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Trauma

La serie, lo serio

El Trauma, el psicoanalista y su acto

Trauma del diagnóstico, trauma del analista [1]
Vera Gorali

I) Parto del axioma lacaniano "el analista es dos en su práctica".

Es el que se ofrece como partenaire-síntoma a su analizante y también el que re-flexiona acerca de la experiencia, extrayendo su lógica.

Esta elaboración se vuelca en controles, presentaciones y escritos que las Escuelas de Orientación Lacaniana esperan de sus miembros y participantes.

Las razones son explícitas: no alcanza con el saber supuesto que asegura el amor de transferencia.

Es necesario el saber expuesto como pilar de la construcción de una transferencia de trabajo.

Es lo que se denomina "formalización de la experiencia". La formalización es el intento de abordar su real en la dimensión de lo simbólico para su transmisión.

Abordaje que no será matemáticamente integral. El aplanamiento implica un no-todo, una pérdida estructural.

La escritura del caso, al forzar la transformación de lo tridimensional en bidimensional, provoca en el analista un sentimiento de angustia, cuando no síntomas o inhibiciones. Lo cual no lo exime de dar cuenta de las razones de su quehacer.

La formalización implica redoblar el aplanamiento del pasaje de lalangue a la lengua compartida.

Cuando lo hacemos siguiendo una lógica modal se percibe que los agujeros del nudo sólo aparecen al dibujar el nudo sobre una superficie; también ahí podemos situar los puntos de cruce de los anillos.

Esta operación de simbolización formal equivale a trazar un modelo de inconsciente lacaniano, superficial, biplano, definido por el futuro anterior.

El nudo manipulable que armamos con tres anillos no nos permite aprehender los agujeros. Es solo un ejemplo material, consistente, del objeto matemático cuya condición es abstracta y real.

El nudo real no se aloja ni en la figurabilidad ni en su consistencia imaginaria.

El nudo real es un número abstracto.

II) Formalizar no es sencillo. Supone, como dijimos, la transmisión no integral del campo conformado por el dicho analizante en conjunción con el acto del analista, su decir. Es aquí donde se puede constatar que en esta hiancia aparece algo que me propongo nombrar como el trauma del analista.

La ineficacia del lenguaje para absorber el acontecimiento de cuerpo, así como la inevitable producción de restos sintomáticos a lo largo de la cura nos lleva a buscar en la clínica borromea una solución posible.

Es en sus cruces y trenzas donde según Lacan se pueden conjugar la sincronía y pero también la diacronía de la experiencia analítica, desde la entrada de análisis hasta el momento del pase conclusivo.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

BIBLIOGRAFÍA

  • Lacan, J , “La pequeña diferencia”, El seminario libro 19 ...O peor, p 11, Bs As: Ed. Paidós, 2012.
  • Miller, J.- A., “El traumatismo de la lengua”, Piezas sueltas, p 47, Bs. As.: Ed. Paidós, 2013.

NOTAS

  1. Cartel Fulgurante: “Trauma y Cuerpo”. Cartelizantes: Celina Camps, Marcela Molinari, Mariela Gutierrez, Raquel Garcés, Verónica Escudero, Verónica Di Batista, Liliana Juan, Rosana Salvatori, Gisela Calderón. Más Uno: Vera Gorali.