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La serie, lo serio
Huellas del Trauma
Trauma y Cuerpo[1]
Rosario Pera
Creemos que tenemos un cuerpo. Supuesto que se asienta en la experiencia de unidad que localiza una satisfacción pulsional. Sin embargo, tener un cuerpo es algo que nadie tiene completamente asegurado. “El cuerpo siempre levanta campamento” dirá Lacan en el Seminario 23. Se puede ubicar así una relación traumática del parletre con su cuerpo. Nos arriesgamos a decir que si hay cuerpo hay trauma. El encuentro del significante y el parlêtre es del orden de un choque, que impacta de tal modo que deja una huella permanente. Se sitúa allí una dimensión estructural del trauma. La incidencia del significante, en su aspecto sonoro, recorta la carne. De este impacto resulta la marca corporal que define la matriz del cuerpo hablante. Este es el afecto esencial, el que traza lalengua sobre el cuerpo y al que van a remitir la serie de acontecimientos traumáticos de la vida del parlêtre. Es esta marca la que torna al cuerpo superficie de inscripción. Hay marca porque hay un efecto de afecto, la huella de un goce perturbador que permanece y deja al descubierto el nudo del acontecimiento traumático.
A lo largo de su enseñanza, Lacan ha ubicado de diversas maneras al cuerpo. Incluso en el período estructuralista, no perdió de vista la necesidad de pasar por él, definiendo a lo imaginario como sumidero de goce o planteando que el síntoma toma sus elementos corporales como significantes. Sin embargo, es a partir del último Lacan y de la sustitución de la noción de sujeto por parlêtre, que le da al cuerpo el estatuto real, lugar del goce.
La nueva relación que Lacan va a ubicar entre simbólico y real, a partir del Seminario 20, ya no se tratará del significante que mata al cuerpo sino de que éste será la vía de posibilidad para que el cuerpo diga. Este cuerpo que no le habla a nadie, que se goza a sí mismo. Es por este goce que el parlêtre siente que lo tiene. Un acontecimiento de cuerpo es el efecto corporal del significante.
BIBLIOGRAFÍA
NOTAS
