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El Debate de la Escuela Una en la EOL N°8
 

La entrada en la Escuela
Deborah Fleischer

Pertenecí a la comisión de admisión de la EOL hace más de 10 años. Desde esa época hasta ahora, hubo momentos en que la puerta parecía abrirse más y luego menos. Momentos referentes al umbral, a la entrada, que sirven de prólogo que antecede o se antepone a una acción.

Muchas veces escuchamos la pregunta- ¿cómo hago para entrar? La respuesta es:- transponer un umbral, la puerta presentifica un borde, donde el adentro y el afuera no delimita necesariamente la relación del sujeto con la Escuela.

El término "entrada a la Escuela" supone por ende, algo más que abrir una puerta y atravesar una serie de requisitos y procedimientos formales. La demanda de adhesión puede alcanzar su destino y verse reconocida en alguna de las nominaciones (teniendo cautela con este término) que certifican la pertenencia a la Escuela, pero hay que entender que esas marcas simbólicas no agotan un problema crucial, que es el de la posición del sujeto en relación a su entrada.

Durante un largo tiempo, y por circunstancias variadas, la entrada a la Escuela ha sido imaginada por todos nosotros a partir del modelo de la retroactividad, es decir como un significado del Otro, para usar los términos clásicos de Lacan, como una significación proveniente de la autoridad del Otro.

Más recientemente, podemos pensarlo como algo que si bien es una demanda, hace al sujeto responsable de su entrada, al igual que en un análisis, de lo cual no se deduce que dicha entrada recaiga exclusivamente de su lado. Esperamos, más allá del pedido que se emite, un signo del asentimiento subjetivo. Lacan hablará en 1964 en el Acta de Fundación de "trabajadores decididos" enmarcando en una dimensión ética el término "responsabilidad".

La Escuela, no es un grupo, ni una suma de grupos, ella misma no es más que un dispositivo que organiza el asentimiento de los psicoanalistas a formar parte de pequeñas estructuras sociales, que en algunos casos podemos llamar carteles. Me parece que conviene no pensar el cartel solo para los que se acercan a la Escuela y piensan en su formación. Sería interesante en ese sentido, volver al valor que el cartel tenía para Lacan, y que la entrada pasara por un cartel, lo que no necesariamente significa, un cartel del pase o el pase a la entrada.

Retomaré lo que plantea Leonardo Gorostiza cuando habla de la Escuela Una: "Mediación y extimidad no se confunden. Sin embargo, en cierto sentido, se podría decir que la extimidad acompaña –o debería siempre acompañar- a la mediación como si fuera su sombra". ¿Por qué no tomar esta afirmación también en relación a la Entrada en la Escuela?

Pensemos si la Comisión de Admisión, a tono con la política de la Escuela, junto con los integrantes del Consejo podrían cumplir esa función de mediación y extimidad, para, en cada situación, ratificar o rectificar mediante su práctica, esa doble pero no excluyente función, que lleva a la aceptación de un nuevo miembro, no para hacer masa o reclutar, sino para, como decía Lacan, hacer Escuela.