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Trauma

La serie, lo serio

Huellas del Trauma

Trauma, invención y escritura [1]
Mariana Li Fraini

Si el trauma es uno de los nombres de lo real, es porque él designa en cada ser hablante la herida producida por su entrada en el lenguaje, la marca singular del encuentro con un goce disruptivo al tiempo que agujereado, goce que no cesará de escribirse, a partir del imposible de escribir, el de la relación sexual.

Parto para abordar la articulación entre el trauma y la escritura de una referencia de Lacan:“todos sabemos porque todos inventamos un truco para llenar el agujero (trou) en lo real… donde no hay relación sexual, eso produce troumatismo, uno inventa, uno inventa lo que puede”[2]. Mediante un juego homofónico vincula entonces el trauma y el agujero para señalar luego que donde hay agujero en lo real – y por lo tanto nada que descubrir – el inconsciente inventa, inventa un saber. No se trata aquí del saber articulado, puro forzamiento[3], sino de un “depósito, sedimento que se produce en cada uno cuando comienza a abordar esa relación sexual a la que no llegará nunca”[4]. Del enjambre zumbante, del murmullo de lalengua que hace troumatismo en el encuentro con el cuerpo, se escribirá de modo indeleble un saber real ahí donde la relación sexual no cesa de no escribirse. Pasaje de la irrupción del traumatismo a su escritura, a la escritura de su huella en el cuerpo.

Es esta la operación misma del síntoma, a partir de la cual lo que contingentemente se escribe, no cesará de hacerlo. Los puntos suspensivos a los que Lacan asemeja el síntoma[5] señalan, en la iteración de la letra de goce, el truco (tour) necesario que el inconsciente inventa para bordear el agujero (trou), para “ver el borde de lo real”[6].

En tanto se trata entonces de una escritura que implica el agujero, tendrá destino de equivocación en la elucubración que el inconsciente lenguajero haga de ella. Lo que permitirá también que pueda ser leída en el decir de un analizante. La interpretación analítica podrá leer ese depósito literal a través del equívoco y de ese modo hacer resonar el trauma tanto en su

dimensión de goce como de agujero. Produciendo de ese modo una reducción del delirio de sentido tejido alrededor del síntoma-traumapara extraer su real. Cernir más allá del fantasma, ese semelfactivo que en la clínica es denominado el traumatismo y que consiste en el encuentro con el goce”[7]. Lo que queda del síntoma una vez interpretado. Su iteración, esa que hace del síntoma algo “correlativo a una inscripción en tanto que permanente”[8]y con la que, en el mejor de los casos, habrá que saber hacer.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

NOTAS

  1. Dupla: Camila Candioti- Gustavo Slatopolsky (responsables).
  2. Lacan, J., Seminario 21 Los no incautos yerran, clase del 12/2/74, inédito.
  3. Idem.
  4. Idem.
  5. Lacan, J., Seminario 22 RSI, clase del 21/1/75, inédito.
  6. Lacan, J., Seminario 21 Los no incautos yerran, clase del 19/2/74, inédito.
  7. Miller, J.-A., El Ser y el Uno o El Uno solo, clase del 4/5/11, inédito.
  8. Idem.