|
|
La serie, lo serio
Huellas del Trauma
De repente en lo profundo del bosque[1]
María Marta Manso
Además de ser hermoso, el título de la novela de Oz reúne lo sorpresivo y lo extraño que son dos de las condiciones que debe reunir un acontecimiento, según Freud, para que tenga un efecto traumático. Lo volví a encontrar, repetidamente en estas notas.
Luego de dar muchas vueltas entusiasmada por la propuesta de pensar el trauma, pero también un poco perdida en relación a la elección del rasgo, consentí a la sugerencia/intervención de Vera de no dejar pasar el gusto, el sabor por la literatura.
Las vueltas que di me llevaron a leer como el psicoanálisis se ha acercado a la literatura y lo que se ha escrito de esa insistencia en el uso de la obra de arte especialmente la literatura, como ejemplo, como recurso que grafica un concepto, o en muchas ocasiones como paciente desconociendo que el psicoanálisis se aplica sobre sujetos que hablan y oyen.
Lo que el psicoanálisis ubica es lo que no se sabe, el agujero. Da luz sobre eso, lo ilumina no explica ni interpreta al autor o a los personajes. La letra hace de litoral, de frontera entre lo simbólico y lo real, dibuja el borde del agujero en el saber propio de lo simbólico operación que al intentar colmar nos remite a lo real del goce.
Esa frontera, ese litoral muda hacia lo literal, lo que no nos remite a ningún significado metafórico; la literatura copia el uso que cada uno hace de la lalengua más allá de los sentidos que se pongan en juego. El psicoanálisis ubica de qué modo un texto recorta un vacío o lo obtura, que hace de borde entre la palabra y el vacío. Esto inasimilable, eso que sólo se puede bordear, que la literatura pone de relieve haciendo con el vacío es una de las formas de conceptualizar lo traumático. Siendo lo traumático el encuentro con lo real, el discurso insiste en abordar ese real inasimilable, imposible de representar. Entonces se trata de pensar de qué manera podemos hacer borde, desde el psicoanálisis, con ese agujero en el discurso, en el texto.
Se trata de qué uso podemos hacer de la letra que, al mismo tiempo que señala un vacío, también intenta llenarlo, lo tacha en la misma operación.
Podemos pensar eso irreductible como ese grano de arena extraño, extranjero que al mismo tiempo forma parte de la novela.
El trauma es algo familiar que se ha vuelto extraño en el encuentro con un acontecimiento exterior, un elemento extraterritorial dentro del propio territorio: éxtimo. Hay un elemento extraño familiarmente ligado. Eso es lo que lo hace ominoso.
Líneas para seguir investigando. Me pregunto: de qué manera podemos pensar ese cuerpo afectado por lalangue, de qué cuerpo se trata (sobre todo ahora que se encuentra mediatizado, imaginarizado por las pantallas), qué es la letra, de qué modo lalangue afecta al cuerpo a partir de lo ominoso. Ese elemento extraño, no simbolizable, perturba el campo de lo imaginario haciendo visible lo invisible.
Pienso si el modo en el que el psicoanálisis se acerca a la literatura no es un modo de hacer en realidad con los textos, con los discursos que los pacientes traen, no poniendo el acento en lo metafórico sino en la literalidad, no en los efectos de sentido sino en lo que cada uno hace con lalangue. Como en nuestra clínica, podemos pensar la escritura como lo que rodea, enmarca un vacío.
BIBLIOGRAFÍA
NOTAS
