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NOCHES EN LA ESCUELA
Comité de Acción
 

27 de Junio de 2013 | 21:00 hs.
Segunda Noche de trabajo hacia el IX Congreso de la AMP
14 al 18 de abril de 2014 Palais de Congrés en París.

Reseña de Gustavo Stiglitz

Transcripción de la noche

Segunda Noche de trabajo hacia el IX Congreso del Comité de Acción de la Escuela Una.- 2013 [1]
Silvia Salman[2]: En esta ocasión trabajaremos tres textos que estarán publicados en el próximo Scilicet, y que nos interesan para esta segunda noche, especialmente para abordar el tema del saber y el objeto en relación con lo real: "Saber", de Samuel Basz; "Discurso capitalista", de Mario Goldenberg, y "Causa", de Claudio Godoy. Están invitados a comentar estos textos Diana Wolodarsky, Gustavo Stiglitz y Paula Rodríguez Acquarone, quienes entrarán en interlocución con los autores y en debate con el público para explorar, interrogar y conversar sobre lo que ellos pueden esclarecer sobre el tema de nuestro próximo Congreso.

El jueves 22 de agosto trabajaremos alrededor del eje conceptual "El final del análisis en relación con el un real". Para esa ocasión invitamos a tres colegas que escribieron en el Scilicet sobre temas relativos al final del análisis y otros tres colegas van a hacer los comentarios. Esos textos son los de Mauricio Tarrab, Angélica Marchesini y Florencia Dassen, y van a hacer los comentarios Oscar Zack, Kuky Mildiner y Celeste Viñal.

Carlos Rossi[3]: Buenas noches, primero quería agradecer la invitación de Silvia a trabajar. Para mi es un gran honor estar aquí esta noche, y será un placer mayor cuando esta noche termine y sea muy productiva; los trabajos que se presentarán auguran eso y los comentarios también. Se va a trabajar sobre los textos que estarán publicados en el Scilicet del ix Congreso 2014. En primer lugar tenemos el tema del "Saber" que escribió Samuel Basz, que lo comentará Diana Wolodarsky; en segundo lugar un texto sobre la época y el discurso que se llama "Discurso capitalista", de Mario Goldenberg, que comentará Paula Rodríguez Acquarone, y finalmente el texto llamado "Causa", de Claudio Godoy, que comentará Gustavo Stiglitz. Los autores están aquí presentes. Si yo tuviera que elegir algunas de las múltiples facetas de los textos que se presentan hoy, que espero que hayan leído ya que se han difundido por mail, tomaría dos ejes como hilos generales de los textos; el primer eje es el tema del saber y del discurso, y luego un segundo eje que me parece muy interesante, es el que tiene que ver con la idea de la reconfiguración de la práctica analítica en el siglo xxi, donde coincido con lo que planteaba Juan Carlos Indart en la primera de las noches, ya que es un siglo que está empezando y del que es difícil hablar, un siglo que empezó a andar hace tan poco, y siempre los finales y comienzos de siglo comparten muchas de las cuestiones comunes. Entonces se puede leer en el eje invención y no quedar atorados en atolladeros de los que no se puede salir. Le doy la palabra a Diana.

 

Comentario del texto publicado en Scilicet, "Saber"[4] de Samuel Basz
Diana Wolodarsky

El texto de Samuel Basz hace un recorte puntual y riguroso acerca del saber, recorriendo algunos pasajes de Lacan en los Escritos y seminarios. Se inspira también no solo en lecturas de los cursos de Miller, sino fundamentalmente en la conferencia de cierre del último Congreso de la amp.

Pero también se lee una erudición en el mismo que excede al psicoanálisis y que no es sencillo acompañar exhaustivamente.

Así que tomaré algunas puntuaciones que me permiten reflexionar acerca del saber y las consecuencias en nuestra práctica. Cómo es afectado nuestro hacer en la época actual en la que el saber, podría decir, tiene un estatuto devaluado.

Lo primero que se me ocurre es el modo de acceso al saber hoy y su lazo directo al Google. El "todo saber" puede encontrarse o comprarse, y entonces, cómo agujerear ese compacto que elimine ese espejismo respecto del saber.

El autor escande algunos momentos de la enseñanza lacaniana respecto de este tema del saber. Toma "La ciencia y verdad" para dar cuenta de cómo el objeto en psicoanálisis modifica la cuestión del objeto en la ciencia. Ya allí hay una pregunta: de qué manera hoy esta afirmación sigue vigente, ¿el objeto de la ciencia es afectado por el objeto en psicoanálisis? El ascenso al cenit del objeto a, ¿permite sostener esa afirmación?

A la altura de ese escrito la verdad es causa, y el sujeto y el saber quedan tomados, según entiendo, en la suposición.

Luego aborda el Seminario 17,[5] donde Lacan desarticula el saber de la verdad y hace referencia al goce. La conocida frase: "…la verdad hermanita del goce". Es en el Seminario de Los cuatro discursos donde vemos cómo el objeto y el saber transitan entre los cuatro términos dejando, cada vez, un producto diferente. Si bien la verdad ya no es causa material, está la idea de un goce emparentado a la verdad. Es una perspectiva aún tomada por la dominancia de lo simbólico, en tanto el estatuto del objeto es del semblante. Con lo cual aún no hay manera de acceder a lo que más tarde encontraremos en el Seminario 20,[6] la disyunción entre semblante y real. Es al tomar el Seminario 20 que Samuel Basz subraya la ruptura con el saber supuesto a un Otro (lugar del significante sin barrar). Otro en el cual el sujeto hace consistir un saber (creencia en las ficciones fantasmáticas) para pasar a una frase crucial de este Seminario, en la que se separa el lenguaje del sentido, dando paso a la noción de lalengua: "El lenguaje es una elucubración de saber sobre lalengua".

