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La serie, lo serio
Huellas del Trauma
Trauma- Superyó. Lo que falla [1]
Guillermo Jorge
Tomar la noción de trauma es retomar la lectura de Lacan de los primeros trabajos de Freud.
Él concibe al trauma como un cuerpo extraño que hay que sacar para aliviar el síntoma, hacer consciente lo inconsciente hasta el límite impuesto por la roca viva. El hallazgo del protón pseudos le revela el valor ficcional de la verdad subjetiva, y allí se anudan las fantasías a la sexualidad polimorfa en la formación de síntomas. La represión primaria, ligada a la palabra y el lenguaje, se ligan al trauma
En Lacan esto se traduce: corte y separación. En efecto, el trauma liga al tiempo de corte, de este intervalo que deja en suspenso, fuera del límite de lo no simbolizable. El sujeto se aloja entre inscripción y pérdida.
Para Lacan un sujeto es lo que representa un significante para otro significante, es decir un sujeto que se aloja en un vacío de significación, ya que lo que lo une y separa a dos significantes es un corte.
Desde esta perspectiva el sujeto surge si hay discontinuidad temporal, esta conduce al trauma, ligado al campo de la palabra en el que hay algo imposible de reconocer, en donde el sentido se detiene (intraducible). El fantasma viene a orientar la significación del trauma, porque la marca de este perdura e impone la repetición.
Si tomamos la referencia de la metáfora paterna, el superyó se presenta referido a lo que no es absorbido, no es negativizado por la incidencia simbólica. El superyó se presenta como sentimiento de culpa, mortificación, y una satisfacción orientada por el fantasma que extrae de esa exhortación. Sabemos que para Freud el superyó proviene de lo oído, pero a sus fuentes pulsionales la aporta la dimensión del ello, sede de las más oscuras pulsiones de muerte.
En el texto de Kant con Sade Lacan da cuenta de la separación radical entre el bien y el bienestar y el principio de la conciencia moral como goce. Se trata respecto al superyó de un profundo cuestionamiento del bien como valor, y cada renuncia pulsional incrementa la severidad. Lacan lo llama goce.
Marie-Helene Brousse define al superyó como un enunciado discordante, desconectado de lo simbólico y congelado, que impone al conocimiento dialectizado del orden simbólico una limitación. Es una escisión para el sujeto de su relación con la ley.
Lacan en el Seminario10 La Angustia dice que el superyó produce angustia, señala una relación entre el superyó y la voz. Separa la forma gramatical de la orden, el imperativo de la voz que la sostiene, y separa el enunciado de la voz que la pronuncia.
Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre
BIBLIOGRAFÍA
NOTAS