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Noches

Trauma

La serie, lo serio

Troumanos: invenciones y arreglos singulares

El choque de lalangue sobre el cuerpo[1]
Mariana Schwartzman

Este escrito es la síntesis de lo que estoy trabajando en un cartel fulgurante sobre el trauma, con Luis Tudanca como Más uno.

La pregunta que me hice fue la del choque entre lalangue y el cuerpo, que indefectiblemente me llevó al trauma y, tomando el caso Juanito a partir de la Conferencia de Ginebra, incluyó al sinthoma.

Si hay un agujero real para el ser hablante, que es el no hay relación sexual, el troumatisme es el que muestra pero también tapa el agujero. El trauma es lo disruptivo, es algo que aparece sin sentido y perfora, es por eso que en la última enseñanza se precisa del sinthoma para anudar, para zurcir. Ese sinthoma no es el del final del análisis, está desde el principio.

El trou no es únicamente agujero del no hay, es un intermediario entre el no hay y la historia. Trae también el hay. Tanto en Freud como en Lacan, el hay sería irrupción de goce fálico y esto es lo que se ilustra con Hans en dicha Conferencia, al tomar sus primeras erecciones.

El trauma entonces tiene dos caras: la no relación sexual y el goce. Si hablamos de goce fálico-pulsional, hablamos de goce y de significante. Antes del traumatismo hay goce autoerótico y en cierto instante un goce hétero irrumpe y muestra el agujero del no hay. La respuesta privilegiada a esta irrupción es el sinthoma, el truco, que anuda. Lalangue entra aquí en juego, ya que es la que transporta, vehiculiza ese goce, es la acción del significante sobre el cuerpo. Este simbólico, a la luz de la última enseñanza, es sin sentido, es por eso que en Ginebra Lacan dice que Juanito se asusta, que ese goce lo asusta. El trauma podría pensarse entonces como algo de uno mismo que a uno lo asusta.

El trauma, sin sentido, tiene que ver con lo sexual… pero también está en juego lalangue, lo inasimilable. No hablamos aquí de lo simbólico que miente, que es delirio, lo simbólico como benefactor y como orden. Aquí no hay orden simbólico, se trata de un murmullo, de ruidos que el lenguaje intentará, fallidamente, ordenar.

Volviendo al goce fálico, Lacan dice que es parasitario. A esto se lo puede entender como un organismo que vive en el cuerpo a expensas del organismo… el significante mismo hace vivir el goce fálico. Es real pero efecto del significante (sería como la pulga del significante).

Por último, como esto es choque con el cuerpo pero fuera de cuerpo, podría pensarse que si uno se desembrolla de algo de esto, de lo simbólico, gozaría más de la vida. Este goce sí es en el cuerpo, entre real e imaginario, más allá de lo simbólico.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

NOTAS

  1. Cartel: “Trauma”. Cartelizantes: Karina Castro, Fernanda Maillat, Alma Montiel, Mariana Schwartzman, Belén Zubillaga. Más Uno: Luis Tudanca.