Es el cambio de axiomática, la gran variación con la que nos encontramos entre la primera y la última enseñanza. Lacan introduce al significante transportando goce. Contrabandeando entre los ropajes del significante, sustancia gozante. Es el pasaje de leer el síntoma como "qué quiere decir" a leerlo en un hallazgo: "Qué se satisface en él". Finalmente, se demuestra que no es por el desciframiento, sino, por la trituración del sentido común que habita en el significante, que el jouis sense se separa del cuerpo.

Samuel Basz toma, por otra parte, una referencia de Miller en Los signos del goce: "[...] los efectos de lalengua, ya allí como saber, va mucho más allá de todo lo que el parlêtre es capaz de enunciar".

Problematizo y abro a la conversación mi reflexión sobre esta frase: Los efectos de lalengua: ¿podemos ubicar allí el acontecimiento de cuerpo? ¿Esa escritura en el cuerpo es producida por el choque del significante y la pulsión? Un saber de lalengua imposible de nombrar, un saber que no se reabsorbe en la cadena significante pero que transita en ella. O sea, ese "más allá de lo que el parlêtre puede enunciar", podemos pensarlo como lo que no alcanza de real el atravesamiento del fantasma.

Y en esa perspectiva, ¿el sinthome alcanza ese punto de real? Escombros del significante que se encontrarán en la letra, como resto.

En esa línea se subraya que se trata de un saber sin sujeto. O sea, ya no es entonces el sujeto barrado que remite un saber al Otro, sino, el saber sin sujeto, propio del parlêtre.

Ese saber que no le habla a nadie, propio del sinthome.

Entonces, la cuestión es cómo llegamos a la noción de real a partir de la transformación del saber, y cómo damos cuenta de sus consecuencias en nuestra práctica.

En tanto la verdad se inscribe del lado del ser y del semblante, queda prisionera del lenguaje y como tal, no nos dice nada de lo real. Por allí iríamos al análisis interminable. Puede decirnos del goce, del objeto que es causa en el fantasma, pero eso todavía no dice de lo real.

Si bien cuando releemos a Freud vemos que en la pulsión despunta algo de real que no logra atrapar en su lógica.

Si el goce es primero, es del Uno, habrá que elucidarlo en lalengua, un goce sin Otro cuya causa está en lo real como imposible, o más allá… en el lugar de lo imposible de escribir de la relación sexual.

En ese punto me interesa retomar la cuestión del inconsciente transferencial y el inconsciente real, y como dice Samuel Basz: "sus consecuencias en el saber…". Me interesa porque afecta directamente nuestra práctica y ahí sí, podríamos pensar que tiene alguna posibilidad de modificar al objeto de la ciencia actual.

El inconsciente freudiano reducido a un saber lleva al impasse del final del análisis. Lacan con la noción de real, demuestra que hay algo que no es interpretable, salvo (y pregunto): por la invención del parlêtre. Por la letra que inventa y revela algo inédito en lo que era la continuidad de su "perorata", ese punto de ex-sistencia a su discurso. Inconsciente real que no pide más sentidos.

El autor nos dice que a ese invento podemos llamarlo saber: "Un saber inventado…". Sería interesante desplegar el estatuto de ese saber en tanto invención. Esa referencia me llevó al artículo de Miller, "Leer un síntoma": donde subraya la diferencia entre palabra y escritura.

"El síntoma es Jano", nos dice allí Jacques-Alain Miller: "Tiene una cara de verdad y otra de real". Y nos dice que ese real lo abordamos en psicoanálisis bajo el nombre de restos sintomáticos. "Bajo el nombre de restos sintomáticos, Freud se chocó con lo real del síntoma".[7]

Este recorrido nos hace desembocar en que, lo que omite la ciencia y el mercado respecto del saber, es que se goza de un cuerpo, y que se goza en su ignorancia, hasta reventar (bajo las formas que evoca Mario Goldenberg en su texto).

Dice Miller en este artículo: "Es un goce que no es primario pero es primero en relación con el sentido que el sujeto le da, y que le da por su síntoma en tanto que interpretable".[8]

Fijación de goce y de sentido para Freud. Pero en los términos del Seminario 20 y 23 que refiere Samuel, leer un síntoma es lo opuesto: vaciar de sentido, liberar la libido de esos sentidos e inventar una nueva articulación para ella. (El destino de la pulsión al final, pregunta del Seminario 11).

Para concluir: estaríamos de acuerdo en decir que el saber trabaja en dos direcciones opuestas en el analizante y en el analista.

En el primero, en la búsqueda de sentidos, en el inconsciente transferencial que se dirige a un Otro.

En el analista: el saber que no sabe, trabaja en la dirección de salir al encuentro a la satisfacción que el parlêtre desliza en su discurso.

