Chapeau La echamos de menos ya, querida Señora. Me acordaré siempre de la manera tan distinguida que usted tuvo de llamarme, al principio, para ayudarme a abrirme y presentarme a mis colegas del Campo freudiano en América latina y en España: "La señora mexicana" Después, nuestros sueños comunes en torno al autismo han sellado nuestros lazos y nuestra amistad, si me lo permite. Usted tenía una elegancia y una dignidad grandes, inmensas, incluso en la enfermedad que ha terminado por llevársela. Yo me quito el sombrero, mi sombrero mexicano, por usted, querida Judith Miller. Y con lágrimas en los ojos, por mí, por nuestra Escuela donde usted ha sido una señora y una embajadora para muchos estudiantes extranjeros, la saludo inclinándome y le digo: ¡Hasta pronto querida señora! |
Traducción, Fe Lacruz |