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RedAcción
Número 7
 
La cuestión de la admisión en la Red Asistencial

Por Ana Celia Nemaric

Participar en la noche del Agora de la red asistencial, me permitió seguir pensando acerca del modo en que son recibidos los pacientes que solicitan atención en la misma, es decir en la llamada "admisión".

El término admisión no es un término del psicoanálisis. Proviene de la tradición institucional y en nuestro caso particular, de la tradición hospitalaria. La admisión, en su uso general, implica ciertas condiciones que son exigibles para ser aceptado o para pasar a formar parte de un conjunto determinado.

La red asistencial, en su operatoria de atención psicoanalítica dirigida a la comunidad, al igual que nuestra práctica no tiene patrones, pero sí principios y ellos son acordes a lo que enmarca la ética que nos orienta, es decir, el sujeto y el síntoma que le concierne en su implicación de goce.

Sabemos que la posibilidad de realizar una cura tiene como punto de partida una demanda inicial subjetiva, y en este sentido M.H.Brousse destaca que "el tratamiento y la interpretación de esta demanda inaugural [tiene que ver] con la manera con la cual la demanda está trabajada por el analizante y el analista", residiendo ahí lo particular del psicoanálisis. [1]/P>

J.-A. Miller por su parte, al referirse al momento en el que alguien llega a una entrevista con la intención de comenzar un análisis, lo llama "bienvenida". Aclara que aquel que consulta no es un sujeto ni es aún un paciente, sino que espera ser recibido como tal debido al hecho de que él mismo ha hecho la avaluación de su síntoma y agrega: "consideramos que aquel que pide un análisis puede ser autorizado por el analista a entrar en la experiencia. Esta cuestión aparece en el inicio de cada experiencia analítica, a partir del primer minuto, a partir del primer encuentro, hasta de la primera llamada telefónica.(...) En la práctica lacaniana, todo paciente, todo aquel que quiere ser un paciente, es considerado como un candidato, y el analista tiene que responder con un espíritu de responsabilidad muy profundo, es por eso que, a partir de la bienvenida, entra en juego el acto analítico" [2]

Sin duda, recibir la demanda de un sujeto para la iniciación de una cura es un asunto delicado, y esto me lleva a reflexionar acerca de cuál será el mejor modo de recibir la demanda para encauzarla de la buena manera, permitiendo realizar la experiencia. El significante admisión no me parece el más feliz para designar esa "amplia" bienvenida, es más, diría que son antitéticos. Mientras uno celebra con alegría la decisión de un sujeto de poner a trabajar su síntoma en el tejido de la red, el otro antepone condiciones determinadas que, según parece, si no son cumplidas, lo excluirá.

Por otra parte, y teniendo en cuenta que el proceso transferencial se inicia desde el primer momento, pongo en palabras una pregunta que se renueva:¿será conveniente la realización de entrevistas con un analista que no será el que dirija ese análisis? Si se realizan entrevistas para una derivación, ¿cómo transmitir fielmente lo acontecido en ella, al analista a quien se lo deriva? Tomando en cuenta lo que nos acota J.-A.Miller ¿ qué efectos producirán en los entrevistados esa entrevista de admisión? ¿qué apreciación tienen de las mismas aquellos que desempeñaron la función de "admisores"?

Si casi todos los pacientes que tuvieron una entrevista de admisión llegaron a buen destino, sin duda, las mismas cumplieron con su cometido, pero si muchos pacientes se pierden en el camino ¿ no habrá algo en ese dispositivo que hace el efecto contrario, que expulsa y que habría que investigar?.

 
 
Notas
1- Brousse, M. H.: Cómo opera el psicoanálisis? Ed. NEL-Guayaquil, Ecuador 2002, pág. 43.
2- J.-A. Miller: Introducción al método psicoanalítico Ed. Eolia –Paidos, Bs.As. 1997 pág.18.