Podemos sostener que, en esta perspectiva, ¿se inscribe el analista trauma o el analista sinthome operando en el horizonte del inconsciente real y haciendo uso del inconsciente transferencial? Para concluir y anudar nuestra presentación a lo conversado en la reunión pasada: lo que resiste del psicoanálisis a otros discursos (al capitalista), como dijo Juan Carlos Indart la reunión pasada es "que no se puede hablar de lo real como un todo". Por ello Miller subraya el Un real. Hay al menos Un real que hace obstáculo al todo. Y termino con la afirmación de Belaga: "Hay Un real en la formación del analista".

 

Comentario del texto publicado en Scilicet "El discurso capitalista", [9] de Mario Goldenberg.
Paula Rodríguez Acquarone

El discurso capitalista plantea, como dice Mario Goldenberg, una paradoja respecto de la forma en que Lacan define los discursos como orden establecido en lo real a partir del lenguaje.

El artículo se dedicará a explorar algunos aspectos de este matema paradojal, a partir de las escasas referencias de Lacan al mismo. Referencias que están en consonancia con la declinación del Nombre del Padre y el ocaso de la tradición paterna.

Ya Freud, antes que Lacan, en la carta del 11 de marzo de 1902 escribe a Fliess: "He aprendido que este viejo mundo está regido por la autoridad, igual que el nuevo lo está por el dólar".

El discurso capitalista modifica al del amo. Por un lado, invierte el orden de los términos del lado izquierdo de la fórmula. Mario Goldenberg lee en esta inversión un imperativo a saber, siguiendo a Lacan en el Seminario 16 y luego más adelante en el Seminario 19 como un imperativo a gozar, rechazando, forcluyendo dice Lacan allí, la castración. Por otro lado, y en consonancia con ello, desaparece la imposibilidad.

Ya en el Seminario de La ética, una referencia más temprana, Lacan considera que lo que se rechaza es la relación del hombre con el deseo.

El imperativo de la plusvalía, el plus de gozar, coloca el a en el cenit y sin el ordenamiento que producía el S1, y deja a los sujetos sin vergüenza y desbrujulados.

Mario Goldenberg examina las consecuencias de este imperativo en la clínica. No son las mismas que las del S1. Menciona las drogas, los psicofármacos, los trastornos de la alimentación, para situar algunos. También encontramos sus consecuencias a nivel del lazo; se modifican las apariencias del partenaire, y aparecen nuevas formas ofrecidas por el mercado. Esto a lo que alude el artículo, es lo que en el Seminario de La ética Lacan llamará "señuelos logrados".[10]

¿Cuál es la actualización que uno podría proponerse para el psicoanálisis, o para el psicoanalista, entonces, ya que Mario Goldenberg nos plantea esta actualización como necesaria?

Agrego otra pregunta. ¿Cuáles son los nuevos imperativos que esta estructura impone al psicoanálisis? O bien, esta estructura, ¿propone nuevos imperativos al psicoanálisis?

Sabemos que se trata de sujeto por sujeto en su singularidad, esto es, el modo de gozar de lalengua es de cada parlêtre (y su estilo parásito: está vivo, se mueve, hierve, infecta).

¿Cuál es entonces la reconfiguración de la práctica que se plantea?

Cuando Jacques-Alain Miller interroga este matema se pregunta: "¿Qué sucede con el psicoanálisis en tiempos en que la nobleza está eclipsada?" Y parafraseando a Lacan va a decir: "Desde ahora, como sujetos, estarán etiquetados por significantes que no son sino significantes contables y que borrarán la singularidad del S1, transformando esa singularidad en unidades de valor".[11]

El sujeto en el discurso del capitalismo no tiene el recurso de la identificación al S1. El imperativo tiene un carácter absoluto, es para todos. El saber es clasificatorio, el mercado propone objetos para ser felices colmando la hiancia del sujeto, "rechazando la imposibilidad de la relación sexual y la singularidad de sus contingencias", como dice Mario Goldenberg.

Otra lectura posible de este matema es la que propone Juan Carlos Indart en su introducción al texto de Gide, llamado "Prometeo mal encadenado".[12] Indicó esta referencia, remito a su lectura. Lo inconmensurable de la relación entre S1 y el objeto a, es figurado en la novela por la regeneración incesante, tanto del hígado de Prometeo como de la apetencia del águila. El enigma del S1 solo, sin Otro para darle sentido, golpea y lesiona el cuerpo.

No me detendré aquí en el examen que hace Juan Carlos Indart de las soluciones que propone el Prometeo de Gide, ni en sus fracasos. Nos advierte sin embargo sobre la consistencia que adquiere el fantasma del Otro supremo en maldad y acto perverso sádico puro.

Si el malestar es ineliminable, el consumo solo puede proponer objetos del deseo, y fracasa. El sujeto hace la estructura del goce pero, dice Lacan, "solo se pueden esperar de él prácticas de recuperación".[13]

Lo que llamamos la dictadura del plus de gozar, la hipótesis de Jacques-Alain Miller en Comandatuba, y que Lacan llama la "animación feroz"[14] del plus de gozar, es que este objeto se impone al sujeto sin brújula y lo invita a atravesar las inhibiciones. De ese modo lee a --- $. "La dictadura del plus de gozar desbasta la naturaleza, hace estallar el matrimonio, dispersa la familia, modifica los cuerpos".[15]

Es con ello con lo que el psicoanálisis juega su partida.

