legítimo, es ya un término que se desprende de la sociología, si puedo decirlo.

Las cosas pueden ser dichas saber comportarse. Si hay allí estructura, no se trata de la estructura lingüística, es si puedo decirlo la estructura cosistica. Eso supone saber comportarse mejor que lo que nosotros mismos podemos saber., como lo demuestran las sorpresas que producen los objetos matemáticos, las cosas matemáticas, las cosas que Lacan maneja, extraigo matemáticos porque producen objetos, manipulables con las manos, por prehensión. Son las cosas que saben comportarse. En razón – entre comillas – de la estructura simbólica, de la escuela de las confusiones, de la escuele de perdición que constituye lalengua. Es precisamente porque el ser humano, ellos, esos trumanos no saben como comportarse que se inventó para su beneficio técnicas para enseñarles. Sobre la confusión de lo simbólico descansa la emergencia y el florecimiento de nuestras TCC, en tanto que las cosas prescinden de ello. Y existe el análisis para tratar de hacer pasar un trumano a cómo comportarse con el sínthoma.

Dicho de otro modo, el problema, que en el fondo no podía ser formulado en el delirio lingüístico lacaniano, es la inadecuación de las palabras a las cosas, lo que quiere decir, por abstracción, la inadecuación de lo simbólico a lo real.

Vemos de este modo, en toda su última lección, si recuerdo bien, y me acuerdo bien, a Lacan figurar lo que sería la adecuación por el enlace de dos redondeles, el de lo simbólico y lo real. Este enlace querría decir que esto se mantiene junto y que lo imaginario está en otra parte. No está lejos de lo que Lacan formulaba al comienzo de su escrito sobre "La carta robada".

Por el contrario, es lo que rechaza la muy última enseñanza de Lacan planteando que, lo cito, la adecuación de lo simbólico a lo real no hace a las cosas sino fantasmáticamente. Es un fantasma creer que la palabra hace a la cosa, un fantasma creer que lo simbólico sea adecuado a lo real.

Entonces, cuando dice fantasma que es una palabra clave del Momento de concluir, Lacan no entiende exactamente un sueño, el fantasma se distingue de él – cito – por ser una aspiración. Y es por lo cual puede hablar de una sugestión de lo imaginario por lo simbólico. Entonces es lo que pone en cuestión la definición del análisis por el saber porque, el saber no es más que fantasma. Es decir que es una aspiración de lo simbólico sugestionando a lo imaginario- Y por ello desde la primera lección del Momento de concluir, Lacan puede decir que la geometría euclidiana tiene todos los caracteres del fantasma, en particular la idea de la línea recta, y sabemos que él se ocupa de la crítica de la línea recta en su Seminario del Sinthoma como ya lo he señalado. Es por eso que captamos lo que Lacan trata con la topología. Trata de salir del fantasma geométrico. Esta tentativa, en el fondo, no he encontrado mejor referencia que ir a pescar en la última lección del este Momento de concluir, la expresión que figura como al pasar en la frase: No hay nada más difícil que imaginar lo real.

Y bien! Hechas todas las cuentas, es eso lo que constituye para mí el título de esta muy última lección de Lacan y como la palabra ordenadora de este Momento de concluir, de este esfuerzo que en su tiempo dejó perplejos a todos aquellos que no eran los obreros que ayudaban a Lacan en su tarea.

La tentativa es imaginar lo real.

Precisamente porque lo simbólico no es adecuado a lo real, porque lo simbólico no está asociado a lo real sino por el fantasma en tanto que sugestión de lo imaginario, entonces tratamos de asociar lo real y lo imaginario, tratamos de imaginar lo real.

Esto me parece la clave de todas estas manipulaciones de Lacan en su muy última enseñanza.

Imaginar lo real pasa por esta extraña materialización que constituyen estas figuras, que son figuras de objetos, esta materialización que es una materialización, dice Lacan, en un momento, del hilo del pensamiento. Dice esto y lo pongo en relación con lo que dice en otra parte: El análisis es un hecho social que se funda en el pensamiento.

