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El pase
Testimonios

Aislar lo terapéutico... [*]
Anibal Leserre
 

Ubicar entre el psicoanálisis puro y el aplicado la idea de tensión creo que nos permite abordar el tema desde ángulos mas interesantes que situarla como diferencia, sobre todo si esta se plantea como antinómica, ya que esa vía nos llevaría ante cada caso a tener que optar y tendríamos, en un sentido, otra versión de la diferencia didáctico – terapéutico [1].

A su vez la idea de tensión indica que el tema está un poco tironeado por fuerzas que lo solicitan y que nos presentan un campo tenso. Sobre dicho campo el pase nos enseña como un mirador privilegiado, sin embargo, no nos ubica como observadores imparciales. Y al considerar el pase como investigación colectiva podemos tratar de ubicar algunas consideraciones sobre la tensión mencionada entre el psicoanálisis puro y el aplicado. Lo primero que podemos destacar es que desde el pase se borra la diferencia. Afirmación que lleva nuestra atención al psicoanálisis como práctica pero anudada al desarrollo y movimiento conceptual y a su política. Por lo tanto, ubicarnos en la tensión implica la posibilidad de situarnos en los principios de nuestra acción, apoyarnos en los principios de la práctica lacaniana para desde allí ubicar el uno por uno.

Mencioné que abordar el tema por el lado de la tensión permite diferentes ángulos, trataré entonces de traer a esta mesa la cuestión terapéutica con relación a la identidad psicoanalítica y algunas consideraciones sobre lo que el Pase nos enseña en esta dirección, una dirección que si se lleva hasta sus ultimas consecuencias se encuentra con un punto de detención y en el mismo lo que se produce es un resultado de saber y por lo tanto una construcción [2].

Entonces algunas consideraciones sobre lo terapéutico
La primera. Creo que obvia, pero no esta dé mas destacarla, la de no equiparar, igualar, homologar psicoterapia a terapéutico, en tanto esta equivalencia ha conducido en la historia del psicoanálisis tanto en la práctica como en los desarrollos conceptuales justamente a la pérdida de la identidad psicoanalítica. (Aunque siempre es conveniente ubicar el qué es hoy la identidad psicoanalítica).

La segunda consideración correlativa a la anterior, es la constatación de la existencia del inconsciente en un saber que se verifica (se confirma) por que su lectura tiene efectos terapéuticos, especialmente efectos terapéuticos. Ahora bien, desde el pase podemos ubicar un mas allá de estos efectos pero a condición de haberse servido de ellos. Cuestión que nos permite considerar un argumento más sobre la afirmación de Lacan de que el psicoanálisis no es una terapéutica como las demás. De esta manera subrayo que la dimensión terapéutica y su más allá se constata en la práctica del psicoanálisis y nos llega vía el pase tanto en las presentaciones de los pasadores, en las enseñanzas de los Carteles y en los testimonios de los A.E. Vías que enseñan, reitero, que la dimensión terapéutica no es antagónica con el psicoánalisis puro, y que la misma es una dimensión imposible de eliminar ya que es la que permite constatar que el desciframiento del inconsciente tiene efectos sobre el síntoma y / o sobre el sujeto. Que el desciframiento sea lógicamente infinito no anula la importancia de que los efectos terapéuticos sean lo que, por ejemplo, nos permiten distinguir el desciframiento del inconsciente de los delirios. Ahora bien, cabe también destacar en esta línea cuál es la posible relación entre lo terapéutico y por ejemplo el punto de conclusión o el pase clínico. No tomo como condición de verificación a las resoluciones terapéuticas sobre lo sintomático, si bien el alivio es un afecto presente en la mayoría de los testimonios que he escuchado. Es el más allá del alivio lo que nos muestra la manera como el sujeto se las arregla con lo que resta. Es decir que el saldo, si así podemos expresarnos, es no sólo la identificación al síntoma, sino el manejo a partir del saber alcanzado y esto también es posible a condición de que el sujeto se haya servido de lo terapéutico como cesión de goce. Dicho de otra manera, el pase como exploración sobre la identificación al síntoma, permite cierta verificación de la relación del sujeto con el funcionamiento del goce que se sirve del síntoma. Por supuesto que hay muchos síntomas (mejor dicho versiones metafóricas del síntoma) que desaparecen en y con el análisis. Sin embargo el resto que perdura ( relación síntoma – real - goce) cuando conduce al pase nos permite ver si la cura ha llevado al sujeto a una posición que podemos llamar endurecimiento de la defensa (fortalecimiento del yo o fortalecimiento identificatorio) o si, por el contrario, lo ha llevado a una relación diferente a la pulsión (a la tendencia de satisfacción de la pulsión) con el goce y a una plasticidad del sujeto que muestra un saber hacer con lo incurable.

