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La serie, lo serio
Huellas del Trauma
Un toque de alegría[1]
Marcela Di Bella
Contraer la peste[2]en diciembre de 1992 fue un momento de alegría. Algo tocó mi cuerpo. De esa época tengo el recuerdo de una pregunta: ¿Del deseo de uno se puede saber?
Una conversación reemplazará las Jornadas anuales de la EOL. Su título TRAUMAΣ me interroga. Lo primero que leo es: una sumatoria de traumas. La letra griega Sigma, reemplaza la S final. J.-A. Miller escribe así Síntoma. ¿Será parte de la conversación la elección de esta letra?
De la suma de lecturas de textos e intentando que decanten algunas respuestas a la invitación del argumento: ¿a qué llamamos Trauma los psicoanalistas?, elijo una:
“Tal es la versión última del trauma sexual en Lacan: No hay relación sexual. De algún modo, esto nos da el axioma de los traumas, y no nos permite saber cuándo, cómo ni con quién se produjo o se producirá el trauma, pero nos asegura que lo habrá, que en cualquier caso lo hay. No hay relación sexual significa que en cualquier caso no hay buena relación del sujeto con la sexualidad.”[3]
Si siempre hay trauma, el goce en su definición de lo más singular de cada uno, ¿viene como respuesta?
Sostener la pregunta por mi deseo, me orientó para ser practicante del psicoanálisis.
Pero entonces: “... ¿ qué alegría encontramos en eso que constituye nuestro trabajo?”[4]
Volviendo a mi pregunta por el deseo, e intentando escribir qué de mi trabajo como analista hace que reciba alegremente a alguien, ubico que el deseo que causa alegría es aquel que está amarrado a un goce, y el deseo que tiene una condición de goce toca el cuerpo.
“… detrás del goce, hay gaudía, “alegría”[5]
El psicoanálisis es una apuesta que inicia con el amor. La transferencia de trabajo se renueva en algunos encuentros haciendo lazo con otros que entusiasman. Trauma, goce, deseo y alegría: un análisis permite que suceda algo nuevo. Cada cual es responsable de hacer algo que le introduzca un poco de aire[6]
Crear la atmósfera para que la vacilación subjetiva, interpretar asumiendo el riesgo de que la mayoría de las veces vamos a errar, y si de vez en cuando algo pasa con algún analizante, vale la pena.
Un toque de alegría en pandemia.
NOTAS