La precaución oratoria
Y bien! Me parece que Lacan trata aquí una materialización del pensamiento. Lo que es también imaginar el saber de las cosas, con - como lo dice- , precauciones oratorias, es decir habladas. Y es el ritmo de este Seminario. Lo que está dicho en el Seminario es del orden de la precaución oratoria, para mostrar que hay cosas que saben comportarse, y que corremos detrás de ellas, detrás del modo en que se dan vuelta, se invierten , se anudan, etc.

Esta materialización, es sobre todo sensible cuando procedemos a lo que es el acto mayor en la última enseñanza de Lacan, que es el acto de cortar, que vuelve sensible que tenemos que vérnosla con la tela, el tejido. Y en el fondo lo que pretende es que esto remita a lo que tiene de tela un psicoanálisis.

Sin duda él comienza su Seminario del Momento de concluir diciendo es una práctica de la charla, lo que constituye una degradación de la palabra. Pero en fin es precisamente porque es una práctica de la charla que todo descansa en esto: ¿El analista sabe como comportarse?

De allí la oposición en esta charla entre al analizante que habla, y del que Lacan dice – hay que sorprenderse – que hace poesía. Esto quiere decir que allí en Momento de concluir, la interpretación no es la poesía; es un paso delante de lo que evoqué la última vez. El analizante habla, mientras que el analista zanja. Y podemos decir que es lo que multiplican los ensayos topológicos de Lacan, son precisamente figuraciones de lo que el analista zanja, figuraciones por el corte, en tanto que tiene el poder de cambiar la estructura de las cosas. Allí, no es la palabra la que hace a la cosa, es precisamente el corte que cambia la estructura de los objetos representados.

Entonces la mayor dificultad, es que si lo simbólico es inadecuado a lo real, no hay menos lo que Lacan llama una hiancia entre lo imaginario y lo real, una hiancia donde se aloja nuestra inhibición para imaginar cómo se comportan las cosas de las que se trata. Y en el fondo da el ejemplo del enredo necesario para superar esta inhibición.

Esto no le quita en absoluto lo serio al psicoanálisis. Las palabras no tienen el poder que creíamos cuando delirábamos, lo que no impide que las palabras tengan consecuencias, y que se trata de dar cuenta y de evaluar, si puedo decirlo, estas consecuencias: Se trata, dice Lacan, de que el analista se dé cuenta del alcance de las palabras para su analizante.

En el fondo, el modelo del acto analítico en la muy última enseñanza de Lacan, en el fondo en toda su última práctica, es el corte. El dice en un momento: actuar por intermedio del pensamiento confina a la debilidad mental. Y es por eso que trata de elaborar, un acto que no sería débil – lo dice: Un acto que no sea débil mental.

Y bien! Este acto tal como aparece en lo que nos queda del Momento de concluir, el acto que no sería débil mental y que no pasaría por el pensamiento, es el corte.

Es por ello que tomo en serio esta aspiración de la que da testimonio Lacan en un momento dado y de forma que merece ser retenida: Elevar el psicoanálisis a la dignidad de la cirugía (risas). Notaron que emplea allí la misma forma sintáctica que la que utilizó a propósito de la sublimación: elevar el objeto a la dignidad de la cosa.Y en efecto es el fantasma de Lacan, que se expresa en esta aspiración. Es la sublimación de la que se trataría: elevar la debilidad psicoanalítica a la seguridad soberana del gesto quirúrgico del corte. Y este sería la salvaguarda del psicoanálisis.

Hasta la semana próxima.

(Aplausos)

 
Ficha técnicaAutor, voz, puesta en escena y efectos especiales: JAMSonido : Fabienne Henry | Desgrabación: Michel JoliboisProduccion:
TLNCopyright: | TLNDifusión: AMP-UQBARTLN agradece a Fabienne Henry y Michel Jolibois, sin los cuales este número extraordinario no hubiera sido posible. | Traducción: Silvia Baudini