Para suscribirse a EOL postal escribir a equipoeolpostal@gmail.com
Jornadas y eventos
Conversación EOL 2020 TRAUMAΣ

Argumento
Organización
Dispositivo de trabajo
Inscripción
Programa
La serie, lo serio - Textos
Van tomando la palabra - Videos
Bibliografía
Noches

Trauma

La serie, lo serio

Huellas del Trauma

No. Lo soñé[1]
Marcela Ruda

“¡Qué pesadilla la que estamos viviendo!” es seguramente la frase que más se ha dicho en este contexto de pandemia, junto con el aumento de la actividad onírica. Experiencias traumáticas nos ligan con los sueños traumáticos. En ambos el sujeto, en términos freudianos, se encuentra en una posición pasiva, pero los sueños tienen sello de fabricación. Por este motivo, resulta enigmático que el sujeto mismo se empeñe en su producción.

Para esclarecer esto habría que distinguir dentro de las pesadillas, los sueños de angustia de los sueños traumáticos. En Más allá del principio del placer, Freud explica que la diferencia entre ellos es el susto, la sorpresa del accidente, presente en los últimos.

Los sueños traumáticos intentan reintegrar al paciente, dice Freud, a la situación del accidente, desarrollando la angustia que no aconteció. Es decir, lo que se repite no es lo mismo, sino que se incorpora la angustia, que no había tenido lugar, como última barrera protectora. Tomemos aquí, como un hilo de Ariadna, un concepto interesante: lo que no ocurrió.

Al respecto, Miquel Bassols, en su conferencia La llamada perdida[2] señala que en los sueños traumáticos lo que se despliega no es solamente lo que había ocurrido como accidente, sino lo que no ocurrió (por ejemplo, no haber ayudado a alguien o no haber tomado el tren anterior y evitar así el accidente). Llega así a la fórmula: lo que “no cesaba de no ocurrir” que, por supuesto, se asocia con lo real, lo imposible, y su fórmula “no cesa de no escribirse”, que es lo que empuja a la repetición. Empuja a repetir sobre un punto que no se puede decir, no se puede representar.

También sorprende la diferencia entre la contingencia del hecho traumático frente a la reiteración del sueño traumático. Freud amplía su respuesta a partir de las misteriosas tendencias masoquistas del yo, su carácter demoníaco. Y también, la fijación al trauma.

Ahora bien, si tomamos la fórmula de lo real, quizás debamos pensar que estos sueños están más cerca de la fórmula del síntoma, “no cesa de escribirse”. Dado lo real, el trauma, el sujeto fi(x)ionaliza diferentes respuestas. Por eso me pregunto si el sueño traumático es, dentro de los sueños, el que más se aproxima al síntoma.

Retomemos nuestro hilo jugando con la sintaxis: lo que no ocurrió es que no morimos. Tenemos la lengua y la sexualidad pero también la muerte como propulsores del trauma. Quizás no la tenemos tan presente y repetimos la fórmula “no hay relación sexual” con mayor facilidad, porque de las tres probablemente la muerte sea la mayor de las imposibilidades.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

NOTAS

  1. Cartel: “Trauma y sinthome”. Integrantes: Marisa Morao, Silvia De Luca, Alejandra Glaze. Más uno: Gabriela Basz.
  2. Bassols, M., “La llamada perdida del trauma y la respuesta del psicoanalista”, en: http://www.eol-laplata.org/blog/index.php/la-llamada-perdida-del-trauma-y-la-respuesta-del-psicoanalista/