Adriana Rubistein en las Jornadas de la Red sección Córdoba 27-28/7/08

Los dispositivos asistenciales: examen de las consecuencias en la formación de analistas.

"La red asistencial contribuye a extender la acción lacaniana en la ciudad al mismo tiempo que tiene un efecto de formación del analista, creando dispositivos institucionales que permiten tensar nuestros conceptos, flexibilizarlos y ponerlos a prueba a la luz de la práctica ".

La convocatoria de estas jornadas y el título de la mesa, me llevó a pensar sobre las consecuencias que la fundación de la red asistencial de la eol tuvo y tiene en la formación de los analistas de la escuela.

Para eso me voy a remontar brevemente a lo que implicó la fundación de la red, los dispositivos que la sostuvieron y sus efectos en el interior de la escuela.

He planteado en otro trabajo [1] que la fundación de la red se anticipó en acto a su propia conceptualización, (una conceptualización que todavía está en marcha) , y que fue en un "a posteriori" que la red pudo pensarse como parte de una política de acción lacaniana en la ciudad.

Cuando se armó la red, los analistas ya estábamos en la ciudad, estábamos en los hospitales, en escuelas, en juzgados, pero estábamos a título personal. No había una oferta de asistencia a la ciudad con puerta propia. En la escuela se hablaba de lo que hacíamos en los consultorios y lo que hacíamos en otros lugares era silenciado. No era legítimamente considerado psicoanálisis. En la escuela se hablaba del fin de análisis, y si un tratamiento no llegaba a su fin, era considerado una interrupción. La entrada en análisis requería ser puesta en forma en todos los casos y si eso no se lograba, quedaba un espacio desvalorizado de entrevistas, preliminares a una posible entrada. No se hablaba de los efectos del encuentro con un analista aún si no había entrada en análisis. Tampoco se ponía en cuestión el tema del dinero, considerado condición sin ecuanon para un tratamiento y si era posible, caro. Dinero y tiempo eran temas muy conversados respecto de las condiciones de atención en los hospitales, pero eso no pasaba a la escuela. Incluso algunos decían que si no había pago ni tiempo indeterminado, no era posible el análisis y que el análisis empezaría en el consultorio con el pago. La variedad de demandas era también un tema discutido en los hospitales, pero en la escuela se daba por supuesto que si no había síntoma analítico, y si no se instalaba la transferencia como SSS, no podíamos pensar dignamente en el análisis. Eran también tiempos en que la dimensión terapéutica del psicoanálisis era desvalorizada en nombre de una cura por añadidura que parecía desinteresarse de sus efectos.

En cada uno de estos temas hubo una revisión y en alguna medida la red permitió repensar estos temas a la luz de la experiencia, acompañando la consigna política del psicoanálisis aplicado a nivel de la asociación mundial. Vemos entonces una articulación entre la dimensión política del psicoanálisis, la epistémica y la clínica. Creo que en cierta medida, la red de la eol es un equivalente de lo que fue la sección de psicoanálisis aplicado en la escuela de Lacan: un espacio a partir del cual "contribuir a la experiencia psicoanalítica; mediante la crítica de sus indicaciones en sus resultados, - por la puesta a prueba de los términos categóricos y de las estructuras que en ellos introduje como sustentos de la recta línea de la praxis freudiana, - esto en el examen clínico, en las definiciones nosográficas, en la posición misma de los proyectos terapéuticos."

Eso tuvo y tiene sin dudas consecuencias en la formación de los analistas.

La red constituyó entonces en aquél horizonte, una novedad y una exigencia, todavía antes de que habláramos de psicoanálisis aplicado. Fue necesario pensar el psicoanálisis en el marco de la institución, cuando para nosotros la institución iba contra el psicoanálisis. Pensar qué presencia tiene la Eol en la red. Tiempo, dinero e institución, especialmente la derivación y la admisión, se convirtieron en temas reiterados en nuestros encuentros de trabajo. Había que volver a pensar muchas cosas a la luz de las nuevas condiciones de esta oferta. Fue necesario inventar dispositivos y revisar el alcance de nuestros conceptos en las nuevas condiciones de aplicación.

Cuando pienso en la formación del analista, pienso en "efectos de formación", tomando una expresión acuñada para el congreso mundial sobre la formación del analista. Se produce como efecto de lecturas, del análisis personal, de las supervisiones, de la experiencia en cada caso. La formación es un saldo que queda en cada uno como consecuencia del trabajo producido en diferentes espacios.

No se trata de que la red busque per se la formación de los analistas. Esa es tarea de la escuela. La escuela tiene que asegurar la formación de sus analistas. Y la red es y fue uno de sus dispositivos.

