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Trauma

La serie, lo serio

El Trauma, el psicoanalista y su acto

Lo que despierta en el análisis[1]
Manuel Carrasco Quintana

Lacan se pregunta cómo es que los sueños pueden hacer surgir repetidamente al trauma en tanto encuentro con lo real, al mismo tiempo que están al servicio del principio de placer, es decir del dormir.

¿Qué estatuto darle a esas apariciones traumáticas que se dan en los sueños, bajo la forma de pesadillas? ¿Producen un verdadero despertar?

Estas preguntas fueron los disparadores de este trabajo de cartel, situadas en relación a un caso en el que los sueños vinculados a la muerte aparecían a repetición hasta que se produjo, transferencialmente, una deriva hacia un “soñé una vez más con mi amiga…la muerte”.

Lacan nos advierte que la pesadilla nos impide el acceso a un verdadero despertar ”un sueño te despierta justo en el momento en el que podría soltar la verdad…nos despertamos sólo para seguir soñando”[2].Es que el único deseo fundamental en el sueño es el deseo de dormir. Entonces, no hay un verdadero despertar, como lo advertiría Lacan al final de su obra.

Sigamos la pista del deseo entonces. “El deseo del sueño no es más que deseo de cobrar sentido, y a ello satisface la interpretación psicoanalítica”.[3] De aquí podemos recortar que hay un deseo en juego. Hay varios nombres para ese deseo. El deseo de dormir o, su equivalente, el deseo de cobrar sentido. Pero a ese deseo se le contrapone otro, el deseo del analista como deseo de despertar. Un despertar distinto al despertar del sueño que no es más que un deseo de seguir durmiendo. El analista debe saber que “del inconsciente no le llega a través del sueño más que el sentido incoherente que éste fábula para vestir de frase lo que articula”.[4]

Finalmente, me gusta pensar que se trata de una puja de deseos. El deseo de dormir o de cobrar sentido, solidario a la idea de que todo sueño es finalmente una resistencia a lo real, versus el deseo del analista que opera intentando mostrar esa falla del sentido. O, como lo dice Lacan, “sería totalmente excesivo decir que el analista sabe de qué modo operar. Lo que sería necesario es que sepa operar convenientemente.”[5] Lo que despierta, entonces, en todo caso, no son las pesadillas sino el deseo del analista.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

NOTAS

  1. Cartel: “Sueños en análisis. Lo que adormece y lo que despierta”. Cartelizantezantes: Griselda Lozano, Yasmina Romano, Analía Rodriguez, Ricardo Seldes. Más Uno: Manuel Carrasco Quintana
  2. Lacan, J., El seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, p. 60, Bs. As.: Ed. Paidós, 2002.
  3. Lacan, J., Reseñas con interpolaciones del Seminario de la ética, p. 22, Bs. As.: Ed. Hacia el tercer encuentro del Campo Freudiano, Buenos Aires, 1984.
  4. Ibidem
  5. Lacan, J., El momento de concluir, clase 15 de noviembre de 1977, inédito.