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NOCHES EN LA ESCUELA
Preparatorias
 

25 de Agosto de 2016 | 20:00 hs.
Primera Noche Preparatoria de las XXV Jornadas Anuales de la EOL.


Reseña de Paula Husni

Reseña de la Primera Noche preparatoria de las XXV Jornadas Anuales de la EOL

Hiperconectados a un amor subversivo
Primera noche preparatoria hacia las XXV Jornadas Anuales de la EOL, en un auditorio con gran concurrencia y entusiasta.

Lo programado, compartido, viralizado, linkeado y hecho imagen por todos los medios en todas las redes, tendría sus primeras voces que lo encarnen y sus primeros ecos que lo repliquen.

Bajo la coordinación de Celeste Viñal, con la presencia de Jorge Assef, Maria Eugenia Cora, Gabriela Grinbaum y Oscar Zack, se ha logrado una noche de intercambio y puesta en tensión de conceptos que atraviesan al psicoanálisis de hoy y de siempre.

A la díada – ya compleja – psicoanálisis / lazos virtuales, se le agrega una pregunta: ¿Qué hacemos para que el psicoanálisis continúe siendo subversivo?

Desafío epistémico que ha logrado estar a la altura de la complejidad de su pregunta.

Jorge Assef comienza centralizando su exposición en torno a los objetos, los gadgets y el analista.

Sitúa a google como garantía de verdad y aborda la cuestión del tiempo en las redes, destacando que la formación del analista requiere del tiempo de comprender.

Y recuerda la orientación de J.-A. Miller de no fascinarnos ni rechazar las novedades de la época pero tampoco hacer sociología.

Agrega que como analistas, la condición para sacar las mejores consecuencias de la interpretación de la época, es sacarse la doxa de encima y atravesar los prejuicios sobre lo que no entendemos.

María Eugenia Cora abordará el tema de las errancias y anudamientos en los usos de la red. Con su trabajo, El amor como un puente, hace emerger un eje crucial que atravesará la noche.

Abre preguntas sobre el psicoanálisis, el cuerpo y el entorno digital para empezar a polemizar - con la frescura que la caracteriza - sobre el porvenir del psicoanálisis. Sugiere una posición, cauta: ni tecnofóbicos ni tecnomaníacos.

Y precisa dos ejes para pensar la clínica en la época: la creencia en el inconsciente y la falta de transferencia. Será el recurso al amor el soporte del SsS, condición de la transferencia.

Con dos viñetas clínicas, precisas en su lógica y atinadas al tema que nos convoca, transmite modos de hacer uso de los nuevos recursos de la tecnología en la dirección de la cura; vez por vez, según de qué modo se anuda a cada quien y siempre sostenido en transferencia. Abriendo la posibilidad de sintomatizar para cada uno en el contexto de la hiperconexión.

Concluye cerrando la parábola abierta al inicio: "Si queremos hacer existir el psicoanálisis en tiempos del wi-fi, la apuesta es usar el amor como un puente.¨

Gaby Grinbaum sorprende como siempre, con su estilo tan hilarante como riguroso, abordando el eje de los lazos virtuales.

Se sirve de una pequeña anécdota clínica y de su propia experiencia como analizante para transmitir que el uso de las redes no es sin la resonancia en la subjetividad de cada quien. Ella no está en las redes advertida de su ¨adicción¨ y ¨curiosidad¨.

Es en esta línea que despliega la pregunta sobre la clínica en tiempos de la hiperconectividad; real que forma parte de la táctica y la estrategia como parte de los recursos en transferencia.

En tanto el psicoanálisis de la orientación lacaniana no tiene prejuicios, ni se rige por el estándar, sitúa que podemos decidir en cada caso qué conviene sin que la hiperconectividad ponga en jaque lo que el psicoanálisis tiene de subversivo; lo real que se esconde en la formación del analista.

Oscar Zack finaliza las exposiciones con un trabajo tan metódico como riguroso respecto al tema bajo el que ha sido convocado: el analista y su práctica.

En un trabajo que retoma el tema del amor ya desde su título, El amor: una brújula a preservar, comienza situando la época como aquella que proclama el fin del amor.

El discurso capitalista articulado a las tecnociencias, que con su producción de objetos buscan lograr que el consumo perpetuo logre suturar la división subjetiva, instituiría un lazo regulador de las formas de gozar en las que se comulga la exclusión del amor.

Es así como se promueve el empuje permanente a estar hiperconectados, como nueva relación entre cuerpo y plus de goce. Propone que la hiperconexión es con la dimensión mortífera de la pulsión en la cual el objeto técnico sería un medio para la realización del exceso.

El desafío para los analistas sería hacerle la contra, con un decir diferente, a las nuevas manifestaciones del malestar actual, produciendo alternativas sin renunciar a los conceptos clásicos del psicoanálisis; dando cuenta de las nuevas formas del síntoma sin que nos encuentre nostálgicos ni impotentes.

Si bien el psicoanálisis le ofrece al sujeto contemporáneo cambiar el gadget con el que goza, por un problema - es decir el síntoma - asevera que es un buen negocio! Cambiar goce por deseo abre siempre mejores perspectivas.

Concluye, restituyendo al amor como la flecha de eros del psicoanálisis: ¨Promovemos una revalorización del amor en la medida que uno de sus efectos es suscitar una conjunción entre lo perturbador del goce con lo vivificante del deseo.¨

La conversación verifica que las exposiciones tocaron un hueso y fueron al nudo del problema.

Gira en torno al uso de los gadgets en el análisis, el cuerpo del analista, a qué estatuto de cuerpo nos referimos, el lugar del analista como sujeto supuesto saber, entre otros temas.

Y abrió el contrapunto entre la solución que implica el síntoma, que supone un real y la solución que saltea el síntoma como aquella que aspira a un mundo sin real.

La noche preparatoria no terminó allí. Su hipervínculo – podríamos decir – devino en una cena multitudinaria de organizadores y colaboradores, en una señal de buenos augurios hacia la hiperconexión que viene no sin la que hay.

Dando cuenta que los analistas, frente a los lazos virtuales, estamos advertidos de que el amor – con los lazos que implican y el cuerpo que lo sostiene- es una brújula a preservar para que el psicoanálisis continúe siendo subversivo.


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