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Trauma

La serie, lo serio

Troumanos: invenciones y arreglos singulares

Trauma y Arte[1]
Por Julieta Kraemer

Escrito con lápiz en el vagón sellado

Aquí en este vagón
soy Eva
con mi hijo Abel.
Si ves a mi otro hijo,
Caín, hijo del hombre,
dile que yo...

Dan Pagis.

Resiste e insiste a lo largo de los desarrollos del psicoanálisis y sus movimientos, el interés por el arte. ¿Puede ello esclarecer algo del análisis?, ¿puede pensarse como un modo, que -al decir de Lacan- no sólo permita un saber hacer, sino sostener algo del discurso psicoanalítico que no se deja cooptar por el discurso amo?

El arte, al igual que la experiencia del psicoanálisis, es una praxis que le da la posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico. Si el traumatismo es precisamente un factor ante el cual los esfuerzos del principio de placer fracasan, algo de eso irreductible que no puede tramitarse vía el significante, podrá entrar en juego con aquello que posibilita el arte como invención. Aquello que bordea, delimita, contornea eso que insiste con la crudeza del encuentro de la carne con el cuerpo. Incidencia de la lengua en el ser que habla aún haciendo gozar al parlêtre.

Una obra de arte no es solo una organización significante, porque a partir del Seminario VII el funcionamiento significante aparece en una dimensión no reductible a la del significante, esto implica que se constituye como lugar vacío y un lugar de origen para otra representación. El discurso del amo va a intentar evitar o soldar ese vacío.

El arte al igual que la experiencia del psicoanálisis no van a evitar ni a obturar, pero si bordean el vacío central de la Cosa. El arte como “organizador del vacío” lo define Lacan a la altura del Seminario de La Ética: lo bello como velo de lo inconsciente.

En R.S.I Lacan dice que la escritura implica una afectación del cuerpo, aconteciendo un nuevo anudamiento. El nudo mismo es una escritura. Y esta escritura soporta un Real. Quizás la apuesta sea pensar cómo el arte puede producir ese otro anudamiento, funcionar como escritura en el sentido de ser un modo de respuesta a lo real, a aquello que está exento de sentido; cernir este real imposible y de allí por supuesto, que la escritura esté en relación con lo que no puede escribirse.

Las marcas del horror ante una masacre, ante un hecho de semejante envergadura como la que se cita brevemente con Dan Pagis acerca de la Shoá, muestra el inagotable esfuerzo del cine, las artes plásticas, la música, la danza, las performances, y la escritura para darle un “tratamiento” a lo traumático que implica ese real imposible de inscribirse y de hacerlo entrar en una lógica, o en un sentido donde nada de eso es posible de explicarse aún.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

NOTAS

  1. Cartel Fulgurante: “Traumotismos”. Cartelizantes: Carlos Trujillo, Julieta Kraemer, Juan Pablo Dellamea, Damián Leikis, Nicolás Zalazar , Gustavo Gómez. Más Uno: Carmen González Táboas.