La serie, lo serio

Huellas del Trauma

Trauma imagen cuerpo[1]
Liliana Juan

Los recuerdos son algo que tenemos o algo que hemos perdido, dice la protagonista de La otra mujer al finalizar la película de Woody Allen. Una mujer en análisis va produciendo la suposición de haber sufrido de niña una situación de abuso sexual de la que solo conserva la imagen clara del lugar donde cree que algo de ese orden sucedió. Cada vez que se encontraba en un lugar similar al de la imagen, experimentaba sensaciones corporales de angustia y temor y un fuerte impulso a escapar de allí. Interroga a su madre, quien confirma ese episodio.

Nos encontramos entonces con un fragmento, más bien un borde del episodio traumático, que pareciera encriptar en una imagen el suceso que resulta inaccesible al recuerdo.

¿Cuál es el lazo de estas imágenes y vivencias corporales con el episodio traumático imposible de recordar pero también imposible de olvidar?

¿Qué registro queda del momento del impacto traumático? Hay memoria en juego, de ello dan cuenta estas imágenes y manifestaciones corporales fijas pero no se expresan en recuerdo.

S. Freud, en la Carta 52 a Fliess[2] habla de huella mnémica. La define como el contenido que ingresa al aparato psíquico a partir de la percepción. Dice: “de vez en cuando el material preexistente de huellas mnémicas experimenta una reordenación según nuevos nexos, una reescritura y una re-transcripción. Las fallas en las re-transcripciones tienen que ver con la represión.”

La fijeza en las imágenes y en las sensaciones corporales no parecen responder al funcionamiento de las formaciones del inconsciente. Para que haya recuerdo tiene que haber pérdida, sustitución, como plantea Freud con la idea de la reescritura de la huella mnémica.Tampoco opera la represión en estas manifestaciones inconmovibles.

M.H. Brousse[3] en la presentación que tituló La Huella entre memoria y olvido, interroga estos puntos. Trabaja para ello párrafos de textos de tres escritores.

De Proust señala la diferencia que hay entre el momento de la memoria y el tiempo del recuerdo, en el que logra re-clasificar las cosas, nombrarlas.

De A. Apellfeld ubica la relación de la memoria con el lugar y con el cuerpo.

De W. G. Sebald, señala que lo que le importa es la imagen, ciertas imágenes que se imprimen de una manera definitiva, aún si no son nombradas.M.-H.Brousse plantea dos órdenes diferentes para la memoria y el recuerdo.

Ella señala que el punto común de estos autores es la memoria ligada a la huella. Dice: “La memoria no es del orden de la subjetividad, en el sentido de la división subjetiva como si lo es el olvido. La memoria está hecha de huellas, que están ligadas a marcas sobre el cuerpo pulsional.”[4]

En este sentido el análisis puede facilitar un cierto enlace de esas emergencias fijas, invariables al inconsciente transferencial.

Dice M.-H. Brousse: la huella en un análisis puede volverse marca, se elabora en marca, y de alguna manera se vuelve algo del orden de “una invención memorial”[5].

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre