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RedAcción
Número 27
 
Mesa de apertura

Discurso del presidente de la Red, Oscar Zack

Fragilidad del lazo amoroso. Soledad y desorientación.

Para esta mesa de apertura quería hacer un breve comentario, una breve reflexión acerca del título que hoy nos convoca al trabajo.

Este nos conduce en la búsqueda de algunas respuestas útiles para poder hacerle la contra a las distintas formas en que se manifiesta el malestar actual. El camino a transitar deberá ubicarse en una perspectiva que se oriente bajo la égida del psicoanálisis aplicado.

Por otra parte un título suele constituirse en una suerte de brújula que orienta nuestra expectativa de trabajo, o si se quiere, es una promesa de trabajo que, en este caso, tratará de anudar el tríptico clínica – política - episteme.

En este sentido estas IV jornadas de la Red se inscriben en el camino trazado por la política de la AMP, ya que, como se puede captar se encuentra en continuidad con las pasadas jornadas de carteles (síntoma analítico – síntoma social) como con el próximo Encuentro americano: La clínica analítica hoy: el síntoma y el lazo social.

Uno de los primeros efectos que puede producir el encuentro con el sintagma Fragilidad del lazo amoroso. Soledad y desorientación es constatar que en su horizonte se encuentra la subjetividad de la época.

El título nos remite a un autor, Zygmunt Bauman, que describió como bajo el significante de lo liquido se articulan, entre otras cosas, los lazos amorosos en la actualidad, lazos caracterizados por la fragilidad con que se constituyen produciendo "un sentimiento de inseguridad que esa fragilidad inspira y los deseos conflictivos que ese sentimiento despierta, provocando el impulso de estrechar los lazos, pero manteniéndolos al mismo tiempo flojos para poder desanudarlos" (Amor líquido pag. 7-8)

En consonancia con la liquidez en los lazos, que el autor describe, se encuentran argumentos que proviniendo del campo de la ciencia intentan darle consistencia. Ahora bien: ¿Qué efectos produce, hoy, el discurso de la ciencia en el hombre, en el ser hablante? O quizás, para ser más precisos, habría que preguntarse ¿Cuáles son los efectos que bajo el supuesto ropaje de la ciencia se esconden las técnicas de manipulación de los sujetos constituyéndose así pseudo-ciencias?.

Es factible constatar, a partir de la profusa información que se despliega en todos los medios de comunicación, cómo en la actualidad el discurso de la ciencia, de las pseudo-ciencias hay que decir, intenta erigirse en el sujeto supuesto saber de la modernidad, intenta erigirse en un nuevo amo contemporáneo.

Se ha constituido, en esta perspectiva, a las neurociencias en un nuevo paradigma, de tal forma que se arrogan el derecho de tratar de explicar, dar los fundamentos, de todo comportamiento humano a partir de las variaciones en los neurotransmisores.

Así, sostienen, que todo comportamiento que se aparta de la norma –de la norma del amo, hay que aclarar- se constituye en la expresión de un pathos que deberá encontrar su solución con el uso del fármaco correspondiente, del antidepresivo de última generación. Es el dislate de la época que ubica al cientificismo en el cenit de la civilización.

Bajo esta perspectiva es factible encontrar en publicaciones que divulgan estos "descubrimientos", la novedad de que actualmente hasta el amor puede ser cuantificable.

Hay una antropóloga norteamericana, Helen Fisher, que comulga con las ideas del cognitivismo, y que se ha dedicado a investigar sobre las supuestas causas químicas del amor romántico. Ella sostiene que "el amor esta asociado con la presencia de dopamina" y que "en la atracción por el ser amado intervienen tres neurotransmisores cerebrales: la dopamina (que también produce taquicardia e hipertensión), la noradrenalina (produce los impulsos y la motivación) y la serotonina (un inhibidor que reduce su presencia en estados pasionales). Fisher llega a estas conclusiones luego de una investigación que consistió en escanear el cerebro de 34 personas mientras miraban la foto de un ser por el cual sentían cierta atracción física. Mientras lo hacían, las imágenes de estos cerebros mostraron elevados niveles de dopamina o noradrenalina, o de ambos, tanto como una disminución en los niveles de la serotonina.

Entonces ¿cuál es la primera conclusión? : estar enamorado es tener bajo el nivel de serotonina. Si alguien es propenso a los enamoramientos pasionales sin duda tiene problemas con la falta de dopamina.