Estas cuestiones me llevan a presentar la tercera consideración. Se trata justamente de que no negar lo terapéutico implica encuadrarlo en el campo de la tensión es decir que no cierre la puerta ni en su fin ni en su finalidad, sino que mantenga la vía del deseo y al goce en su estatuto singular y radical. El goce no tiene una utilidad directa ni puede ser globalizado pese a todos los intentos por neutralizarlo. J. A. Miller ha señalado que la provocación de Lacan llegó hasta la definición de goce como aquello que no sirve para nada, aquello que no hace el bien, que no se inscribe en la armonía de las funciones vitales. Por lo tanto, el pase como verificación y transmisión nos enseña que el psicoanálisis no trabaja para la homeostasis terapéutica, ni se enrola en un progresismo que deje de lado la incidencia del goce de lo real, porque si ese es el caso tendremos un psicoanálisis aggiornado pero que cierra la vía abierta por Freud y por supuesto tendremos un psicoanálisis que será consumido pero, en su doble acepción.

La última consideración. En otras ocasiones he planteado el deseo del analista como aquello que permite el trayecto del Otro al S(/A), hoy quisiera agregar que el pase nos enseña, en este más allá de lo terapéutico, al deseo del analista como el hacer existir el psicoanálisis y me atrevo a poner en correspondencia esta cuestión con la afirmación de Lacan "Le toca a cada uno reinventar el psicoanálisis". Reinventar es un más allá de la neutralidad, es una posición del practicante en clara disimetría con el analizante ya que su interlocutor no es el paciente sino el psicoanálisis. Y lo que he podido constatar en mi experiencia en los carteles del pase es que en algunos casos donde el psicoanálisis mismo, puro si se quiere, parte de una indeterminación (tanto a nivel significante como a nivel libidinal) es la experiencia misma de la cura la que posibilita que ese sea el lugar en donde emerge la determinación. El pase no sólo da el resultado sino también los trayectos, y en la Escuela poder servirnos de ellos. Y con ellos mantener políticamente la vía terapéutica como una invitación que se podría formular así: "dime de que sufres y podrás llegar a saber de que gozas y que hacer con ello."

He titulado a estas notas "Aislar lo terapéutico", tomando la expresión de la "Proposición del 9 de Octubre de 1967 acerca del psicoanalista de la Escuela" ya que allí Lacan la utiliza para decir que aislar lo terapéutico es la condición para que un análisis pueda tener un fin. ¿cómo entender este aislar?, es una pregunta que me pareció interesante traer a esta mesa y mi primera respuesta es lo que he planteado como más allá de la neutralidad homeostática de esperar resultados...

 
 
Notas
* Testimonio presentado en las Jornadas Anuales de la EOL del año 2003.
1- Diferencia que ya Ferenczi cuestionó " A menudo he señalado en el pasado que no veía ninguna diferencia de principio entre análisis terapéutico y análisis didáctico. Quisiera completar esta proposición en el sentido que no es siempre necesario, en la práctica clínica, profundizar el tratamiento hasta el punto que consideremos el fin completo del análisis; sin embargo el analista, de quien dependen tanto seres, debe conocer y dominar las debilidades más sutiles de su propia personalidad, lo que resulta imposible sin un análisis perfectamente terminado" Sandor Ferenczi "El problema del fin de análisis" O.C. Tomo IV Espasa Calpe.
2- J- A Miller ha situado como orientación que la diferencia entre psicoanálisis y psicoterapia es un problema de la práctica. En su curso del año 2000-2001 el "Lugar y el vinculo" (clases del 10 y 17 de enero del 2001) donde desarrolla esta diferencia y donde divide las aguas entre el psicoanálisis puro y psicoanálisis aplicado (a la terapéutica) por un lado y la psicoterapia por otro. Esta escritura es destacada diciendo que la cuestión es que el psicoanálisis aplicado a la terapéutica siga siendo psicoanálisis y que se preocupe por su identidad psicoanalítica.