El analista se hace causa del deseo del psicoanalizante y está destinado a ser perdido, eliminado del proceso. Es un objeto que no se recupera. Queda un resto fecundo.

El lugar del a como causa en el discurso analítico como la salida que propone Lacan, diferenciado del lugar de plus de goce, es la objeción que el psicoanalista plantea por su posición, por el lugar que ocupa al hacer resonar un objeto que no es el que se propone como un bien entre otros del consumo y que podrá cernir, en el mejor de los casos, y poner en juego esta imposibilidad ausente en el discurso capitalista.

 

Comentario del texto publicado en Scilicet, "Causa",[16] de Claudio Godoy
Gustavo Stiglitz

El de Claudio es un texto para dejarse enseñar –fiel a su estilo–, claro, sencillo y riguroso.

Eso hice, dejarme enseñar.

Para ir al punto, nos muestra, en base a referencias lacanianas en los Seminarios 11, 23 y 24 –incluidas cuestiones filosóficas– por qué todo el mundo es loco, es decir, delirante.

Parte de la mano de Hume y el "hábito" que tiene el ser hablante de relacionar la causa y el efecto. El solo hecho de ubicar allí un "hábito" ya cuestiona dicha relación. Hasta podríamos tomar lo de Hume como una buena definición de la neurosis, al menos de su vertiente significante: el hábito de interpretarlo todo de la misma manera, fantasmáticamente.

Lo que demuestra es que la relación causa-efecto es un prejuicio científico y que si hay una relación, esta es de ruptura, ya que la causa no funciona al nivel de lo real sin ley. Y que el "hábito neurótico" viene a suturar esa hiancia como respuesta a lo real de la no relación.

El hábito consiste en que solo por la experiencia repetida inferimos la causa del efecto. Pero como la naturaleza no es invariable, siempre podrían concebirse otros efectos posibles para una misma causa.

"Es entonces por su exterioridad lógica, por su carácter de hiancia y discontinuidad para la razón, que Lacan liga la causa a lo real, distinta de la determinación significante".[17]

Esto se demuestra también en las series que Lacan construye en el Seminario sobre La carta robada y en el Seminario 2. Una vez que contingentemente se pone en marcha una serie significante, esta estará determinada por las leyes del significante. Pero lo que causó dicha serie está por fuera de su lógica.

Es la misma lógica que el trauma y las respuestas del sujeto. El primero es contingente, mientras que las segundas, una vez puestas en marcha, siguen el automatón simbólico.

Este es el hallazgo del final del análisis, la causa en el lugar de la contingencia, lo que permite salir de la repetición.

Hay que decir que la condición para que esta lectura sea posible hoy, es venir de otra época, la del Nombre del Padre en el sentido de la tradición. Solo así es posible situar el golpe de los discursos de la ciencia y del capitalismo sobre dicho Nombre del Padre de la tradición, con la consecuente caída de los semblantes que velan la hiancia de la causa.

Es decir, ser un poco anacrónico es la condición para que el analista sea un verdadero contemporáneo (Definición de lo contemporáneo de G. Agamben).

El texto sitúa muy bien cuestiones fundamentales para orientar al analista en el siglo xxi y debatir con el saber imperante –el de la ciencia, la evaluación y la clasificación– que no es sino una gran defensa contra lo real.

Por ejemplo Claudio dice: "La causa como el producto residual de las redes significantes en la trayectoria de un análisis que toma consistencia en su final". Como "un real que se construye con los semblantes de la lógica y que localiza, en el objeto a, la causa del deseo que se despeja en el atravesamiento fantasmático".[18] "Lo real como causa… en el agujero que deja la ausencia de programación sexual y el ´desvío´ sintomático –y perverso, agrego con J.-A. Miller en el último Congreso– de la norma que no existe". Que esa causa es puramente contingente, como lo demuestran los testimonios del pase, "…puntas, esquirlas de real, sin ley y sin sentido,[19] en su pura contingencia, con las que habrá que desembrollarse,[20] saber arreglárselas una y otra vez" [...].

Eric Laurent planteó en el enapol de 2012, en Río de Janeiro, un ejemplo muy interesante sobre el hábito de adjudicar a un efecto una causa, así como sencillamente se desbarata un argumento tan inconsistente.

Los antidepresivos. Los científicos extraen del hecho de que estos medicamentos –al inhibir la recaptación de serotonina en la sinapsis– mejoran algunos casos de depresión, la conclusión de que la causa de esa enfermedad es el déficit de serotonina.

Bien, eso es equivalente a decir que la causa de la fiebre es un déficit de ácido acetil salicílico en sangre.

Es importante tener noción de estas inconsistencias argumentativas a la hora de debatir sobre los conceptos imperantes.

Paso ahora a algunas cuestiones que el texto me plantearon.

1. Cuando ubica a la causa como "el producto residual –subrayo producto– de las cadenas significantes en la trayectoria de un análisis, que toma consistencia en su final", Claudio es "freudiano del 900". Cuando un tal "Señor E" "Finaliza su análisis con Freud, este le escribe a Fliess: "…hay todavía un resto y sospecho que tiene que ver con la transferencia". No hay resto sino como producto de un análisis, es decir, no hay algo oculto de entrada a lo que el análisis no llega por medio de la interpretación significante. También ahí nos encontramos con la hiancia entre lo traumático contingente como causa de la neurosis y lo que al final del análisis –contingentemente–, se aísla en tanto tal.

