La serie, lo serio

Huellas del Trauma

Síntoma y trauma. Continuidad y discontinuidad [1]
Paula Ferder

En El Seminario 11, Lacan localiza la discontinuidad la forma esencial en que se presenta el inconsciente, como el hallazgo que emerge en una hiancia, una sorpresa, una vacilación.

En la clase 5 del mismo Seminario, desarrolla la función de la tyché como una cita siempre reiterada con un real que se escabulle. Lo real en tanto inasimilable, se presentó en la historia del psicoanálisis bajo la forma del trauma.

¿Qué hace el sujeto frente al trauma? En efecto, el trauma es concebido como algo que ha de ser taponado por la homeostasis subjetivante que orienta todo el funcionamiento definido por el principio del placer[2].. En la búsqueda de recomponer la homeostasis como continuidad, la operación subjetiva es buscar un tapón, una solución.

La ligazón del trauma al inconsciente no permanecerá igual hacia la última enseñanza de Lacan. E. Laurent esclarece el punto inasimilable del trauma desde nuevas coordenadas. Más profundamente aún, la inmersión en el lenguaje es traumática porque comporta en su centro una no-relación. La no-relación sexual no es jamás escrita. Queda siempre como una regla que falta inventar, pero que siempre está en falta. Es lo que hace que Lacan haya podido decir que el traumatismo es en última instancia el trauma sexual[3]. El síntoma vendrá, como invención singular, al lugar de la regla que no hay. Pero al estar siempre en falta, se reanuda el sufrimiento frente a cada encuentro con lo imposible de aprehender.

¿Cómo generar una discontinuidad que no implique el relanzamiento de un circuito condenado a ser fallido? Es en el nudo que los goces se reparten, se dividen. Si el síntoma no se reduce al goce fálico ¿Se puede intervenir sobre un goce, resonando Otro?

La interpretación busca lograr amansarlo hasta el punto en que el lenguaje pueda hacer con el equívoco, permitiendo ganar el terreno que separa el síntoma de lo que les voy a enseñar en mis dibujitos, sin que el síntoma se reduzca a la irrupción de anomalía en qué consiste el goce fálico”[4].

La interpretación analítica puede generar una discontinuidad en la continuidad de la repetición del goce fálico, haciendo resonar ese Goce Otro al que el síntoma en su trayecto de cuarto que anuda, también recorre. Vacío de significación y resonancia de un goce en el cuerpo se esperan de la experiencia analítica como un punto inédito de detención.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre