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El Debate de la Escuela Una N° 9
 

Sobre "la muerte del pase"
Lilia Mahjoub
Cf. El JJ Nº 72 (11 de diciembre de 2009) o la brochure del debate sobre el pase Nº 1 y el JJ Nº 74 (12 de diciembre de 2009) o la brochure del debate sobre el pase Nº VII.

Quisiera en principio rectificar un error que se deslizó en el texto que escribí en el JJ Nº 72. No es en noviembre de 2006 que se produjo la suspensión del tratamiento de las demandas de entrada en el dispositivo del pase, sino en noviembre de 2005.

Es también en noviembre de 2005 que la Asamblea general aprobó, por unanimidad, una resolución concerniente al reglamento interior. En efecto, con la entrada en vigor de los nuevos estatutos de la ECF, el proyecto de reglamento interior que precedentemente había sido aprobado en 2003 no era ya aplicable, porque no estaba en conformidad con estos nuevos estatutos. La Asamblea general dio así todos los poderes al Consejo para poner el reglamento interior en conformidad con los estatutos.

No fue pues sino en octubre de 2006, o sea después de que la Escuela obtuvo una respuesta favorable a su demanda de reconocimiento de utilidad pública, y en la Asamblea general cuando el reglamento fue votado. En lo concerniente a la Comisión de la formación psicoanalítica, dicho de otra manera la Comisión del pase, está estipulado en ese Reglamento interior, en el artículo 22, que "la composición y el funcionamiento de la comisión serán definidos como resultado de una reflexión que debe tener lugar en 2007".

El reglamento interior no ha sido modificado desde entonces.

Si las demandas fueron suspendidas, fue para dejarle lugar a una reflexión sobre el pase para la cual constatábamos que este no tenía fuerza, como lo escribí en el JJ Nº 72. Le había parecido importante al Consejo no proceder a una renovación sistemática de carteles, haciendo elecciones prematuras, sino más bien interrogando lo que la Escuela buscaba para el pase.

De ahí la organización de un nuevo seminario de reflexión, una jornada completa, el 21 de enero de 2007, precedida de una velada de preparación en la ECF, sobre el procedimiento del pase.

Como resultado de esta reflexión, se anunció claramente que el Consejo haría o no las modificaciones necesarias en lo concerniente al reglamento interno del procedimiento del pase, a no confundir con el reglamento interior de la Escuela que, lo repito, sigue sin cambios al día de hoy, y desde 2006. En necesario tener en cuenta que toda modificación del mismo debe obtener la aprobación del ministerio del Interior.

Por el momento, es el mínimum lo que ha sido redactado en lo concerniente a la Comisión del pase, como lo mencioné más arriba a propósito del artículo 22. Finalmente las elecciones para la constitución de los carteles debían estar organizadas como resultantes del seminario sobre el pase del 21 de enero de 2007. Lo que tuvo lugar en mayo de 2007. Los nuevos carteles se constituyeron a principios de julio de 2007.

Para volver a "la muerte del pase", es verdad que algún aspecto del pase estaba petrificado, y esto desde hace un cierto tiempo. Esto se expresó tal vez a partir de la frase que François Leguil pronunció en una Jornada de los AE, y de la cual una significación ha sido difundida bajo el modo: el pase está muerto, e incluye a los AE entonces en función, lo que escribí ya en el JJ Nº 72.

El clima era mortífero, digámoslo así, pesado y no generando más que queja y decepción.

Las últimas Jornadas de la Escuela han conocido un clima completamente diferente, lo que no vuelve al contraste sino más contundente. Este aspecto mortífero se concentraba pues sobre el pase, porque no era que todo el clima de la Escuela estuviera tocado. Otros acontecimientos le aportaron algunas alegrías, pero digamos que el pase muestra ser un verdadero barómetro y que no hay que descuidar su lectura.