La pregunta sobre qué es un analista, ¿no es un modo en que perdura lo irreductible de esa causa en lo real, para el analista en la Escuela?

La Escuela, ¿no es un modo de desembrollarse ante lo real, que queremos distinto de la repetición como defensa contra lo real?

2. Por otro lado y en continuidad con las referencias que Claudio toma del Seminario 11, encuentro que en el Seminario 21 Lacan retoma la cuestión de la causa casi como en una continuidad.

En el Seminario 11,[21] Lacan hace del inconsciente transferencial el camino para llegar a lo que escapa a su lógica: "el inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real… –y agrega– que puede muy bien, por su parte, no estar determinado". Un guiño a un real sin ley.

Sigue: "No les expongo muy sabiamente esta topología porque me falta tiempo…". Le falta tiempo para entender lo que le dice el trabajo con el inconsciente, unos 10 años.

En la misma página: Freud "…parte de la Etiología de las neurosis y ¿qué encuentra en el hueco, en la ranura, en la hiancia característica de la causa? Algo que pertenece al orden de lo no realizado".

En el Seminario 21 (12/2/74), hay otra cosa en el lugar de la ranura que deja la lógica: el decir verdadero. El decir verdadero es lo que nos parlotea, pasa por la ranura para suplir la ausencia de relación sexual.

Con este decir verdadero no se trata de hacer entrar lo que no marcha en lo real. Con él el parlêtre hace suposiciones, inventa.

El 19 de febrero de 1974 agrega: "Todos inventamos un truco para llenar el agujero en lo real. Allí donde no hay relación sexual eso produce troumatisme. Uno inventa lo que puede". Por eso podemos decir que lo real miente en cuanto a la causa.

En cuanto a eso, sin análisis, solo hay "hábito". El discurso de la ciencia y el capitalista promocionan cualquier hábito, pero siempre imperativo. Esto es lo que viene al lugar de la ranura. Con análisis, en el mejor de los casos, hay que desembrollarse.

Carlos Rossi: Muchas gracias Gustavo; hay preguntas de los comentadores hacia los autores de los textos, les pasaríamos la palabra a ellos. Diana le hace una pregunta directa a Samuel, se las recuerdo: sobre ese invento llamado saber, un saber inventado, sería interesante investigar el estatuto de ese saber llamado invención, que es uno de los ejes que marcaba al principio de nuestro trabajo. Lo invito a Samuel a que se extienda en esta cuestión.

Samuel Basz: La cuestión del saber es muy problemática, es un dispar completamente desatado, es decir, que no es tan fácil entender de qué se trata cuando se habla de saber.

No hay una definición de saber, no hay un concepto de saber, no disponemos en nuestro campo de la intensión del concepto, por lo tanto no hay extensión del concepto. Entonces hay que andar piloteando cuidadosamente la cuestión para darse una idea de algo que parece más bien alusivo en cuanto se trata de saber.

La transferencia con Lacan, la transferencia con Miller, nos permite arreglarnos un poquito, primero hacer un recorrido razonado y recién entonces tomar una referencia como fundamental.

Cuando Guy Briole me indica el tema del saber, me sugiere que trate de referirme a la conferencia de Miller. Por supuesto até un poquito la cuestión del saber. Traté de mostrar en los textos que menciono cómo en los distintos seminarios la noción de saber iba tomando cierta consistencia, cómo se iba desplazando, y cómo se iba vinculando con el registro de lo real y la caracterización de lo real sin ley. En este punto la única manera de avanzar es con decisiones epistémicas que solicitan una trama de invención.

El asunto es por qué Miller llama Un real para el siglo xxi, y de qué real se trata; por un lado está el real de la ciencia, de la ciencia común, la macro ciencia física que funciona, y funciona tanto que no hubiéramos podido subir por el ascensor, o ni siquiera se hubiera podido hacer el cálculo de hormigón para armar la escalera hasta el quinto piso, funciona dentro de un macro mundo, que es con ley. Si se aprieta el freno del auto y se cumplen ciertas condiciones, el auto frena; eso tiene que ver con las leyes de la cinética, leyes bien pertinentes al mundo de la ciencia…

Ahora bien, cuando se trata de la física cuántica, ya la cuestión es de un orden sin ley, está rigiendo, en lo esencial de la experiencia, el principio de incertidumbre de Heisenberg, que fue formulado en el siglo pasado, alrededor de 1920.

Respecto de nuestro real, del real pertinente a nuestra experiencia, no hay nada mejor, para mi gusto, que la definición que da Lacan en el "Prefacio para la edición alemana de los Escritos", en virtud de precisar la caracterización de lo necesario, de lo contingente y de lo imposible, y fundamentalmente cómo se demuestra lo imposible en psicoanálisis, a diferencia de la demostración de la ciencia. Si nuestro imposible está implicado en la no relación-proporción sexual, allí reside nuestro real y se demuestra por la contingencia.

