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El cartel
El cuaderno de navegación

N°5 - Octubre 22 de 2006
Pase y cambio de posición subjetiva
Patricia Kerszenblat
 
En el presente trabajo me propongo responder a la pregunta por el cambio de posición subjetiva verificado en el pase, que motivó en mi la investigación en este cartel que trabajó sobre testimonios de diferentes AE, en distintas épocas de la elaboración teórica acerca de este tema. Esta nos ha resultado una instancia interesante para indagar diferentes rasgos en los fines de análisis testimoniados.

Fue en la proposición del 67 donde J. Lacan propone la cuestión del pase como procedimiento para implementar en la Escuela y allí habló del AE o analista de la Escuela como aquel que puede testimoniar de los problemas cruciales del análisis

Mi rasgo está esencialmente asociado a comprobar si en los testimonios se pueden ver claramente cuestiones que demuestren una verdadera incidencia del análisis con respecto a la posición subjetiva. Parto de la premisa de una modificación de la posición de goce, testimoniada por varios AE en sus pases.

Sin embargo resta la pregunta por si esta modificación se da en su totalidad y si el sujeto deja definitivamente, luego de finalizar su análisis, de gozar de aquello de lo que gozaba, ¿Se cura para siempre del goce estragante que implica un padecimiento a veces insoportable e ilimitado pero al cual paradógicamente no puede renunciar?

En el fin del análisis aparece el acto analítico por exelencia, el momento clínico del pase, es decir, el pasaje de analizante a analista. Allí se podría producir aquello a lo que Lacan denominó en pocas oportunidades como el atravesamiento del fantasma. "En este vuelco donde el sujeto ve zozobrar la seguridad que le daba ese fantasma donde se constituye para cada quien su ventana sobre lo real, se percibe que el asidero del deseo no es más que el de un deser".[1]

Esta es una apuesta ambiciosa con respecto al final del análisis que implicaría que luego de levantar el velo que es el fantasma y encontrarse con un real, el sujeto llegaría a un despertar, a una claridad definitiva en relación a sus padecimientos y estos comenzarían a caer, a desinvestirse, y a no tener ya mayor importancia en la vida del sujeto.

Esta claridad, iluminacion de lo real y del objeto en juego lo encontramos en diferentes testimonios de la época en la que lo prioritario era dar cuenta del atravesamiento que en el caso de B. Horne tomó la forma del rayo de luz y como consecuencia de este la precipitación al pase y en el de V. Palomera, la del trueno. Ambos testimoniaron de un cambio de posición subjetiva que en el caso del primero implicó entre otras cuestiones una iluminación de la nada que el objeto a recubría y que produjo que la angustia nunca volviera a aparecer de la misma manera que antes en su vida.

Por otra parte Palomera se refiere a una pérdida del brillo fálico, y un ir más allá de ese fantasma que había servido para desconocer la pulsión para protegerse de ella, para arribar al saber sobre su goce. Además en un escrito que realiza en relación a su pase denominado "A mortal coil", afirma que el objeto con el que se encuentra en su caso, es la mirada, al cual se reduce el analista y siempre hay que entenderlo en relación al goce, ya que el a es un semblante que hace de velo, de tapón hasta que se descubre cual es el objeto y de qué goza el sujeto. "Ese es tu goce" o "ese eres tu gozando"

Sin embargo en el seminario 24, L’insú, en su clase del 16 de noviembre, la pregunta que se formula J. Lacan es ¿a qué se identifica uno al final del análisis ? y la respuesta siguiente: a su síntoma. Luego, cito "conocer su síntoma quiere decir saber hacer con, saber desembrollarlo, manipularlo... Saber hacer allí con su síntoma, ése es el fin del análisis. Hay que reconocer que esto es corto". Aquí podría decirse que en la otra vertiente del fin de análisis que implica la identificación al síntoma, ya no hay una idea tan ambiciosa. El término corto lo demuestra, ya no se espera un completo despertar sobre lo real, ni una resolución total del síntoma, sino un saber acerca de, arreglárselas con el , hacer un buen uso de el. Habría una diferencia que es más clara en idioma francés entre "saber hacer" (savoir faire) y "saber arreglárselas" o "saber hacer ahí" (savoir y faire) como aparece en el seminario 24, ya que el saber hacer tiene que ver con un cosa muy conocida que no se modifica y el savoir y faire con el síntoma tiene más que ver con algo que no se conoce totalmente y que puede dar sorpresas, más del orden de lo contigente. "Por eso del lado del saber hacer está lo universal y del saber arreglárselas está lo particular" [2]

Por lo tanto no es que el sujeto cambie esencialmente ni que se cure por completo, sino que logra posicionarse de otra manera en relación a eso y puede maniobrar con el en su vida. En consecuencia hay algo referido a un cambio de posición subjetiva pero no en su totalidad, sino solo en parte.

En el comentario que J.-A. Miller hace sobre la presentación del testimonio de B. Horne en Paris, desarrolla la idea de que a pesar del pase hay algo del modo de gozar del sujeto que no se modifica, que sigue siendo constante y cito: "... Difícilmente se pueda hablar en términos de borramiento total (no es por otra parte lo que usted hace) ...La palabra permite cambiar algo en lo real que es del orden de "a" como semblante porque "a" se encuentra en el camino de lo simbólico a lo real, pero no agota todo lo que corresponde al goce."

Se podría afirmar que a partir de la topología y con su teoría de los nudos, la estructura es concebida como un nudo borromeo que al final del análisis no se disuelve sino que se anuda de otra forma, quizás transformándose en un nudo diferente. "Puedo confirmarlo, que el hecho de haber franqueado un psicoanálisis no podría ser vuelto a llevar al estado anterior". [3]

Es decir que el despertar no es completo y hay "parte del sujeto que permanece sumergido" [4] y que se tratará de que pueda embrollarse, ligarse de otra forma a esto que le producía su padecimiento.

Si bien está lo que cambió, tambien algunos AE han dado cuenta de lo que no cambió y (esto reviste mucho interés). En el caso de B. Horne se refiere al punto de indecible asociado al punto de sin sentido que resta y tambien a la dimensión del goce que aparece como sorpresa en el mundo y que por más que se haya circunscripto , no se consigue reducirla. Por su parte Hugo Freda en el comentario sobre su testimonio hecho en la Escuela hace pocas semanas, habla de lo incurable que queda como resto de un análisis y se pregunta ¿qué se hace con lo incurable que es lo mejor que un sujeto tiene?. Algunos testimonian de una posición a la que se arriba pero que no es definitiva y que podría modificarse y por qué no requerir extraer otra tajada (tranche), como lo dice J. Lacan en el seminario 24 ( L’insú).

Es dable conjeturar que dar otra vuelta al propio análisis en algún otro momento luego de haberlo concluido e incluso luego de haber sido nominado AE (como varios ex AE lo testimonian) no debería implicar un valor menor al que tienen tanto el final de análisis como el dispositivo del pase.

 
 
Notas
1- Lacan Jacques. El Seminario 24 L’insú...
2- Miller J.-A. Y Laurent E. El Otro que no existe y sus comités de ética. LACAN J. Proposición del 9 de octubre de 1967. Testimonios del pase de V. Palomera, B. Horne, H. Freda y M. Tarrab.
3- Lacan Jacques. El Seminario 24 L’insú...
4- Miller J.-A. Y Laurent E. El Otro que no existe y sus comités de ética. LACAN J. Proposición del 9 de octubre de 1967. Testimonios del pase de V. Palomera, B. Horne, H. Freda y M. Tarrab.