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Trauma

La serie, lo serio

Troumanos: invenciones y arreglos singulares

Una imagen indeleble: trauma, cuerpo y sinthome[1]
Ana Cecilia González

Hay trauma.

Es la hipótesis cero del psicoanálisis, histórica y estructuralmente, según Freud.

Hay troumatismo.

Es el impacto de lalengua, tal fue la conclusión de Lacan.

Entre uno y otro, una línea hipernítida, en el psicoanálisis y en cada análisis llevado a su fin.

El trauma está en el núcleo de la estructura, que se muestra como un puñado de elementos, minimalista.

En este texto quiero destacar el valor de una imagen que se vuelve indeleble, cuando logra engarzar tres de ellos: trauma, cuerpo y sinthome.

“El agua que se desliza por las grietas”[2], es la imagen de la que testimonio Cecilia Gasbarro, “índice del encuentro inmemorial con lalengua”[3].

Ese momento, en el que un S1 percute y agujerea, sólo puede ser construido en análisis: un broncoespasmo en la pileta del club, “una experiencia de cierre de la salida del aire y a la vez el deslizamiento del agua en el cuerpo”[4]. No hay recuerdo, sólo retazos de dichos y el asma de un hermano mayor.

Así, el cuerpo se constituye a partir del trauma. Lacan llega a decir que el cuerpo es un agujero. “Simplemente, de su cuerpo no tiene estrictamente ninguna idea. Cree que es yo [moi]. Cada uno cree que es él. Es un agujero. Y después, afuera está la imagen. Y con esta imagen hace el mundo”[5]. Podemos leer esta cita de dos modos: 1- la imagen es la del cuerpo, en su vertiente especular; 2- la imagen es cualquier imagen, destacando la contingencia radical de una imagen que hace cuerpo, que permite anudar y ulteriormente agarrar el imaginario corporal desfalleciente, ante cada nuevo traumatismo.

Luego, en otro tiempo lógico, de esa imagen se hará un mundo, es decir, se montará el fantasma. Ello tiene lugar mediante la inserción en una escena y la prevalencia de un objeto a: el agua de una lluvia torrencial se desliza por las grietas de la casa, mientras las hermanas Danaides intentan contenerla con baldes, bajo la mirada triste del padre.

Cuando el análisis logra por fin conmover el “engrampado” del síntoma con el fantasma y el goce fálico, aquel se suelta y habilita para otros usos. Solo entonces podemos situar su valor de sinthome que hace lugar a Otro goce, en el cuerpo: del agua que se desliza por la grieta del S(A) barrado, a la pasión por el deslizamiento, la diferencia absoluta de un parlêtre.

Para concluir, una cita de J.-A. Miller que ahora me resulta un poco menos enigmática: “La respuesta última que trae el Seminario El momento de concluir es que este significante nuevo no es un significante, sino más bien una imagen”.[6]

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

NOTAS

  1. Cartel: “Trauma y consentimiento”. Cartelizantes: Mariela Yern, Paula Rodríguez Aquarone, Manuel Zlotnik, Ana Cecilia González. Más Uno: Angélica Marchesini.
  2. Título de un testimonio presentado en el VIII Enapol en la mesa “Una imagen indeleble en el análisis”, San Pablo, Julio de 2015, inédito.
  3. Gorostiza, L., “Opacidad del analista-trauma”, texto de la primera Noche preparatoria Conversación 2020, inédito.
  4. Gasbarro, C., “Equivocar el síntoma”, LacanianaNº 23, EOL, Bs. As.: Ed Grama, 2017.
  5. Lacan, J. “El fenómeno lacaniano”, Uno por UnoNº 46, Barcelona: Eolia, 1998.
  6. Miller, J.-A : El ultimísimo Lacan, p. 246, Bs. As.: Ed. Paidós, 2013,