Se demuestra, y por eso se puede transmitir: para la ciencia es la necesidad, es la ley la que demuestra lo imposible; para la ciencia, el punto es que también se manejan con lo imposible, pero el asunto es cómo se demuestra y cómo se trasmite.

Me parece que en el siglo xxi, para Miller, se impone Un real uno.

Es como si nos dijera: señores, estamos implicados en nuestra cultura de manera análoga al organismo que queda desarticulado, dislocado, en tanto puro organismo, porque lalangue, en el parlêtre, transformó ese organismo en cuerpo.

Esa intervención, ese disloque, que culmina en que no hay relación sexual –lo que para nosotros es sin ley–, ese disloque, propio de lo que padece la naturaleza humana, alcanza, en nuestro siglo, a toda metáfora natural en el planeta.

Como consecuencia la desazón angustiada, la indignación o la ira de los hombres, en la misma medida que la ciencia y la técnica, en el contexto del discurso capitalista, dislocan ese real.

Es lo mismo que hace lalangue con el organismo cuando lo convierte en cuerpo. Siempre habrá un retardo en aproximar una respuesta ordenada a partir de los inventos que espontáneamente pueda hacer el parlêtre para acomodarse a ese real. Es así que la vía del sinthoma adquiere todo su valor político.

Efectivamente es una consecuencia de que el Otro no existe y que los comités de ética están detrás de los efectos de la ciencia en ese real sin ley. Ese Un real es el desplazamiento de lo real del psicoanálisis al mundo de la naturaleza, que el psicoanálisis hace inteligible, que inevitablemente tiene los efectos que inquietan al parlêtre, pero que también tiene en el sinthoma, instrumento mayor alumbrado por el psicoanálisis, su horizonte político.

Carlos Rossi: Paula hace unas preguntas al texto de Mario, una sería la actualización que se podría proponer para el psicoanálisis, y la segunda es cómo piensa Mario los nuevos imperativos que esta estructura se le impone al psicoanálisis; pero yo le agregaría, porque es un tema que a mí particularmente me interesa-en cuanto a los cambios que toma Samuel y la noción de época-, dónde piensa él que se puede ubicar cronológicamente ese cambio, ya que ha escrito mucho al respecto y lo vengo siguiendo, si es que se puede ubicar. La pregunta es cuáles son los nuevos imperativos que esta estructura que Paula describe -como la declinación de los nombres del padre, el ocaso de la tradición paterna, la diferencia del imperativo de saber y el imperativo de gozar que trabaja Lacan, a la altura de sus últimos seminarios- le propone al psicoanálisis. Es una pregunta por la reconfiguración de la clínica.

Mario Goldenberg: Quería agradecer la invitación de Silvia Salman y el Comité de Acción de la Escuela Una, y me pareció muy interesante la propuesta que me hicieron los organizadores de Scilicet para que escriba sobre el discurso capitalista. Justamente es algo que vengo trabajando hace tiempo, y lo encontré como una novedad, porque en la conferencia "Patología de la ética" de Miller en San Pablo del año ´89 no habla de discurso capitalista, la argumentación era sobre el discurso del amo, el universal kantiano contra el psicoanálisis o el psicoanálisis contra lo universal; recién con El Otro que no existe y sus comités de ética apareció un repensar la época.

Miller habla al principio de un superyó lacaniano como un imperativo de goce, y en esa época se empezó a hablar de nuevas formas del síntoma, etc. De allí hay un salto a Comandatuba con el discurso hipermoderno, y con Comandatuba parecía que el discurso capitalista había quedado en un segundo plano y que el discurso hipermoderno planteado por Miller, y también planteada la hipermodernidad de Lipovesky, daba unas coordenadas interesantes respecto del discurso analítico y la actualización, porque tenía las mismas coordenadas que el discurso analítico. Ahora creo que la conferencia del año pasado en el Congreso de la amp (El nuevo orden simbólico, ¿qué consecuencias para la cura?) de Jacques-Alain Miller sobre el desorden de lo real, es un programa de investigación y es un cambio respecto de Comandatuba; volver al discurso capitalista pero en confluencia con el discurso de la ciencia.

Es algo interesantísimo, y este año estamos investigando en el seminario del Departamento de psicoanálisis y filosofía – Pensamiento contemporáneo, los síntomas actuales y su articulación con la ciencia y el mercado. Hemos descubierto a un científico amigo de la amp, el Dr. Javier Peteiro Cartelle de Galicia, que escribió un libro titulado El autoritarismo científico, a quien Bassols le hace una entrevista en su libro Tu yo no es tuyo, y también hay un artículo que se llama "Ciencia y contingencia" que publicamos en la revista Consecuencias, y me encontré con que los científicos actuales no dicen que para la ciencia hay saber en lo real, hay una recuperación de la contingencia llamativa y hay una crítica que hacen ellos mismos al cientificismo como relevo del discurso religioso, que me parece muy interesante.

