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El Debate de la Escuela Una N° 7
 

El deseo de nominar AE. Usos del AE.
Rose-Paule Vinciguerra

"Deseo de nominar"
Estar en un cartel del pase es creer en el pase. En todo caso creer que se puede llegar a saber lo que es. A este respecto, el deseo de "no nominar" daría cuenta de una posición elitista o de una posición cínica más o menos ignorada de sí mismo.

Pero ¿el deseo de nominar? Mi experiencia de los carteles del pase me lleva a pensar que deseo de nominar y reticencia a nominar son como el derecho y el revés de una misma posición, de una posición de la cual la brújula estaría orientada por lo que podía decir Jacques-Alain Miller el año pasado: "En tanto que ustedes no hayan encontrado vuestro "es esto", no vale la pena jugar a hacer el pase". Me parece que a la hora de escuchar el testimonio de un pasante, lo que atraviesa el cartel es un deseo de saber… aún, hasta alcanzar un "es eso" esperado; o sea, escuchar una demostración hasta la mostración del límite mismo de la demostración, es decir hasta la mostración de un punto de opacidad, percibido por el pasante mismo, mas allá de la significación. Hasta la constitución de un síntoma.

A veces, sin embargo, el testimonio del pasante se detiene en la demostración sin que sea mostrado ese punto límite y el cartel queda rasado con su deseo. Es ahí donde la reticencia a nominar AE al pasante se pone en juego: el cartel se demanda el por qué de esto y se percibe frecuentemente en el testimonio del pasante un resto de goce ignorado por él mismo, que puede dar lugar a tentativas de forzamiento diverso, incluso a un acting out.

Con esta brújula creía, hasta aquí, saber lo que era el pase. Pero hoy, dada la escasez de las demandas de pase, me llego a preguntar si estas referencias no son demasiado delicadas, y si el pase-sinthome no se ha constituido para nosotros en modelo. Tal vez se esperaba demasiado de los testimonios y puede ser que sea necesario quedarse con lo que precedentemente era considerado como suficiente, por ejemplo el atravesamiento del fantasma.

Formulo en todo caso una queja: que la enseñanza de los carteles de pase no haya tenido lugar y no haya permitido exponer los puntos sobre los cuales habíamos debatido entre nosotros y sobre los cuales se estaba apoyando una nominación o una no nominación. Se hizo un mínimo en las tardes del pase pero lo que se transmitió ahí no tenía el tenor de lo que debería y pudo ser una verdadera enseñanza del cartel.

Observaciones sobre los usos del AE
En Buenos Aires, en una sesión consagrada a los carteles del pase, yo planteaba la cuestión: "¿el AE debe ser investigador, polemista, constructor, artista? ¿Debe estar ahí donde se lo espera?". En efecto, otras modalidades de intervención distintas de la enseñanza de los AE pueden ser consideradas. La única condición es que un AE pague de su persona y que no "se duerma en los laureles". Ser AE no es una posición de prestancia, decía Lacan.

Sea como sea, la duración de la enseñanza de los AE (tres años) es, sin duda, demasiado larga. Sobre todo cuando no hay más que uno o dos en ejercicio.

Por lo demás, el hecho de que las veladas de enseñanza no hayan tenido lugar más que en Paris los confina a un público restringido.

En fin, es necesario notar que lo que parece sobretodo interesar al público es el testimonio en sí mismo de los AE –más que la enseñanza elaborada inmediatamente en las veladas–. Pero hablar más de dos o tres veces de su testimonio en la Escuela se puede tornar cansador para un mismo auditorio, por más concernido que esté por el pase.

Esta cuestión parece poder encontrar una salida interesante en las sesiones como las iniciadas en Gand por lo que propone el Kring de la New Lacanian School. Este grupo trabaja primero asiduamente el testimonio de un AE y lo invita enseguida a prestarse a responder una batería de preguntas: este puede entonces relatar su experiencia de manera necesariamente menos velada que como lo ha hecho en su testimonio inicial y transmitir allegro risoluto lo que él ha podido aprender en el mismo, lo que vivifica la enseñanza. En este momento, en que el lazo de la Escuela Una con sus múltiples tiene vocación de estrecharse, ¿no se podría imaginar que otros grupos del Campo freudiano, incluso los ACF, pudiesen experimentar el mismo interés que el grupo del Kring ha iniciado en Gand? Lo que se elabora, en efecto, en estos encuentros es una enseñanza alerta, suceptible de devolver a muchos el gusto por el pase.

 
Traducción: Viviana Fruchtnicht