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El Debate de la Escuela Una en la EOL N°6
 

El pase, un debate en curso
Marina Recalde

Primer tiempo
Corría 2005 y hacía meses que no contábamos con el dispositivo del pase en la EOL. Sin embargo, el pase seguía en pie. Es decir, lo suspendido por algunos meses fue el dispositivo, no así el pase, que seguía su marcha en la subjetividad de la Escuela: en los análisis, en el debate y, finalmente, en una nominación de un colega que, no habiendo dispositivo, se había presentado en carteles de otra Escuela.

En plena suspensión fui convocada a presentar en una Noche de la Escuela sobre un tema candente: la desidealización del pase. Comencé mi intervención con un cuento extraído de un libro de Marx Haddom[1] y agregaba: "si nos subimos por un momento a un imaginario tren, podríamos jugar un poco y decir: -En la EOL, hay un pase, un costado del cual parece ser... idealizado".

Si hablábamos en ese entonces de desidealización es porque hubo un momento primero, en que el pase estuvo idealizado, con pasantes, pasadores, nominaciones y testimonios. Conforme a ello, del AE se esperó –entiendo- mucho. Tal vez demasiado. Demasiado que pienso hizo que lo esperado se transformara en una exigencia que para algunos se volvió un obstáculo y finalmente devino superyoico. Muchos colegas habían concluido sus análisis. Sin embargo, habían decidido no presentarse al dispositivo. Las razones esgrimidas seguramente eran variadas, que atañían no solo al dispositivo sino también a los análisis y sus finales. Sin embargo, al menos era mi lectura, ese costado idealizado para algunos había devenido una exigencia feroz, que había resultado finalmente un escollo, y que en lugar de impulsar el desafío de sortearlo, había detenido el empuje.

Segundo tiempo
Meses después, el dispositivo se reinstalaba. En un doble movimiento. Por un lado, una reducción: de dos carteles se pasó a uno. Por el otro, una ampliación: se extendió la posibilidad de designar pasadores ya que no eran solo los AME de los carteles los que podían designarlos, sino que se extendía a todos los AME de la Escuela. En esta nueva apuesta, el Secretariado del pase de la EOL recibió 26 pedidos y hubo nominaciones. Esto permite constatar la libidinización del pase.

El presente momento implica una renovación del reglamento para la EOL para los próximos dos años. Es un tiempo de hablar en nombre propio. Pienso que es una invitación que debe leerse en tanto se trata de poner en juego la posición analizante de cada uno. Preferiría (es un gusto personal) reservar el término "testimonio" para el AE. Y hacer hincapié en la posición de analizante para los miembros de una Escuela.

El pase
A lo largo de estos años, hemos escuchado y leído varios y variados testimonios, de colegas nominados AE por diferentes carteles. De todos ellos hemos extraído una enseñanza. Enseñanza que al menos para mí hoy funciona como un interrogante: ¿qué esperar de un AE? No hay un pase igual a otro. Tampoco hay una nominación que alcance el nec plus ultra. Por suerte, ya que caeríamos en una nueva idealización, esperando un testimonio "que lo diga todo". Esto implica que no hay EL pase, así como no hay El AE. Cada uno de ellos, con su estilo, con su lógica, me ha permitido apre(he)nder algo del modo en que se las ha arreglado para librarse de aquello que lo tenía preso en la neurosis. Cada uno, con mayor o menor resonancia, me ha transmitido su propio modo de hacer con su sinthome, tan singular como precioso. Cada uno de ellos me ha permitido captar ese "algo" del deseo del analista, que en cada uno ha tomado su modo singular.

Quizás este debate permita poner a cielo abierto las consecuencias clínicas (como practicante y como analizante), políticas y epistémicas que el pase ha tenido y tiene en cada uno de nosotros.

 
Notas
1- Hay tres hombres en un tren. Uno de ellos es economista, el otro lógico y el tercero matemático. Acaban de cruzar la frontera para entrar en Escocia y ven una vaca marrón en un campo desde la ventanilla del tren (la vaca está paralela al tren). Y el economista dice: -Mirad, en Escocia las vacas son marrones. Y el lógico dice: -No. En Escocia hay vacas de las cuales una, por lo menos, es marrón. Y el matemático dice: -No. En Escocia hay por lo menos una vaca, un costado de la cual parece ser marrón (Haddom, M. El curioso incidente del perro a medianoche, Buenos Aires, Salamandra, 2005).