El amor deja de ser entonces una pasión humana que responde a variables subjetivas.

En esa perspectiva todo lazo amoroso es frágil y se encuentra amenazado en su consistencia. La desorientación es más que evidente.

Se puede captar cómo las neurociencias y sus socios cognitivistas intentan constituirse en una perspectiva ideológica que pretende sostener que el hombre es equiparable, no solo a las ratas que se usan para la experimentación, sino también a las máquinas en su forma de tramitar los estímulos a los que se encuentra sometido.

Esta orientación no solo posee una concepción ingenua del lenguaje, sino que es una concepción del hombre que entroniza al yo como el sujeto supuesto saber y en ese mismo movimiento intenta desconocer al inconsciente, por cuyo efecto intenta confundir y / o reemplazar al cuerpo por el organismo como así también sustituir lo singular por lo universal.

Qué lejos ha quedado el aforismo de Galileo que para darle el justo lugar a la ciencia supo decir que: "La naturaleza está escrita en lengua matemática".

Ahora bien: frente a estos avances ¿con que contamos los psicoanalistas? Tenemos una primera respuesta: con el psicoanálisis pragmático.

El psicoanálisis pragmático es la propuesta que permite dar cuenta de una oferta que exhibe una respuesta no estandarizada para los trastornos y/o las formas de goce con que se presentan algunos sujetos en la actualidad. Ya sea que estas vengan con el ropaje de las patologías vinculadas al objeto de consumo como los fenómenos que se inscriben bajo la égida de las psicosis ordinarias. Ya sea para las formas liquidas de los lazos amorosos de la actualidad como así también para las soledades y desorientaciones de la época, marcada no solo por el declive del nombre del padre, sino también por la impronta del discurso de la ciencia.

Esta caracterización nos empuja a poner al debate una reformulación de la oferta clásica del psicoanálisis, de tal forma que la misma se adecue a las demandas de la época actual.

Cabe entonces recordar el argumento de convocatoria del próximo encuentro americano cuando dice que: "Durante la presentación del tema de Pipol 4, Clínica y pragmática de la desinserción en psicoanálisis, J.-A. Miller destacaba dos ejes: clínica y pragmática. «Digo clínica – señalaba entonces- porque es evidente que tenemos cosas que decir y que ordenar en lo que concierne a los fundamentos psicoanalíticos de la desinserción, y también porque así podremos invertir nuestros resultados en lo que concierne a la psicosis ordinaria (...). Digo pragmática, mejor que tratamiento o cura, porque ahí estamos en el orden del ‘saber-hacer-con’, del ‘arreglárselas con’».

Entonces, ofertar y poner al debate una práctica que transite por el camino del psicoanálisis aplicado nos permitirá constatar una vez más la potencia curativa del mismo.

Cuando tratamos de dar cuenta de esta, nuestra orientación, no hay que perder de vista la necesaria y fecunda tensión entre el psicoanálisis puro y el psicoanálisis aplicado.

Llegado a este punto no esta demás recordar que nuestra práctica nos permite, a condición de no renunciar a lo clásico del psicoanálisis puro, ser heteroprácticos en el psicoanálisis aplicado.

De esta forma nos liberamos del corsette del encuadre y sus rituales (numero de sesiones, tiempo de duración de las mismas, etc.).

Así hacemos del analista un objeto dúctil que se adecue a los tiempos actuales.

Para ir concluyendo: La serie de las que estas jornadas forman parte abrevan, se nutren, de la conferencia de JAM hacia el PIPOL 4, por lo que quiero recordar brevemente algunas ideas que allí se leen. Como por ejemplo recordar que en el anudamiento entre el psicoanálisis puro y el aplicado se verifican que los resultados del primero son vertidos en el segundo, como también, es de esperar, que haya un retorno del aplicado sobre el puro.

Un anudamiento con vasos comunicantes.

El psicoanálisis aplicado nos exige un esfuerzo mayor para formalizar nuestra clínica, a este esfuerzo de matematización, JAM lo llama BPS (base psicoanalítica del síntoma). Así, es nuestro desafío, podremos construir una herramienta que pueda rivalizar con el DSM.

Es de esperar, y supongo que así será, que estas jornadas se inscriban en este programa de trabajo e investigación.

Por mi parte concluyo deseándonos una labor seria, responsable y porque no con alegría.

Muchas gracias
Oscar Zack 27-9-08