Ese libro tiene un capítulo que se llama "Ciencia y mercado", que serían discurso capitalista y discurso de la ciencia. La novedad en el sentido de la actualización que planteó Miller es que la confluencia de ciencia y capitalismo pone en cuestión la tradición paterna y la naturaleza; el recorrido que él hace es un programa de investigación que nos tiene que llevar al próximo Congreso, porque cada elemento, hasta cuando habla de la magia, es para investigar, porque hace un cuestionamiento de la aspiración científica que tuvo el psicoanálisis en Freud y en Lacan, y cómo hoy, hay que repensar lo real a partir de esta confluencia con una pérdida de la tradición, y donde hoy el orden natural ya no existe, el mundo de la naturaleza hoy es un parque temático pero no un orden. Quiero resaltar del texto breve del Scilicet, porque son pocos caracteres, un tema sobre el que hay que explayarse, que es la diferencia entre el síntoma como modo de gozar singular y el superyó como mandato de goce, y esto es fundamental ubicarlo como diferencia y respecto del imperativo.

Uno de los textos de referencia ha sido El ojo absoluto de Gérard Wajcman, donde ubica el cambio de época en el atentado de las Torres gemelas, y la mundialización de la mirada. Plantea una mutación en los cuerpos, en la relación al otro y respecto del sí mismo, que lo dice en el prólogo y creo que hay que pensarlo en esa línea. Tuvimos la década del ´90, que fue una década que aparecieron todos los síntomas del orden del consumo; consumo del mercado, anorexias, bulimias, adicciones; hoy conviven los ataques de pánico con las bulimias, adicciones todas, estos modos sintomáticos que no pasan por el inconsciente; pero hay una novedad respecto de esta mundialización de la mirada y de las pantallas, que es algo para trabajar. Miller ubica las nuevas coordenadas, la ruptura con la tradición, la naturaleza que ya dejó de ser un orden natural y esta novedad entre el discurso capitalista y ciencia que hay que repensar. La batalla del autismo por ejemplo es un punto de batalla, de debate con la ciencia y el mercado, porque el autismo es un gran negocio, por un lado, y una gran confrontación para el psicoanálisis respecto de cierto discurso cientificista que intenta ubicarlo como un trastorno genético.

Silvia Salman: El texto de "causa" los elegimos junto con el de "saber" y el de "discurso capitalista" porque justamente descompletaba de alguna manera lo que estos textos proponían. Quiero decir algo que escuché para ponerlo en juego siguiendo lo que planteaban Paula y Diana respecto de estos dos textos. Vos Diana retomabas lo que decía Samuel, te preguntabas y replanteabas de qué manera seguía vigente hoy la idea de que el objeto del psicoanálisis podía modificar o criticar el objeto de la ciencia. Paula responde a eso cuando dice que el analista en el lugar del objeto a, en el discurso analítico, hace objeción al lugar del objeto al que empuja la ciencia. Me parece que de alguna manera Paula responde a eso, al menos ofrece una posibilidad manteniendo vigente la presencia del discurso analítico. Y es un contrapunto respecto de estos dos textos que nos presentan Samuel y Mario, si están de acuerdo.

Siguiendo con la serie de las respuestas de Paula y de Diana, me parece que Gustavo sitúa una diferencia en esa misma serie, cuando ubica cómo el desembrollarse de lo real que estaría del lado efectivamente del analista, del discurso del analista, se distingue del defenderse contra lo real. Y yo quería sumar una pregunta que pude extraer del texto de Claudio, una diferencia entre lo que es el objeto a como causa y el Uno como causa. Que al objeto a como causa se lo trata con los semblantes de la lógica, que es lo que Gustavo ubicaba muy bien retomando tu trabajo, como producto de un análisis. Y que el Uno como causa, se presenta de otra manera, no queda atrapado en los semblantes de la lógica, y esto nos da otra posición del analista. El objeto a como causa desemboca en el analista como semblante en el discurso analítico y el Uno como causa, y Diana lo mencionaba también, desemboca más bien en el analista como traumático.

Claudio Godoy: En primer lugar quisiera agradecer el comentario de Gustavo. Es interesante lo que señalaba sobre el Freud del 900. La propuesta de Lacan en el Seminario 11 implica una relectura de ese Freud porque se trata del encuentro fallido con lo real como trauma, como causa del automaton significante y, por lo tanto, de un real que, para cernirlo lógicamente, requiere recorrer las redes del automaton. En mi trabajo sobre la "Causa" trataba de ubicar dos momentos. El primero ligado a la tyché en el Seminario 11, a ese punto azaroso, fuera de la cadena, que aparece claramente en Hume como la disyunción entre la ley y la causa. Ubicaba allí un antecedente de lo que luego, en un segundo momento, se radicaliza en la formalización del Uno. Destacaba así una referencia que, en el Seminario 11, anticipa esta perspectiva: cuando Lacan introduce el concepto de clinamen, también mencionado recientemente por J.-A. Miller en "Leer un síntoma".

Considero importante este concepto para nuestro trabajo en torno a lo real porque remite a la física atomista –la de Demócrito, luego retomada por Lucrecio en De Natura Rerum–, la cual aborda la naturaleza no como un mero orden armonioso, sino que parte de los elementos desconectados, de las piezas sueltas, del Uno solo. Es luego, por el efecto de una desviación, de un choque, de una contingencia, que se produce un orden posible. El clinamen en el pensamiento de Demócrito y Lucrecio es el operador que hace surgir, del caos y los elementos sueltos, un orden; pero también el que puede hacerlo volver al caos. En ese sentido, algunos autores –como Michel Serres– plantean que la física del caos va más allá de la física determinista clásica, produciendo un retorno a la concepción de Lucrecio. Esta concepción fue reprimida por la tradición occidental que tendió a divinizar la naturaleza como "orden". Se abren así dos vías: o lo primero es el "orden" –suposición difícil entonces de separar de la de Dios– o lo primero es el elemento suelto, en su pura contingencia. Considero que la última enseñanza de Lacan se inclina sobre esta segunda perspectiva. Quizás estemos en sintonía con aquello a lo que, según algunos pensadores, parece asomarse la ciencia contemporánea: que lo real y lo racional se aproximan solo en determinados fragmentos, en puntas, en archipiélagos, pero que el océano de lo real excede a la ley y al determinismo. Porque dicho océano es, en última instancia, caótico.

