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Trauma

La serie, lo serio

Huellas del Trauma

Vivencia del tiempo en el cuerpo[1]
Claudia E. Levit

Si desde sus inicios el 2020 no viene siendo un año traumático, no sabría cómo nombrarlo. La realidad que vivíamos ha sido conmovida. De un día para el otro pasó el borrador por la pizarra y quedó una superficie blanca, sin sentido

Un afuera peligroso, a veces un espacio interior amenazante, por lo que conlleva la soledad absoluta o la convivencia de 24 hs con otros.

Un nuevo tiempo se inició. ¿Qué tiempo es aquel, cuya legislación que regía la vieja realidad cayó? Ya sin los viajes necesarios que unen los distintos escenarios donde realizábamos nuestra vida, sin las pausas entre uno y otro, sin el compromiso obligado del cuerpo a andar calles, cruzar avenidas, entrar y salir de distintos lugares.

El tiempo anterior era la preparación para salir hacia… Podríamos ubicar una particularidad del tiempo en la realidad, que tal vez pasaba velada en las horas y los escenarios de cada día y la experimentación en nuestros cuerpos. ¿Cuál es?

A pocos meses de la irrupción de la pandemia por Covid 19 y la cuarentena forzada, la afectación en los parletres se expresa en decires que evidencian un trastorno del tiempo experimentado: falta de sentido para levantarse de la cama, un excesoo una severa dificultad para dormir, incluso alteración del horario del descanso para evitar el encuentro con otros convivientes…

Angustia y desconcierto, desasosiego, inquietud, formas múltiples de malestar. ¿Cómo considerar el tiempo que experimenta el cuerpo?

Pensemos el tiempo en psicoanálisis. Lacan expresa en Posición del inconsciente que “(…) el sujeto traduce una sincronía significante en esa primordial pulsación temporal (…)”.[2] Se trata de la temporalización del par significante, cuyo efecto es que el sujeto sea vehiculizado en la cadena significante. El sujeto es el presente instantáneo sin duración temporal.

Lacan en el Seminario 5 señala que “(…) un discurso requiere tiempo, tiene una dimensión en el tiempo, un espesor”[3]. En La erótica del tiempo Miller habla de otro presente, el de la experiencia, cuyo espesor del presente viene de la libido. “(...) Por un lado hay sujeto puntual y evanescente de la articulación significante, que además, como saben, está ligado al objeto a” (...) “El objeto no sólo es una consistencia lógica sino un resto de una parte del cuerpo: El objeto anal, el objeto vocal, cada uno de ellos supone ocupar un cierto lugar y un cierto tiempo”. [4] Cada uno es “(…) un producto, un resto y, como tal, encarna la inercia del goce. A él le podemos atribuir los fenómenos de desaceleración del tiempo y, correlativamente la inversión de esos fenómenos en aceleración.”[5]

Evoco la afectación del tiempo experimentado en los decires evocados. Y la queja por la pérdida de la propia rutina, de una realidad constituida por un nudo borromeo de tres cuerdas: R, S e I, anudado por la cuarta, el sinthome, un hacer de cada uno. Ese nudo de muchos parlêtres,sufrió embates por efectos de una fractura, irrupción de la pandemia, un borrón en la pizarra de las realidades pretéritas.

El tiempo puede vivenciarse como efectos de goce en el cuerpo, por eso puede experimentarse como lentísimo o veloz.

Efectos de goce en el cuerpo con qué hacer, con el que inventar una nueva rutina, una nueva realidad, por y para cada uno…

NOTAS

  1. Cartel Fulgurante: “Trauma”. Cartelizantes: Carmen Palmieri, Susana Biglieri, Silvia Jacobo, Mariela Fernández, Mirta Prilik y Graciela de la Llera. Más Uno: Cristina Lima
  2. Lacan, J., “Posición del inconsciente”, Escritos 2, p. 814, Bs. As.: Siglo Veintiuno Editores, 1987.
  3. Lacan, J.,. “El Famillonario”, El Seminario Libro 5, p. 17, Bs. As.: Ed. Paidós, 2004.
  4. Miller, J.- A., La erótica del tiempo y otros textos, p. 45, Bs. As.: Ed. Tres Haches, 2014.
  5. Ibidem, p. 46.