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El Debate de la Escuela Una N° 9
 

El jurado de consentimiento
Bernard Lecoeur

La Conferencia ha permitido que algunos ojos se abrieran, incluso los míos, sobre un punto capital: los carteles habiendo oficiado en tanto que jurado del pase no han podido escapar –¿a veces?, ¿frecuentemente?–, a lo que Lacan ha llamado "el efecto de grupo". En grados diversos y según una frecuencia variable, esos efectos han existido, se han vuelto sensibles con una evidencia más o menos marcada. Una cosa es segura, no han faltado a la cita. Nada de esto es muy sorprendente porque, como tal, el cartel es un grupo, aun siendo pequeño.

El efecto de grupo es el producto de una desorientación, de una suerte de cambio de rumbo en el orden del discurso. Es un despistaje que conduce a esterilizar los efectos de circulación, de desplazamiento. Esta traba del movimiento se produce cuando se instala sobre la escena un objeto extraño, por supuesto no desconocido, llamémosle con Lacan lo obsceno. Lo obsceno tiene tendencia a presentarse siempre con un mismo perfil, el de un "se dice que…", el de un saber propagado, arrancado de sus raíces, y que por esta razón no tiene que rendir cuentas a nadie. Es bajo esta forma que lo imaginario viene a amalgamarse al trabajo engendrado por el discurso, como una máscara que no se ve. Tal efecto de grupo aplicado al recibimiento que un jurado del pase debe reservar al decir del pasante es mucho más que una distracción.

La denominación cartel no es suficiente para asegurar un funcionamiento en el que el trabajo propio de cada uno iría a converger en una decisión de conjunto. La ausencia de enseñanza del jurado, desde hace más de diez años, ha sido ciertamente un factor determinante en la deserción de la que el pase ha sido objeto. Remarquemos cuánto esta carencia remite a esas "puestas a cielo abierto periódicas", a las que Lacan invitaba al cartel. No dejar plantados a los progresos del trabajo ni tampoco a sus estancamientos.

¿La fórmula del cartel le conviene todavía al dispositivo del pase? ¿No está hoy en día reducida a engañar, proporcionando una falsa garantía?

A propósito del jurado de consentimiento: la "Proposición sobre el pase", desde su primera versión, no indica de qué estructura debería proceder sino que detalla su composición, la cual es puesta en relación con la diversidad de las funciones: tres AE, tres "psicoanalizantes en el pase" (pasadores), más el director de la Escuela. Ausencia, entonces, de cualquier modelo de grupo sobre el cual se debería regular el jurado de consentimiento salvo, tal vez, aquel que permitiera no extraviarse demasiado sobre la cuestión del cero. Mantener esto siempre en alerta a fin de que no vengan a sustituirlo ahí los "semblantes de un barcaje" (N. de T.: del francés batelage: barcaje: transporte de una carga en una barca) es, en efecto, una de las tareas a la cual debe buscar igualarse el jurado de consentimiento. Para esto, nada menos que no engañarse sobre lo vacío y la nada, sobre lo que diferencia una marca para la medida y el elemento neutro, o aun llegar a discernir la incompetencia de lo no-marcado de la inocencia.

Sin duda este es el momento de repensar el dispositivo del pase, a partir de su aptitud para acoger la diversidad bajo la cual se presentan los hechos de pase hoy. No olvidar que las condiciones de recibimiento, de la oferta, no son sin consecuencias sobre las formas que puede tomar un relato. Para recordar, se puede releer la conclusión del informe de 2003 del cartel del pase (A6): "Hoy, el rasgo remarcable es el de la variedad. Cada pase pone por adelantado que su primer interés es en principio el de no parecerse a ningún otro. De donde se desprende que una interrogación sobre la transmisión misma de esta experiencia no es parecida a ninguna otra. Si la certidumbre de que existe un momento del pase en la cura –designado como "pase 1"– es ampliamente compartida, las condiciones de transmisión de este momento no dejan de estar menos planteadas desde que la demostración y la argumentación no representan ya los modos de exposición mejor adaptados para rendir cuenta del mismo".

 
Traducción: Viviana Fruchtnicht