Se ha dicho que se trata de la formación de los analistas en el marco del psicoanálisis aplicado. ¿Pero que entendemos por psicoanálisis aplicado? Es que en la red se hace un psicoanálisis diferente? No lo creo.

Me parece que el término psicoanálisis aplicado incluye varias cosas.

Si tomamos al Lacan de Gide "El psicoanálisis sólo se aplica, en sentido propio, como tratamiento y, por lo tanto, a un sujeto que habla y oye". Entonces en los consultorios y no solo en la red, hacemos psicoanálisis aplicado, decir, psicoanálisis.

Pero el psicoanálisis aplicado fue una consigna política para reubicar al psicoanálisis en el mundo, recuperar la dimensión terapéutica, darle un lugar en el campo de la salud y en los impasse de otros saberes. Se buscó darle al psicoanálisis un alcance mucho mayor que la atención clásica en consultorio.

En el consultorio, y en la red, no se sabe "a priori" hasta dónde llegará cada recorrido de análisis. Es en la marcha que eso se produce y se sabe après coup. No se trata para nosotros, como en la IPA, de distinguir un psicoanálisis terapéutico y otro didáctico.

Pero hay psicoanálisis aplicado en diferentes dispositivos y eso implica que la intervención se recorta de diversas maneras según el dispositivo No es lo mismo intervenir en una urgencia, tener algunas entrevistas de pareja, intervenir en violencia familiar, en interconsulta, o incluso en dispositivos no clínicos como escuelas o juzgados. Cada dispositivo requiere tener en cuenta el recorte de la demanda y exige la plasticidad del analista como diría Miller en "Las contraindicaciones al tratamiento analítico." En cada caso algo del deseo del deseo del analista y de su orientación, marca la modalidad de respuesta en tanto la intervención tiene en cuenta el deseo, el goce y la castración real operando a pesar de las condiciones de la intervención y de las tácticas variadas que se requieren. La diferencia entre táctica, estrategia y política conserva a mi entender todo su alcance Y hace a la formación del analista "saber hacer" con el lugar de objeto que tomamos en la transferencia.

Pero volvamos a la red. El psicoanálisis aplicado en la red no se distingue tan fácilmente de la atención en consultorio. Porque no tiene tiempo, y todos sabemos que el tema del dinero se acuerda también en las consultas por fuera de la red. Pero la variedad de las demandas y la presencia de la institución, exige repensar las condiciones de la transferencia, de la interpretación, del síntoma, del tiempo y del dinero.

Quizás si tuviera que decir que es lo que me parece específico de la red tomaría la admisión, que es la presencia de la institución, y la posibilidad del trabajo de discusión clínica que la red permite a través de lo que fueron hasta ahora los grupos de reflexión clínica. Eso abrió la posibilidad de ir construyendo una comunidad clínica a partir del trabajo conjunto en distintos espacios.

La red implica dispositivos de trabajo que tienen consecuencias de formación. Dispositivos por donde transita el encuentro entre los analistas, la revisión de los casos, el planteamiento de preguntas. Esos grupos, que funcionan desde el principio tuvieron momentos más o menos productivos pero tuvieron un valor: hablar de la clínica tal como es. Se muestra y se discute la clínica con sus dificultades, se trabaja sobre la peculiaridad de las demandas y sobre la posición del analista.

Es cierto que en algunos momentos los grupos de discusión sirvieron también para discutir problemas institucionales y malestares y también para producir trabajos para encuentros y jornadas. Son un marco que da cuerpo a la red. Un espacio en donde se articula la dimensión política, con la epistémica y la clínica. Producen efectos de formación.

La red está hoy en revisión, con la idea de hacer crecer su lugar en la ciudad y fortalecer su lugar en la escuela y en la formación de los analistas. Quizás haya cosas por modificar. Preservar el espacio de la discusión de casos como tarea privilegiada, mejorar las condiciones para el trabajo de investigación y de producción que permita aprovechar la casuística que tenemos y hacer que eso reverbere hacia adentro, incluso enriqueciendo el psicoanálisis puro y hacia afuera. Quizás también podamos aprender de ella algo más sobre la articulación entre psicoanálisis puro y aplicado.

El psicoanálisis aplicado, efecto de una política de la AMP, requiere su reubicación y su límite. Creo que estamos en la cresta de una ola que todavía no ha dado su vuelta y que seguramente exigirá resituar su alcance y sus condiciones, para no banalizar el psicoanálisis, para no perder de vista lo más puro del psicoanálisis y la exigencia de formación del analista que la práctica requiere.

En eso estamos