Gabriela Basz: Quisiera formular una pregunta a la mesa sobre una frase fuerte que ha circulado, cómo la podemos pensar: me refiero a "cultura forclusiva" o "forclusión de la castración". En principio esto implicaría el campo de la psicosis, que, entiendo, no es lo mismo que "todos locos" o "todos delirantes". Me parece que conviene pensarlo como un empuje a reducir los efectos de la castración. Me interesa que lo retomemos.

Silvia Salman: Algunas puntuaciones a partir de lo que se trabajó; entonces el Un real nos interesaría en relación a la práctica fundamentalmente. ¿Ese Un real como causa sería del orden de lo imposible o sería del orden de lo contingente? o ¿hay un entrecruzamiento de ambos? En mis testimonios en algún momento trabajé lo que pensaba que era en mi caso, lo real como imposible con el significante desanimado y lo real como contingente, en ese significante encarnada que surgió al final del análisis, y el entrecruzamiento entre esos dos lugares, pero me parece que es algo que tenemos que precisar. En relación a la cuestión del saber y del objeto, y teniendo como referencia el discurso capitalista, el de la ciencia y la naturaleza, encuentro mayor dificultad en situar esto y en delimitar en todo caso de qué nos ocupamos nosotros y en qué punto hay una intersección posible con la ciencia. Hoy salió un What´s Up, que es el Boletín del Congreso que Guy Briole puso en marcha, y allí se indica un link para ir a un texto de Miquel Bassols en el que toma especialmente un párrafo de la "Nota italiana" donde Lacan distingue lo que es el saber para la ciencia y el saber para el psicoanálisis. Allí Lacan dice que tenemos que contar con ese saber, tenemos que contar con ese discurso, tenemos que contar con ese objeto; hay un punto no sé si de diálogo, pero que nuestro Un real no es sin el real, sin ese ese "lo" real de la ciencia. Quizás en la próxima noche que vamos a trabajar los finales de análisis, podamos retomar este debate acerca del Un real para el psicoanálisis.

Carlos Rossi: Estoy muy contento, como diría mi hija (risas); las conclusiones fueron por suerte dispares, lo cual abre a la idea de que el programa de investigación es interesante para seguir avanzando en esta disparidad de múltiples respuestas. Les agradecemos mucho.

 


Notas

  1. La primera Noche del Comité de Acción de la Escuela Una 20`13, está publicada en El Caldero, nueva serie, de la Escuela n 22 Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Grama ediciones, Bs. As. 2014, p. 36
  2. Texto desgrabado, con revisión del autor
  3. Texto desgrabado, sin revisión del autor
  4. Basz, S., "Saber", Scilicet, Un real para el siglo xxi, volumen del ix Congreso de la amp. Grama ediciones, Bs. As., 2014, p. 314
  5. Lacan, J., El seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1992.
  6. Lacan, J., El seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Bs. As., 2006.
  7. Miller, J.-A., "Leer un síntoma" Revista Lacaniana de psicoanálisis N 12, Grama Ediciones, 2012, p.p. 14-15
  8. Ibíd. p. 16
  9. Goldenberg, M., "El discurso capitalista", Scilicet, Un real para el siglo xxi, volumen del ix Congreso de la amp, Grama, Bs. As., 2014, p. 120.
  10. Lacan, J., El Seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1988, p. 91
  11. Miller, J.-A., "Nota sobre la vergüenza" (2002). En: http://www.eolsantafe.org.ar/index.php/articulos/archivo-de-articulos/66-nota-sobre-la-verguenza
  12. Indart, J. C., "Introducción" a El Prometeo mal encadenado, de André Gide, Madrid, Biblioteca del Taller, 1998.
  13. Lacan, J., El Seminario, Libro 16, De un Otro al otro, Paidós, Bs. As., 2008, p. 104
  14. Ibíd., p. 105
  15. Miller, J.-A., "Una fantasía" Revista lacaniana de psicoanálisis N 3, publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana. grama ediciones,2005, Bs. As., p.9
  16. Godoy, C., "Causa", Scilicet, Un real para el siglo xxi, volumen del ix Congreso de la amp, Grama, Bs. As., 2014, p. 57.
  17. Godoy, C., "Causa", Scilicet, Un real para el siglo xxi, volumen del ix Congreso de la amp, op. cit.,, p. 57
  18. Ibíd., p. 58
  19. Cf. Lacan, J., El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs. As., 2006, p. 135.
  20. Cf. Lacan, J., Seminario 24. L´insu que sait de l´unebevue s´aile a mourre, clase del 11-01-77. Inédito.
  21. Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1987, p. 30.

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