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Trauma

La serie, lo serio

Huellas del Trauma

La disrupción del goce en el acontecimiento traumático [1]
Patricia Lucero

En el parlêtre la irrupción de las palabras produce una perturbación en la homeostasis del goce. Será un significante al que Lacan llama Uno, el que de un modo disruptivo, marcará el cuerpo con un goce singular, acontecimiento que opera como trauma. Dicho goce será inolvidable, se repetirá conmemorando cada vez dicha irrupción. Efecto de una fijación que significa que hay un Uno de goce que vuelve siempre al mismo lugar.

El concepto de “no relación sexual” revela la disyunción entre el goce y el Otro. Hay un S1 solo, sin ninguna relación al S2. Entonces ya no se trata del inconsciente estructurado como un lenguaje, sino del inconsciente, en cuanto está hecho de lalengua[2]..

Lalengua hecha de sonidos, música y palabras, “como una integral de equívocos” [3], está constituida por una serie de significantes aislados, de letras, cuyo significado el sujeto desconoce; es enigmático para él. Si no hay articulación significante en juego, ésta implica una x, y en este sentido, la letra es de lectura imposible. “Lo que se hace en el discurso analítico es leer –la letra del goce- y esto no se hace sin el decir, sin la cadena significante. (…) La letra es un efecto de discurso.”[4]

Como ejemplo de la disrupción de lalengua, Miller[5] toma un recuerdo temprano del escritor Michel Leiris, que éste cita en su obra Biffures[6]: de niño, mientras jugaba con unos soldaditos, cogió el que más le gustaba, pero se le cayó y por un instante temió que se le hubiera roto al chocar con el suelo. Al ver que eso no había pasado, exclamó con gran alegría: ¡Lizmente! (en vez de ¡felizmente!). Ese término expresaba adecuadamente lo que sentía. Pero se sintió desconcertado cuando su madre le corrigió: “No se dice ‘lizmente’, se dice ‘felizmente”. Leiris refiere su extrañeza ante ese “felizmente” que venía del otro y que no resonaba del mismo modo en su cuerpo. Algo cayó entonces para él de su relación con la felicidad. Su posición subjetiva quedó ligada a la desgracia.

Constatamos por este relato, que un cuerpo hablante, es un cuerpo hablado por ciertas contingencias, de un decir que produjo acontecimiento, de eso nos enteramos por las consecuencias.

Michel Leiris hizo un largo análisis después de un intento de suicidio grave. Como escritor nunca le consentiría a nadie decirle cómo se dicen las palabras, pues él mismo se erigió en el amo de las deformaciones que introdujo en su escritura.
Así vemos cómo lo que primero fue jaculatoria dicha por el niño, terminó escribiéndose como letra de goce.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

NOTAS

  1. Cartel: “Clínica del trauma”. Cartelizantes: Amaya Estela, Anzorena Mariana, Finos Marcela, Lucero Patricia. Más Uno: Norma Sierra
  2. Lacan, J., El Seminario. Libro 20 Aun, p. 166, Bs. As: Ed. Paidós, 1995.
  3. Miller, J.-A., "El escrito en la palabra", El lenguaje, aparato del goce, p. 91, Bs. As.: Ed. Colección Diva, 2000.
  4. Álvarez, M.,La lectura del Psicoanalista. Psicoanálisis y Letra. Recuperado de http://www.elblogdemargaritaalvarez.com/2010/01/psicoanalisis-y-letra-ii-la-lectura-del.html
  5. idem [3], p. 88.
  6. Leiris, M., Biffures (La règle du jeu I),Paris: Gallimard, 1975.