Cuando la libido no produce ese aspecto palpitante, entusiasta y gozoso, como lo hemos conocido en las últimas Jornadas de la Escuela, queda eso a lo que se puede reducir toda pulsión, es decir, su dimensión mortífera. Es pues la pulsión de muerte que estaba a la obra, silenciosa pero sin embargo destructiva. El psicoanálisis como tal, en intensión, estaba pues en caída libre. Ahora bien, solo la transferencia es susceptible de reanimar esta pérdida de vida.

Se puede así comprender lo que pasó en las Jornadas. Es la transferencia la que, gracias a las iniciativas de Jacques-Alain Miller, ha operado y que volvió a poner en carrera la suposición de saber necesaria a toda acción en el campo del psicoanálisis.

Esta suposición de saber, relativa al sujeto supuesto saber que vehiculiza la transferencia, estaba completamente caída, como efecto del hecho de la poca presencia de las enseñanzas sobre el pase en la ECF. Los carteles del pase no enseñaban más desde hacía mucho tiempo, salvo desde 2008, donde hubo una reposición con las "Tardes del pase", pero poco frecuentes y espaciadas, no fueron suficientes frente al mal que había ganado al pase en la Escuela, y no al pase como tal, aquel inventado por Lacan, y al cual como experiencia de la Escuela todo el mundo parece referirse.

La Escuela que, desde hace algunos años ha salido de sus muros, para expresarse públicamente, comprendido ahí lo que concierne al testimonio de sus AE, en las Jornadas de la Escuela por ejemplo, o sobre otros temas, como sobre la plaga de las TCC, ha dejado entre sus muros enseñanzas que si bien no desaparecen, al menos se reducen a algo penoso.

No es más posible, en mi humilde opinión, dar marcha atrás, sino que se trataría más bien de repensar todo, de innovar, de aligerar ese clima, y esto, no dejándolo solo librado al automatón que termina por alisar todo, incluso hastiar, y al final de cuentas por hacer caer a la Escuela en un aburrimiento mortal, como se dice.

Si los carteles del pase han enseñado desde el comienzo, en 1983, su enseñanza estaba abierta a los invitados y no concernía a la clínica en juego en el pase ni, por lo tanto, a la doctrina que se podía elaborar de la misma. Se trataba más bien de exposiciones teóricas, con frecuencia crípticas, para no decir idiolécticas. No es sino en 1990, con las tardes de los carteles del pase, que ha sido cuestión de los testimonios propiamente dichos en esta enseñanza.

Se trata pues de encontrar un modo que respondiera al aire de los tiempos, a semejanza de las Jornadas, para restituir un pase vivo, esto es, haciendo tabla rasa del pasado. Esto no sabría ser una enseñanza encerrada en la Escuela, incluso confidencial. Lo que no quiere decir que los carteles carecerían entonces de reserva sobre lo que escucharon en el curso de los testimonios. Estas enseñanzas deben vivir a la hora de la apertura de Escuela al mundo, como lo han iniciado los Foros aunque no hayan tratado del psicoanálisis puro. Pero a su manera las últimas Jornadas de la ECF realizaron esta confluencia, en el espíritu Foros.

Comencé un trabajo sobre los elementos históricos relativos al funcionamiento del dispositivo del pase en la ECF, a los fines de recoger las informaciones necesarias, incluso de los puntos de referencia sobre ese funcionamiento y sobre lo que lo ha rodeado en la Escuela.

Esto permitirá hacer una lectura más sintética sobre lo que se ha hecho a este nivel en la Escuela, sea para bien o para mal, no importa. No se trata de erigir esta lectura en requisitoria o en proceso del pasado. Es la experiencia de la Escuela la que permitirá juzgar, porque esta experiencia con sus agujeros, sus faltas, sus fracasos, no guarda menos su valor para la Escuela y para el lugar que la misma tiene hoy en día, y sobre todo para el psicoanálisis, a condición no obstante de que pueda prolongarse y que no nos sujetemos demasiado a lo que parece ser hoy, a través de la Escuela. ¿No decía Lacan que lo que iba contra el discurso analítico era la existencia del grupo psicoanalítico, o sea lo que él llamaba "las sociedades existentes"?

 
Traducción: Viviana Fruchtnicht